30 años de la gloria para Rincón con «Bastonito»
Lo protestaron de salida porque apenas tenía, ,digo irónicamente, apenas 501 kilos. La casta y la fiereza la lleva dentro y fue , como ya se ha contado, una faena épica, heroica de César Rincón que aquella tarde en Las Ventas ratificó su grandeza y la condición honorífica de MAESTRO.
El 7 de junio de 1994, hace 30 años, Las Ventas de Madrid fue testigo de una de las faenas más inolvidables de la historia reciente. César Rincón se midió con «Bastonito», un toro de la ganadería de Baltasar Ibán, y a pesar de la complejidad y el peligro, consiguió cortar una oreja tras una vibrante y compleja faena.
Ya han pasado 25 años desde que César Rincón mató a Bastonito. Convertir en cadáver al toro de Baltasar Ibán forma parte de los mitos de la tauromaquia. La Ilíada de Sésar uno de los hechos fundacionales. El matador colombiano pasea por la calle Eduardo Dato con el recuerdo del toro haciéndole hilo en los tobillos. El fantasma de la fiera resopla todavía al hombre que se hizo matador en el ambiente desenfadado de nuestro país en los 80, triunfando en los 90, cuando a España ya no le salían hambrientos. Rincón apareció en el San Isidro de los Lozano quemando todos los claveles, rompiendo los escaparates de los empresarios y figuras: tuvo que abrir cuatro veces consecutivas la Puerta Grande de Madrid para convencerlos. Trata de disimular lo bien que duerme sobre la almohada del récord intacto. No le sale.
César Rincón se proyectaba sobre el toro, volcándole las frustraciones de los pobres. Mantiene quizá el brillo del resentimiento, como si todavía tuviera que demostrar que hizo cosas muy difíciles. La profesión ya no le examina, aunque él considere que sí. Su carrera fue una espiral de triunfos y cornadas, la mayoría de los dados lo devolvían a la casilla de salida. La biografía es un manual de autoayuda para adultos cuajados. No sé si en Malasaña lo soportarían. En el primer intento de asaltar Europa, murieron su madre y su hermana en el incendio de su casa en Colombia. Disfrutando de la inercia que alguna vez tienen las figuras, le diagnosticaron Hepatitis C. Tres años después de arrasar Madrid, aparece Bastonito. ¿Qué había que probar?
El escritor Joaquín Vidal contaba :
«Salió un toro de casta brava a eso de las siete y media de la tarde, y eran las tantas de la madrugada cuando aún discutía la afición si mereció la vuelta al ruedo que le dieron las mulillas con todos los honores, bajo una cerrada ovación del público puesto en pie. A ese toro, César Rincón le había cortado una oreja, cuyos merecimientos asimismo se discutían de madrugada, aunque el toro le pegó previamente un volteretón al torero en justa correspondencia, dejándolo herido, maltrecho y sin posibilidad de continuar la lidia. Un toro de casta brava: ¡menudo acontecimiento! Un toro de casta brava como el que saltó al ruedo venteño a eso de las siete y media de la tarde, es la sensación, el acabose, un valor del que apenas quedaba memoria, un tesoro recuperado de lo recóndito, un vendaval de sensaciones llegado de la noche de los tiempos. Embestir el toro de casta brava tan pronto plantó su pezuña en el redondel, y ya vibraba la plaza entera, reviviendo aquel estremecimiento singular y aquella emoción intensa que conformaban el ambiente habitual de las corridas de toros en todas las épocas, creando una afición numerosa, fiel y apasionada por esta fiesta exclusiva llamada del arte y del valor».