( La imagen que abre esta nota. El segundo toro del matador de toros Manuel Escribano vuelve a los toriles tras ser indultado en la duodécima corrida de abono de la Feria de Abril en la Real Maestranza de Sevilla. La foto es de José Manuel Vidal )

Manuel Escribano logró el milagro por su bien hacer hace 5 años en la Real Maestranza de Sevilla, de indultar un toro de Victorino Martín de nombre «Cobradiezmos» que hoy es un semental muy especial en la ganadería. Y es que esta fiesta maltratada por la ignorancia de sus malquerientes que no la quieren conocer y menos apreciar es tal vez la única expresión de las que se puedan ver en el mundo en el que un animal que ha demostrado sus calidades de casta, bravura,( especialmente en esa batalla en el peto ) nobleza, recorrido, buenos finales, vuelve al lugar donde nació para procrear mas bravura.

Y soñando, porque los taurinos dejamos correr la imaginación, nada sería mas grato que ver un hijo de «Cobradiezmos» en la próxima feria de Cali donde se está tramitando el debut en Colombia de la afamada ganadería española. Faltan aun varios hilos por atar pero la esperanza está, la propuesta va caminando y !!!ojalá!!! tengamos ese aire sevillano , esos aires andaluces de La Maestranza en la hermosa capital del Valle y en ese escenario magnífico que es «Cañaveralejo».

Por cierto ningún Victorino llevará el nombre de Cobradiezmos. Y el semental celebró el aniversario con 45 vacas.

El maestro Andrés Amorós lo resumió espléndidamente lo que aquella tarde dejó en Sevilla :

Una tarde más se ha añadido a historia de las muchas tardes gloriosas vividas en este coso del Arenal. Ante todo los datos. Por petición unánime, se indulta al cuarto toro de Victorino Martín, “Cobradiezmos”, cárdeno, de 562 kilos, marcado con el número 37, que le ha correspondido a Manuel Escribano. Sucede, en esta Plaza, a “Arrojado”, de Núñez del Cuvillo, indultado por José María Manzanares, y al novillo “Laborioso”, de Albaserrada, que correspondió a Rafael Astola.

Para el tercer toro, “Galapagueño”, se ha pedido la vuelta al ruedo, que, para mí, merecía. El Presidente no la concede pero sí las orejas a Paco Ureña, después de una faena de mucho gusto.

Todos los enfados y aburrimientos acumulados en las anteriores corridas se han esfumado esta tarde, en cuanto ha aparecido la piedra filosofal, que todo lo convierte en oro: el toro bravo. Nada más y nada menos. Ése ha sido siempre el fundamento de la Fiesta y tiene que seguir siéndolo, más allá de los camelos que escuchamos, todas las tardes. Los toreros que se quejan de los toros que les han tocado en desgracia, ¿por qué no se apuntan a hierros como éste? La respuesta es obvia.