La desolación que va dejando el Covid-19 son plazas cerradas, aficiones desnortadas, empresarios que no saben si podrán o no rearmar este rompecabezas, toreros, cuadrillas, parados.
Pero lo mas grave y doloroso: 50 mil cabezas de vacas al matadero en España y ni una voz de condolencia de los llamados animalistas o como dice sin que se le caiga un pelo una concejal partidaria de acabar las corridas: «Son costos que hay que asumir».
En Colombia está «en veremos» la feria del sol y del acero en Sogamoso en julio, una novillada en La Santamaría en agosto y varias ferias en provincia, sin que sepamos aun qué rumbo tomará la feria de Cali este fin de año.
«A nosotros los ganaderos cada vez que tenemos que actuar como no queríamos (el matadero) es perder una ilusión, es un golpe moral, psicológico pues es una historia de varias generaciones lo que se pierde pues el golpe económico lo arrastramos hace tiempo.
Es toda una historia de genética que es irrecuperable», me dice en su reflexión Gonzalo Sanz de Santamaría.
Expresa el torero valenciano Román en diálogo con Raquel Barba :
«Me ha dado muchísima pena porque sabes que muchos toros van a ir al matadero. En el primer tentadero que hice, en Fuente Ymbro, me dio pena ver a los animales y pensar que esos toros tal vez no podrían llegar a la plaza, que probablemente acabarían en el matadero».
Victorino Martin pone en valor esta crisis :
«Desde la guerra civil no se ha conocido nada tan grave. Aquí nadie sabe qué sucederá. Tenemos que ser responsables y cumplir las recomendaciones sanitarias, sino las consecuencias serán mucho más dramáticas para la economía y para todo».
Enrique Ponce apunta:
Los toreros están “comprometidos y concienciados”, según ha resaltado, y están “abiertos” a la reducción de aforo, pero critica que en el cine, por ejemplo, la distancia sea de un metro y medio y en las corridas de toros se amplíe a nueve metros, al tiempo que destaca que el toreo es uno de los espectáculos “con más asistencia de público” y de los que “más dinero mueve”.
Antonio Bañuelos, presidente de la Unión de Criadores de toros de lidia, reflexiona sobre esta crisis :
Es el peor momento de la historia del mundo del toreo, sin duda alguna. Ni guerras, ni pandemias, ni la crisis del 2008 llegó a suspender una temporada prácticamente entera y en el almacenamiento de un producto perecedero, como es el toro de lidia que tiene una edad limitada y que además consume todos los días.
Es una pérdida continuada cada día que pasa y va a tener a finales de temporada unas consecuencias muy graves porque lleva consigo cerca de 100.000 personas de población rural especializada.
La repercusión va mucho más allá, va a todas las fiestas y ferias de España
donde produce una repercusión de cerca de 4.000 millones de euros que dejan de ingresarse. Va a ser muy grave la salida del 2021 con una economía muy debilitada.
Hay que devolver un poco de todo lo que la tauromaquia me ha dado como miembro de este oficio, de ganadero, con toda la ilusión del mundo y este excepcional equipo de directivos vamos a intentar dar una vuelta por completo para que podamos autorregularnos en parte, y si los ministerios siguen sin recibirnos y tener la cobertura y el amparo que necesitamos, tendremos que aspirar a hacer una federación como es el fútbol, el baloncesto o el resto de los espectáculos.