Así en la tierra como en el cielo. Ha volado al más allá Ennio Morricone

Así en la tierra como en el cielo. Ha volado al más allá Ennio Morricone

Ennio Morricone, nos dejó memorables bandas sonoras y una misa guaraní «Así en la tierra como en el cielo» que encabeza esta nota transida de emoción y tristeza pues no estará en el «Canmpoamor» en el príncipe de Asturias este año.

Tenía 91 años y partió. «Il Maestro» llamaba a la música que componía para el séptimo arte «música aplicata». Es ya inmortal pues cada vez que escuchemos su música está entre nosotros.

Y en el toreo se recuerda momentos memorables del maestro Enrique Ponce en cuyas faenas se interpreta música creada por el insigne Morricone.

Autor de gran parte de la Banda Sonora de nuestra vida, también de la tauromaquia. Recuerdo dos, una en el Puerto de Santamaria y otro instante en una plaza francesa.

Es posible que «Morricone» sea lo primero que se viene a la cabeza de cualquier amante del cine que piense en bandas sonoras. Compositor prolífico, ha firmado la banda sonora de más de 500 largometrajes a lo largo de seis décadas de productividad.

Sus épicas caballerescas para Sergio Leone o sus agonizantes sinfonías para Argento y Mario Bava, entre otros, fueron claves para popularizar en todo el mundo dos cosas tan, a priori, locales como el Spaghetti Western o el giallo.

Ennio Morricone

Cuenta Ennio Morricone que cuando era un estudiante de música muchos de sus compañeros le despreciaban porque se había especializado en trompeta, un instrumento considerado vulgar.

Ninguno de aquellos estudiantes consiguió destacar con el tiempo. Morricone en cambio se ha convertido en uno de los músicos de cine más importantes de la historia.

Sus melodías y canciones han trascendido el campo cinematográfico hasta el punto de que se le puede considerar uno de los creadores musicales más grandes del siglo XX. Y lo que le queda del XXI, anota Antonio Martínez en la SER

Si Clint Eastwood y el director Sergio Leone fueron los grandes artífices de la época dorada del spaghetti-western, no menos importante fue el hombre que le dio su sonido característico.

El Western

Ennio Morricone revolucionó la música del western incluyendo nuevos instrumentos como la guitarra eléctrica o el órgano, además de la innovadora presencia de los coros, los efectos de sonido o los silbidos.

Aunque el músico ya había compuesto algunas bandas sonoras anteriormente, fue su asociación con su antiguo compañero de colegio Leone lo que le convirtió en un compositor estrella a nivel internacional gracias a los spaguetti-westerns.

Con él formó un tándem imbatible y compuso, entre otras, las piezas de la trilogía del dólar.

Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. 

El director decía de él que más que su compositor era su guionista. Muchas veces sustituía diálogos por la música ya que ésta expresaba mejor que las palabras lo que quería contar. Play/Pause

Pero el western no acabó encasillando a Morricone. El italiano ha puesto su estilo personal al servicio de prácticamente todos los géneros.

A lo largo de su carrera ha compuesto 36 bandas sonoras de películas del Oeste, más o menos un ocho por ciento del total de su obra ya que Morricone es el compositor más prolífico de la historia, autor de más de 500 bandas sonoras, trabajando durante algunas etapas de su carrera a una media de tres al mes. 

Sus composiciones constituyen la banda sonora de una era del cine, de Cinema Paradiso a Novecento o La misión. Después de estos éxitos, su caché aumentó y en el mercado americano se lo rifaban.

Morricone ha trabajado con casi todos los grandes del cine italiano, Bertolucci, Pasolini, Bellocchio, Pietri… También en el cine francés el compositor ha dejado su huella en numerosos títulos, como El profesional, de Jen Paul-Belmondo.

El cine de gángster es otra de sus especialidades

Los intocables de Eliot Ness, El clan de los sicilianos, Bugsy… y cuando su amigo Sergio Leone quiso rodar su gran película del género, Érase una vez en América, no dudó en acudir a su viejo amigo.

Por su aire nostálgico, a la par que dramático, muchos la consideran a gran obra maestra de Morricone.

El músico creo que la partitura antes de empezar a rodar y el director se valió de ella para motivar a los actores durante la filmación:

«No solo yo, actores como Robert de Niro les gusta que la música se toque en plató porque les facilita meterse en situación. Dicen que eso les hace sentirse dentro, que les ayuda de un modo especial, así que lo hacemos así y después se graba el diálogo», recordaba Leone.

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