Un 5 de junio pero 2009, Las Ventas de Madrid vivió otra de sus tardes de gloria.
Luis Francisco Esplá se despedía de Madrid por la puerta grande de Las Ventas ¡Y menuda despedida! La soñada por cualquier torero en el año de su retirada. «Beato» lidiado en cuarto lugar, fue premiado con la vuelta al ruedo. Previamente Esplá lo cuajó desde principio a fin por los dos pitones.
Antonio Lorca, poco amigo de desbordarse con un torero o un otro, exclamó :
Ni en sus mejores sueños hubiera imaginado Luis Francisco Esplá una despedida de Madrid como la que ayer tuvo la oportunidad de gozar. Salir a hombros de tu propio hijo, también torero, por la puerta grande de Las Ventas entre el clamor popular debe ser una experiencia religiosa, inimaginable e inenarrable. Llegó a la calle de Alcalá en volandas, con una paliza encima, desmadejado, casi desnudo, pero con una inmensa felicidad reflejada en su cara.
Juan Pelegrin, fotógrafo de Las Ventas, escribió : La tarde de Esplá en Las Ventas empezó a las siete menos diez, apurando, como siempre. Esta señora le esperaba con sus flores. Más que dárselas, se las estampó. Un poco más y sale con ellas troqueladas en el vestido. La pasión.
Antes de empezar la faena el público le tributa su admiración y el fotógrafo nos cuenta : La ovación, qué menos. Morante le aplaudió, todo el público aplaudió. Yo, con la cámara en la mano. En muchos momentos me habría gustado no haber trabajado . Naturalmente, estoy encantado de haberlo hecho.
Vuelvo a Lorca :
Le tocó el toro de su vida, en la plaza de su vida y ante la afición que más lo ha querido y que lo tendrá ya para siempre en su recuerdo. Y Esplá se transfiguró en un consumado maestro, se entregó ante un toro artista, lo toreó con su peculiar estilo añejo, preñado de torería, templado y asentado, y provocó el éxtasis en los tendidos. Mientras el torero se gustaba con la mano derecha en cuatro tandas cortas de muletazos que derrocharon hondura, gracia, elegancia y aroma, la plaza se desbordó de emoción incontenida, y vibró como en las grandes tardes históricas. De hecho, Esplá pasó ayer a la historia por esa faena que terminó con detalles excelsos de torería -pases del desprecio, cambios de manos, recortes y afarolados-, y culminó con una estocada defectuosa que ejecutó recibiendo, lo que provocó el delirio general al grito unánime de “torero, torero”.
junio