Ante el golpe bajo y con visos de definitividad que la política sin brújula le asestó a la Fiesta en la capital las reacciones han sido de tres tipos: furia desencadenada (aunque de corta duración), pasmo y resignación, o, por último, búsqueda de alternativas viables para tratar de revertir la cancelación arbitraria de cinco siglos de tauromaquia en México.
Lo que sigue es una conversación sobre todo eso que involucra a tres leales aficionados:
Taurino 1 (T 1), Taurino 2 (T 2) y Taurina (Ta). Escuchémoslos con atención.
T 1: Bueno, ya nos metieron todo el estoque.
T 2: Hasta la empuñadura… Nada más falta la puntilla: que se haga ley federal la muerte del toreo, del toro de lidia, de lo que queda de la afición mexicana…
Ta: No estoy para nada de acuerdo. Que falta de casta, por Dios. Y se dicen aficionados…
T 1: Momento, yo voy a los toros desde niño. Pregúntenme a qué toreros vi: mexicanos,
españoles, franceses, portugueses, sudamericanos… de Manolo para acá…
T 2: Yo empecé a ir cuando estudiaba en el Poli, me engancharon unos compañeros. Luego me sumé a la Porra de Ingenieros, éramos docenas, con lugar propio en la México y toda la cosa. Varios, los más lanudos, viajaban cada San Isidro a apoyar a nuestros toreros.
Ta: ¿Y con todo ese bagaje se están dando por muertos? ¿Pues qué clase de afición es la suya? Yo me hice aficionada por un novio que tuve y que no se perdía una. Me llevó casi a la fuerza y desde el primer día quedé deslumbrada, enferma perdida. Nuestro noviazgo no duró mucho, pero mi afición era para siempre. Convertí sin problemas a mi esposo, aunque de mis dos hijos solamente al más chico le prendió la vacuna. A sus diez años se la pasa dibujando toritos en sus cuadernos.
T 2: Tú eres sicóloga, dinos: ¿qué tan perjudicial para la mente de un niño es llevarlo a los toros? Porque ese es uno de los argumentos de los antis, muchos de ellos insisten en que se debe prohibir la asistencia a las corridas de menores de edad.
Ta: Esas son monsergas sin ninguna base científica. Nada más véanse ustedes mismos, o pregúntense cuantos aficionados que conozcan pueden ser acusados de crueles o violentos. Alguno habrá con pulsiones de ese tipo, pero yo les puedo asegurar que sicópatas, sociópatas, narcisistas, mitómanos y sádicos se encuentran a montones en los estadios deportivos, en los centros laborales, hasta en las congregaciones religiosas, por no hablar de funcionarios gubernamentales. A más de uno lo traté profesionalmente…
T 2: Lo que pasa es que se está usando la ciencia como instrumento para atacar a la Fiesta.
Ta: Es puro oportunismo. Porque la ciencia indaga por sistema sobre porciones concretas de la realidad, y la incomprensión –la característica más destacada de los taurófobos– jamás sirvió para revelar la verdad acerca de nada. Al contrario: la oculta, la distorsiona.
T 2: Y cuando se les menciona el tema de los toros en el arte pasa lo mismo. El otro día, un caricaturista alegaba que Goya pintó tauromaquias pero también escenas de la guerra, queriendo dar a entender que tan horrible una cosa como la otra. Y nadie se atrevió a aclararle lo obvio: que la pintura –como la literatura, la escultura, la música, la danza, la poesía…– han abordado ambos temas pero desde perspectivas completamente opuestas. La guerra, para abominar de ella como el flagelo de la humanidad que es; el toreo, para exaltar su belleza, honrar a sus protagonistas, mostrarlo como una más de las bellas artes.
T 1: Hablando de moneros, hubo otro que se burló del rechazo que el engendro ese de corrida incruenta ha suscitado entre los taurinos. “Lo que les gusta a esos degenerados es ver correr la sangre –decía–… Pues que les pongan gradas en los rastros y listo”.
T 2: Lo chistosito no quita lo tontuelo.
Ta: Es que la falta de empatía ciega. Y el odio ciego engendra fanatismos, que son el camino más directo para distorsionar la realidad y deshumanizar al diferente. Actitudes así anulan toda posibilidad de diálogo.
T 2: A la jefa de gobierno le encanta fotografiarse apapachando perros y gatos. Pero más grave fue que se erigiera en jueza de cinco siglos de tauromaquia en México para salir con su decreto de corridas libres de violencia, y encima piense que creó el invento del siglo ¿Tú como calificarías a una persona que firma un reglamento tan absurdo como ese?
Ta: Cuando se tiene tanto poder hay que poner mucha atención para no dejar de tocar piso ni ceder a la tentación de la omnipotencia; no creerse que, puesto que mucho se puede, de todo se sabe. Puede ser un caso de autoengaño no patológico, aunque habría que explorarlo más de cerca. La soberbia, la arrogancia, son muy malas consejeras.
T 1: ¿O sea que…?
Ta: Creo que se dejó ganar por la prepotencia y quiso ponerse creativa: visualizó la cultura taurina como algo muy menor, un juguete viejo, y creyó que podía meterle mano impunemente, que la ley sobre bienestar animal le daba la cobertura necesaria. Pero la verdad es que su decreto es una muestra de ignorancia e irresponsabilidad. La señora está evidenciado supremacismo moral y un extraño gusto por la censura, lo cual es muy grave. Agréguenle que, en política, cuando se enfrentan tantos problemas reales sin encontrarles solución conviene inventarse uno que por decreto, mágicamente, se resuelva solo.
T 2: Dices que hay que luchar por nuestra Fiesta. ¿Cómo? ¿Qué sugieres al respecto? Porque los taurinos estamos en minoría y tenemos encima una avalancha de censores.
Ta: Toca actuar a cada quien desde su trinchera con más ardor que nunca. Los toreros como gremio –¿todavía existen sus uniones y asociaciones o las exterminó por completo Herrerías?… Habría que revivirlas…–; los aficionados desde peñas y grupos para entrarle sin miedo a la autocrítica y dedicarnos a la divulgación de la cultura taurina, tan olvidada,
programando mesas redondas, conferencias, exposiciones, exhibiciones de películas y videos. La prensa volviendo a difundir no sólo las notas del día sino la historia del toreo –la de nuestro país es riquísima–, la de cada época, plaza, región, con sus corridas memorables y sus anécdotas, tragedias, héroes y figuras ¿Qué sabe el público de hoy de siglos de tauromaquia? Es hora de que la historia y la cultura taurina vuelvan a ser tema. T 1: Se abandonó también la televisión. Otro error garrafal…
Ta: Pues habrá que agarrar a ese toro por los cuernos. Comprar espacios en horarios adecuados, no de madrugada. Pero eso ya no nos toca a nosotros, ojalá aflojaran su lana algunos de esos magnates que se la gastan recorriendo mundo y presentándose cada año en la feria de Sevilla, en San Isidro, por aquí y por allá. Es hora de que demuestren su amor por la Fiesta y hagan algo por los aficionados de su país.
T 2: ¡Uy! Pero esas finísimas personas muy generosas no son y, en el fondo, México es lo que menos les importa, con o sin fiesta de toros… Y hablando de gente así, se nos están olvidando los ganaderos y los empresarios, dos actores fundamentales.
T 1: Si la afición se fue alejando de las plazas fue porque cojearon, sobre todo, esas dos patas de la mesa. Yo no recuerdo haber oído a un solo ganadero que haya reconocido la pérdida de casta y bravura del toro mexicano, siendo que precisamente a eso se debió el alejamiento del público, cansado de la monotonía y la falta de interés de las corridas. Y de los empresarios mejor ni hablar.
T 2: Las empresas monopólicas son las que descuidaron el cultivo del talento nacional para refugiarse en unos cuantos figurines extranjeros, centrando en ellos su publicidad y reservándoles toritos a modo que son la negación de la emoción y la bravura.
T 1: Pero fuera del circuito “grande” todavía sobreviven empresarios provincianos que exponen su dinerito y hacen lo que pueden por mantener vivas sus ferias regionales.
T 2: Tú sabes mejor que yo que en esos festejos el reglamento es letra muerta y la fiesta con mucha frecuencia deriva en pachanga. Mucho alcohol y poca seriedad.
T 1: Estoy de acuerdo. Pero, en este mundo al revés ¿qué papel nos toca jugar a los simples aficionados? ¿Ir a esas novilladas afeitadas pagando precios de corrida de lujo?
T 2: ¿O agarrarnos a los catorrazos con la policía en marchas de protesta que, para funcionar, tendrían que ir acompañadas con docenas de pancartas con frases laudatorias al toreo de intelectuales y artistas de todas las épocas, cosa que a nadie se le ha ocurrido?
Ta: Todo menos rendirnos. Aprender a defender la cultura taurina ante cualquiera. No dejarnos ahogar por la corriente de moda cuando que tenemos razones de sobra para salir adelante en una discusión…
T 1: Hablando de reaccionar con casta e imaginación me acabo de acordar que, cuando cerró la México durante mucho tiempo por un pleito entre el doctor Gaona y el entonces regente de la ciudad, Jaime Rojas Palacios se las ingenió para organizar unas corridas fingidas en la explanada de entrada del coso; unos aficionados hacían de toros y otros de matadores con sus cuadrillas completas; llevó una buena banda de música y no faltaban ni el alguacil ni el juez de plaza ni monosabios, mulilleros y demás. Y aquello se atascaba de gente, tanto era el deseo de no dejar que la fiesta se perdiera. Fue a finales de los ochenta, la década con menos festejos en la tormentosa vida de la Monumental.
Ta: Yo me apuntaría de monosabia…
T 2: Sabia eres y acabas de demostrarlo. Y en cuanto a mona yo diría que mucho, dicho sea con el debido respeto.
En eso, nuestros amigos son casi arrollados por un tropel de perros cuyas elásticas traíllas son diestramente sujetadas por una sola persona, que sin embargo no pudo impedir que el más enorme, con tipo de mastín, soltara su contenido intestinal en mitad del camellón. Aun así alcanzaron a distinguir, en el vidrio trasero de un carrazo que dejaba escapar a todo volumen las notas de un corrido tumbado, la conocida leyenda “La tortura no es arte ni es cultura”. Tres ruidosas motocicletas competían en zigzag, sus mochilas a bordo decían Fud o algo así; un camión cargado de cascajo soltaba gruesas bocanadas de humo negro… Pero la calidad de vida de la ciudad está a salvo, gracias a Dios y al progreso que trajo el siglo XXI con su inteligencia artificial, su compasiva protección de seres sintientes, sus benditas redes sociales…
El paciente, José Ricardo Santana Mazuera, fue llevado a cirugía de corazón, mínimamente invasiva, el día de hoy 31 de marzo de 2025. El supra especialista en cirugía cardiovascular, Andrés Ramos, fue el encargado de dicha intervención, en la que se le extrajo al paciente un émbolo séptico mayor a un centímetro y se le practicó reemplazo de válvula aórtica, pues estaba comprometida, secundariamente a una endocarditis.
A las 7:30 p.m. se recibió el más reciente reporte de evolución del paciente por parte de los profesionales a cargo. Efectivamente, se le realizó este abordaje para evitar el riesgo a futuro de una mediastinitis (infección de la zona del pecho que contiene el corazón, los vasos sanguíneos grandes, la tráquea, el esófago, entre otros).
“El paciente a esta hora está orientado, consciente, con buenos signos vitales. Debió ser ingresado a la unidad de cuidados intensivos, ya que todo paciente de este tipo de cirugía, por protocolo debe ir allí, igualmente para estabilizarle su riesgo de hemorragias”, informó el gerente del Hospital Santa Sofía, Carlos Alberto Piedrahíta.
Desde este centro asistencial informamos entonces, que la evolución del paciente es satisfactoria, con buen pronóstico, a la espera de que continué su recuperación en pleno, en la que, día con día, trabaja nuestro talento humano en salud desde hace cerca de tres meses.
Juan de Castilla tiene ya varios compromisos tanto en España ( Madrid incluida en San Isidro ) comoen Francia.
En el cartel de VIC, el 8 de junio , torea con Fernando Robleño que està de despedida del toreo este año y Damian Castaño que acaba de dejar una faena no culminada con la espada pero que fue del gusto de la exigente aficiòn de Las Ventas.
El chico de Lenguazaque atesora sueños y quiere viajar a España para formarse y pulir esos atributos que posee , en la tierra que cuenta con las codiciones para cristalizar ese legìtimo deseo del novillero en tiempos en que el proceso de cambio generacional se debe dar.
Es preciso comprar un bono solidario cuya boleta tiene un costo de 20 mil pesos.
En el rincón más apartado de su refugio en Sevilla, Andrés Roca Rey, torero peruano de apenas 28 años, se confiesa a corazón abierto en una entrevista al diario ABC. La sencillez de su espacio, rodeado de recuerdos, cabezas de toros y libros que son la memoria de su vida, contrasta con el brillo de su figura en los ruedos. Aunque en el mundo del toreo es un ídolo, en su casa, con la luz tenue del atardecer, se descubre un hombre profundamente humano, con una sensibilidad inusual para aquellos que se enfrentan al peligro cada tarde.
A lo largo de una conversación profunda, se van desvelando las aristas de este joven prodigio, desde sus miedos más íntimos hasta sus aspiraciones políticas y profesionales. Roca Rey, favorito de muchos y muchas, como Victoria Federica, es, en muchos aspectos, un reflejo de la modernidad del toreo: un diestro capaz de conectar con la juventud y al mismo tiempo, preservar la esencia de un arte que muchos temen desaparecer. Su historia no es solo de coraje ante el toro, sino también de reflexión, de filosofías y de un deseo constante por dejar una huella que vaya más allá del simple triunfo en las plazas.
“¿Ha visto ya la película?”, le preguntan los periodistas. La película, Tardes de Soledad, dirigida por Albert Serra, narra su vida y su carrera. Roca Rey la vio antes de su estreno, en una preestreno íntimo. “Estoy muy orgulloso”, comenta, pero rápidamente se hace humilde: “Como protagonista, no soy quién para decir si me ha gustado o no. Mi única misión fue abrir las puertas a un artista tan grande como Albert Serra, que eligió mi vida como fuente de inspiración”. En su respuesta, una honestidad que es rara en un mundo tan lleno de ego y apariencia.
La película, que aborda las entrañas del toreo y la complejidad del ser humano que lo practica, ha causado un revuelo considerable. Muchos la celebran como un retrato de la vida torera, mientras que otros la critican por no capturar adecuadamente la profesión del torero. Roca Rey, sin embargo, lo observa con los ojos de quien está comprometido con el arte, más que con la notoriedad. “Lo más importante es que se hable de los toros, que se hable de este arte. Aunque ya se hablaba antes, ahora se está haciendo con más fuerza”, explica, dejando entrever que, al final del día, lo que realmente le interesa es la supervivencia de la tauromaquia.
“No creo que esté mucho tiempo”
No obstante, la película no es el único tema que ocupa su mente. El torero está consciente de que su vida está siendo escrita en tiempo real y su lucha diaria no solo es contra el toro, sino contra los estigmas de la profesión. En el transcurso de la charla, la reflexión sobre su retiro se hace inevitable. “No creo que esté mucho tiempo. No sé si será el próximo año, dentro de dos, de cinco o de seis. Lo único que sé es que quiero vivir mi profesión con toda la intensidad del mundo”, comenta con una mirada serena, como quien ya ha alcanzado un equilibrio con la inevitabilidad del paso del tiempo.
La incertidumbre de la retirada no lo desmorona, como tampoco lo hace la presión que conlleva ser la estrella de la tauromaquia moderna. Para Roca Rey, la clave está en la autenticidad, esa fuerza que lo impulsa a torear por algo más que por dinero. “No toreo por dinero. Quiero cobrar lo que genero, pero no atraco a nadie”, responde tajante, marcando la diferencia entre aquellos que ven el toreo como un negocio y los que lo viven como una pasión. “Este año voy a torear la mitad, quiero prepararme, ofrecer espectáculo, pero no quiero caer en la rutina”, reflexiona, fiel a su estilo.
En su vida no todo es lucha y sacrificio. Roca Rey también se permite disfrutar de su tiempo en soledad, un espacio que antes temía pero que ahora abraza. “La soledad me ha enseñado mucho. Es necesaria. Cuando hay muchos opinando, no eres tú al cien por cien”, dice mientras describe su rutina diaria de entrenamiento, meditación y lectura. Su refugio en Gerena, el cortijo de ‘La Consentida’, es el lugar donde logra mantener la paz interior, rodeado de animales y de los recuerdos de una vida que no se limita a los ruedos, sino que se extiende a la naturaleza, la filosofía y la búsqueda constante de equilibrio.
Quizá por esta razón, la política también forma parte de su pensamiento.
“Yo elegiría a Ayuso”
Ante la pregunta sobre quién le gustaría ver como presidenta del Gobierno de España, Roca Rey no vacila: “Si me dan a elegir, por muchas razones, yo elegiría a Isabel Díaz Ayuso“, confiesa, dejando claro que sus inclinaciones políticas no están alineadas con las expectativas del sistema, pero sí con la necesidad de liderazgo firme y directo. “Soy correcto, pero no políticamente correcto”, remata, un ejemplo claro de su forma de pensar: sin adornos, directo al grano.
También tiene palabras para los políticos que no respetan la tauromaquia: “Todo el mundo tiene derecho a tener su postura, pero un ministro tiene que respetar la cultura. Hay políticos que no están preparados para su cargo”. En un gesto de rebeldía y respeto, Roca Rey lanza un mensaje claro sobre la importancia de la tradición y la cultura del toreo, especialmente en momentos en los que la tauromaquia es atacada desde diversos frentes.
Sin embargo, el torero no se limita a hablar de política, sino que también reflexiona sobre la evolución de la fiesta brava. En su reciente iniciativa, la corrida de la juventud en Illescas, busca crear una jornada que no solo celebre el toreo, sino que también eduque a los jóvenes sobre los valores intrínsecos de esta tradición. “El toreo es la vida misma: la muerte, la gloria, el fracaso, la sangre, la belleza, la pureza, la libertad, el respeto”, enumera con un fervor que trasciende las palabras, como quien habla de algo profundamente vivido.
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Para Roca Rey, el toreo es mucho más que un arte o un deporte. Es una escuela de vida, un campo en el que se aprenden los valores más fundamentales de la existencia humana. “El toreo es el resumen de lo que es la vida”, repite varias veces, como un mantra que encapsula su propia filosofía de vida. Sin embargo, sabe que la tauromaquia debe reinventarse si quiere sobrevivir. La juventud es su esperanza, y por ello, en la corrida de la juventud, su apuesta es clara: rejuvenecer los tendidos, implicar a los nuevos aficionados y mantener viva la llama de la tradición, mientras se busca el equilibrio con los tiempos modernos.
Al final de la entrevista que publica este domingo ABC, Roca Rey se despide como quien deja algo más que palabras en el aire. Su mirada es firme, su caminar sereno, como el de quien ha aprendido a ser torero pero también a ser hombre. Entre los ecos de la tauromaquia y el rugir de las plazas, queda claro: Roca Rey es mucho más que un torero, es un legado en construcción.
En la undecima ediciòn del «Alfarero de Plata en Villaseca de la Sagra se han lidiado novillos de Victor y Marìn y San Romàn para seis jovenes de Escuelas Taurinas incluido el colombiano Cristin Restrepo.
No tuvo suerte con la espada. Dejò trazos de mucha calidad pero el novillo era exigente y al final todo se estropeò con la espada y eldescabello. Dos avisos.
Tierra del Toro se fija en el novillero vallecaucano :
El colombiano Cristian Restrepo dejó una gran impresión y pudo haber tocado pelo, pero los fallos con la espada y el descabello le privaron del triunfo, quedando en una ovación tras dos avisos. Cerró plaza Marco Antonio Peláez, que no encontró opciones y se marchó en silencio.
Madroñito abriò plaza en Villaseca de la Sagra.
Ganaderías de Toros de San Román y de Víctor y Marín
Manuel Quintana
Daniel Moset
Esteban Gordillo
Manuel Troncoso
Cristian Restrepo
Marco Antonio Peláez
Manuel Quintana lidia un ejemplar de Victor y Marìn
Novillo jabonero con poder que lo va ahormando el novillero.Pero se queda corto y se va parando ,soso sin entrega. Transmite muy poco. Gazapea. El novillero muy asentado, tranquilo , sereno. El novillo distraìdo y busca las tablas. Sin opciones. Muy encomiable la labor del joven que acierta con los aceros. En todo lo alto, contraria.
Dos avisos
Daniel Moset de la Escuela de Guadalajara , lidia el segundo de la ganaderìa de San Romàn. CASTAÑO, NOVILLO SERIO , BARQUILLERO DE NOMBRE
Quite por gaoneras y caleserinas.
El novillo se mete por dentro. Al segundo muletazo, se va , gira en contrario y a tablas. Pitòn derecho de cuidado.Miròn , no pasa. Cuando le baja la muleta, la reacciòn del novillo es irse…Se empeña en dar muletzos por el izqauierdo pero hay carencia de emociòn.
Pincha. Pasar por ese pitòn derecho es un riesgo. Media , aviso.Segunda estocada, entera.1
Esteban Gordillo con el tercero. Esparcero , de Victor y Marìn.
En la larga,el novillo se queda corto. Da una media y remata por arriba a una mano.
Muy complicado para banderillear.
El novillo humilla pero no sale de la muleta pero el novillero, que torea despacio y ceñido porque aprovecha las condiciones del ejemplar acompañando las embestidas. Y no solo gusto atesora sino valor.
Suena la mùsica y el pùblico entra en la faena. El novillo tiene recorrido. No debe abusar porque el novillo ya da muestras de apagarse. Y lo dicho, vino el desarme. El novillero se repone y da tres naturales y un forzado de pecho. Ayudados por alto y el pase de pecho para rematar.
Se tira por derecho..Media ,perpendicular.Acierta el puntillero. Piden trofeo
Oreja para Gordillo
El cuarto novillo ded San Roman para Manuel Troncoso. Prenda de nombre.Cornigacho, apretado de carnes.
Cristian Restrepo va al quite. Faroles y caleserinas. Abrocha con la media. Troncoso le da la replica. Media de frente.
Por las condiciones de franqueza y movilidad pero que no humilla el novillero le da la altura media,precisa.
4 naturales, templados. Segunda tanda , tres y molinete
Buen pitòn izquierdo.Quizàs como dice el maestro Cèsar Jimènez el terreno para la faena es màs hacìa los medios.
El noble novillo se ha dejado mucho especialmente por el pitòn izquierdo.
Cuando le pierde la cara al novillo, pitonazo en el muslo derecho. Sin consecuencias.
Estocada caida.
Silencio. El novillero admite que concluyò su faena con sensaciones agridulces y se pregunta por què no sonò la mùsica
El quinto novillo de Victor y Marìn, jabonero sucio para Cristian Restrepo, novillero colombiano de la Escuela de Arganda del Rey.
Bonita media a » Moscòn».
El novillo tiene transmisiòn y Cristian lo lidia por abajo
5 por el derecho muy templados , le da tiempos y remata con el de pecho . En los medios.
Al tercer natural el novillo honca los pitones. 5 naturles, dos muy largos y templados y remate con el forzado. Luego, una tanda muy despacito por el pitòn derecho.
Suena la mùsica en su honor.
En un segundo natural, con la pala del pitòn lo iza pero sin consecuencias.
Se pone de frente, un natural.
Mete la espada que sale rebotada.
En el segundo intento, cogido ,pitonazo en el muslo derecho. El novillo lo busca, queda en el piso y se levanta.
El maestro de la Puebla volvió a los ruedos 210 días después en una emocionante tarde en la que pasó de la gloria a la bronca y colgó el «no hay entradas».
Reseña Vicente Zabala : Aunque parezca que la vuelta de Morante lleva el viento a favor, no es así. Para el recuerdo, una faena al primero con el que se reencontró con el toreo y con el triunfo, que no es poco pero en cuanto las cosas se torcieron en el cuarto, el público arremetió con desconcertante fiereza, incluso en la salida en hombros. Emilio de Justo tuvo la honradez de lucir al bravo quinto de Juan Pedro pero sin regodearse en una exagerada petición de indulto. Y Borja Jiménez tuvo la mente preclara para cuajar al nada fácil sexto. Una tarde donde vimos tres tauromaquias distintas y complementarias que engrandecen al toreo.
«Qué siete meses más largos, Morante», gritó un aficionado desde el tendido.
La representante Ana Rogelia Monsalve reclamó el derecho de identidad de los pueblos con su carga cultural, de tradición y de arraigo popular y rechazó la postura de una senadora anta taurina que pide prohibirlas.
» Regular, sí; prohibir, no» , exclamó la parlamentaria Monsalve
Las corralejas son parte del ADN cultural del Caribe colombiano desde 1845. No se trata solo de tradición, sino de economía y arraigo popular: en Sincelejo, las Fiestas del 20 de Enero aumentan el comercio hasta un 150%. Regular es avanzar, prohibir es desconocer la identidad de los pueblos. Las decisiones sobre nuestras costumbres deben tomarse con las regiones, no desde pupitrazos alejados de la realidad. RegulaciónSíProhibiciónNo
LA HIPOCRESIA DE QUIENES DEFIENDEN LA PROHIBICIÓN DE CABALGATAS, CORRIDAS Y CORRALEJAS
A los prohibicionistas les molesta la muerte de un toro pero son amigos y amigas del aborto
El aborto es la terminación de un embarazo antes de que el feto pueda sobrevivir fuera del útero, ya sea de forma natural (aborto espontáneo) o inducida (aborto provocado).
Muere dignamente en la plaza un toro , se preserva en las dehesas a ese ser como especie pero jamás he oído que para , según su ideología, defender al toro. Qué hacen estos hipócritas? Nada.
LA MISERIA DE MILES DE COLOMBIANOS LES IMPORTA UN HIGO A ESTOS NUEVOS CRUZADOS
Los antitaurinos se pavonean con proyectos prohibicionistas mientras cada legislador se gana mas de 40 millones de pesos mensuales, pregunto : Qué hacen desde esa posición privilegiada de congresistas para quebrar esta indignidad mientras a pupitrazo prohíben expresiones de profundo arraigo popular :
De acuerdo con el informe, en Colombia, más de 16 millones de personas viven en pobreza. En departamentos como La Guajira y el Chocó, dos de cada tres personas se encuentran en situación de pobreza, en comparación con una de cada tres personas en Boyacá y una proporción aún menor en Cundinamarca
Etimología: Como la palabra Rejoneo solo existe en castellano veamos como define la Real Academia Española en su Vigésima Segunda Edición del Diccionario de la Lengua Española los términos: Rejoneo, Rejonear y Rejón.
rejonear. 1. tr. En el toreo de a caballo, herir con el rejón al toro, quebrándolo en él por la muesca que tiene cerca de la punta.
rejoneo. 1. m. Acción de rejonear.
rejón.
(De reja1). 1. m. Barra de hierro cortante que remata en punta. 2. m. Especie de puñal. 3. m. Púa del trompo. 4. m. Taurom. Asta de madera, de metro y medio de largo aproximadamente, con una cuchilla de acero en la punta, que sirve para rejonear.
Resumen: La actividad artística definida como la acción de Rejonear ganado bravo, proviene y es una transformación o forma más refinada de lo que fuera la “caza y manejo de toros y ganados salvajes” a caballo y a campo abierto mediante la utilización de lanzas en las Españas: “Alancear toros en el campo” como actividad de caza y como entrenamiento para la guerra.
Actividad de la cual encontramos recuentos desde la era anterior a Roma en Iberia y especialmente en Lusitania. Con los años esta costumbre se transforma en un arte que fusiona las destrezas ecuestres de equitación y guerra, con el conocimiento de la tauromaquia.
En términos más simples la costumbre de alancear y juguetear de acaballo con los toros se convierte en el “toreo de a caballo o a la Jineta” en épocas Romanas, Moras y cristianas, que según los recuentos históricos reales y de la nobleza peninsular, se presentó en festividades originariamente en las principales plazas públicas y luego en circos o plazas de toros de Iberia y todo el Mediterráneo, al parecer.
El Rejoneo es el origen primario de todo lo que hoy se conoce como el arte taurino incluido el toreo de a pie; por ende la tauromaquia proviene de la práctica antigua del rejoneo a la jineta o de a caballo por parte de los nobles de las Españas, muy especialmente en Lusitania y en el Oeste y el Sur de la península, ayudados por cuadrillas de a pie que se valían de una capa o capote y de muleta (trapo) y espada para dar cuenta de las fieras.
La historia del Milenario Arte del Rejoneo. – La palabra Rejoneo viene de “Rejón” o Rejones, que son como dijimos, las cuchillas o puntas de lanzas (cuchillos de doble filo) que se utilizan desde hace siglos para simular, dentro de una plaza de toros y por lo general durante las ferias de las villas o ciudades: “La milenaria costumbre ecuestre de alancear toros desde un caballo a campo abierto”. Rejonear en sentido estricto; es el acto que realiza un caballero al clavarle rejones a los toros bravos desde su cabalgadura en una plaza o a campo abierto. Pero su significado actual es el de “toreo a caballo”; es decir, la lidia completa de un toro bravo protagonizada por un caballero y sus caballos como manifestación artística. Una lucha plástica que conjuga los movimientos del arte del ballet que comprende la doma otrora para la guerra y la caza, de donde luego originó la doma clásica; las disciplinas y gimnasias propias de rutinas similares a las de un arte marcial; y las destrezas del manejo de caballo y ganado que solo se adquieren del trabajo en las faenas del campo.
No debe confundirse (y suele ocurrir en aquellas naciones que no tienen cultura y tradición tauromáquica), “el Arte de Rejoneo”, con la suerte de varas o pica de los toros con una garrocha y realizada por un jinete (el picador) desde un caballo pesado o de tipo tiro, el cual va cubierto con un peto acolchado que resiste la embestida del toro al mismo momento que chocan castigan al animal; mucho menos con la pica de los toros como se hacia antiguamente en caballos más livianos y sin protección alguna aguantando la acometida con la garrocha.
Aclaremos que la pica en la lidia de a pie, se realiza con un doble propósito: Primero, que el ganadero y el torero de a pie, observen el comportamiento de la bestia ante el castigo como muestra de sus características de temperamento, (lo que algunos entendidos llaman demostración de su raza, encaste o nivel de bravura o carencia de las mismas), y segundo, que le quite un poco de fuerza y congestión al toro dejándolo con la fuerza y concentración justa para poder ejecutarle una faena artística con la muleta en la primera parte del tercer tercio, el de muerte.
Podría alguien decir que, dada la condición fiera del ganado, el hombre de acaballo da cuenta mucho más fácil de un toro como presa de caza en llanuras o campo abierto que yendo de a pie, y que de ahí salió la costumbre Lusa-Ibérica de lancear toros bravos desde la cabalgadura. Actividad reportada en claros recuentos a lo largo de todas las épocas históricas de la península. Costumbre que al parecer se convirtió en una de las técnicas de entrenamiento bélico de los Visigodos durante su ocupación. (Visigodos que eliminaron los circos romanos en los cuales las luchas y acrobacias de todo tipo fieros toros Ibéricos eran una de las principales atracciones). Costumbre de caza y práctica de guerra con la lanza que mantuvo la nobleza Sarracena en Córdoba y la cristiana especialmente en área de Lusitania y en Andalucía durante más de 300 años de la ocupación de los Moros.
En resumen, los orígenes del rejoneo como actividad ecuestre que evolucionó en todo un precioso arte ecuestre, en parte danza o baile, en parte lucha, en parte destreza y en parte alta escuela, se remonta, según los escritos sobre jinetes lanceaban toros bravos a caballo en la Lusitania Ibérica a épocas anteriores a la llegada de Julio Cesar, de quien se dijo gustaba enormemente de esta forma de caza.
Está documentado también que en el manejo diario de aquellas dehesas bravías gustaron de siempre aquellas gentes de acaballo de jugar a campo abierto con sus habilidosos equinos esquivando las acometidas de los fieros vacunos (el Bos-Taurus Ibérico).
Hay amplios testimonios gráficos y escritos que dejan ver que los orígenes del toreo actual en épocas de los caballeros del siglo XIII y luego en los siglos XV a XVIII evolucionaron a partir del toreo a caballo, siendo esta actividad reservada a los nobles de las cortes, que en Iberia más que torneos de caballeros medievales en destrezas, luchas o combates entre ellos mismos, se daban cita en los campos y luego en las plazas de armas de las villas a lancear (rejonear) toros bravos.
Durante el desarrollo de este arte de alancear los toros en plazas cuadradas, tradición que data de las épocas romanas y moras en esta parte del mediterráneo y Lusitania, resultaron los caballeros confinados en los espacios reducidos teniendo que ser acudidos por peones de brega que a cuerpo limpio ó utilizando capotes movían por la plaza y sacaban los toros de las tablas y rincones dando espacio a los caballeros para enfrentar nuevamente los astifinos y esquivar sus embestidas al armonioso galope de sus bellos y habilidosos caballos.
Hay testimonio de que luego estos caballeros eran acudidos también por “sobresalientes de espadas” que luego se convirtieron en “matadores de toros”, y que de algún momento en la historia en adelante, eran quienes una vez terminaban los caballeros sus faenas de rejones y banderillas desde los caballos, procedían a finiquitar los animales, trapo, capotillo o muleta y espada en mano.
Y es que el caballo que desde hace dos mil años o más, se cría en las ricas tierras Ibéricas es dócil para la doma, ágil de movimientos, noble de carácter, rápido y fuerte en el arranque, bello en su estampa y elevado y gracioso en el accionar; especialmente, aquellos que tienen el toque de berberisco y de árabe a flor de piel y que además de sus hechuras y su presencia imponente poseen valor, mucho sentido y expresividad al lidiar con el ganado bravo que en aquellas tierras se cría y se estila rejonear y con la garrocha acosar y derribar.
Documentado está por escrito y en los dibujos del propio maestro Goya, que de las fiestas de caballeros hidalgos rejoneadores, resurgió la costumbre y tradición Ibérica Mora, de la corrida toros en las plazas de armas de los pueblos. Documentado está también, que en las Españas, especialmente en Lusitania pero también en los otros territorios de la península Ibérica, hubo una época de prohibición papal expresa del Rejoneo. Al respecto dice el cronista Rafael Flores Ramos en sus crónicas sobre los orígenes de la fiesta brava que:
“A finales del siglo 15 un gran número de Hidalgos utilizan las plazas de armas, ya no para lancear toros como prácticas guerreras, si no como prácticas de diversión y alarde de valentías, surgiendo así las primeras corridas en las cuales se suscitaron numerosas muertes de caballeros e hidalgos, lo cual provocó que en 1567 el Papa Pío Quinto prohibiera que se lancearan toros.” Y continua el cronista Ibérico… “A pesar de que la prohibición papal fuera anulada posteriormente, lo cierto es que sin el incentivo de la guerra, la nobleza (en España) se empezó a retirar de la práctica del toreo a caballo, el
cual declinó hacía 1725, terminando por desaparecer y reapareciendo hasta el siglo 20 con el Rejoneador Militar Don Antonio Cañero”. No así en Lusitania y Andalucía donde hay recuentos de la forma en que siempre entre los señores del campo se conservo y se perfecciono como tradición familiar este noble arte ecuestre.
Es precisamente de ese período de la prohibición Papal del que se desprende que la costumbre de torear en las plazas sea reclamada y mantenida por las gentes en lo sucesivo a manos de aquellos matadores y peones de brega que asistían a los Caballeros en Plaza. Es entonces del toreo a caballo o rejoneo y de su prohibición temporal observada en España, de donde surge y evoluciona el difícil, profundo y complejo arte del toreo de a pie.
Curiosamente, se reporta que los nobles y caballeros de Lusitania o el Este de la península (hoy Portugal y Extremadura), hicieron caso omiso de la prohibición papal y continúan ininterrumpidamente en sus campos y sus aldeas la tradición de rejonear los toros en plaza. Testimonio de ello es el traje con casaca y tricornio a la Federica y toda la indumentaria de caballero y sus jacas propia del Siglo XVI, con que se visten para rejonear hasta la fecha los tradicionalistas caballeros Lusos que cuentan con condición de maestros y antigüedad, al haber recibido la alternativa o maestría de manos de otro maestro ya consumado.
Esculcando un poco más sobre el origen del rejoneo en España, encontramos documentado en “La historia del toreo” de Carlos Abella, al citar este último a Fernando G. de Bedoya que “asegúrase por muchas personas autorizadas que los Romanos introdujeron a España (la Península Ibérica) la afición al circo, como nos lo demuestran lis vestigios que aún se conservan en las más antiguas de nuestras poblaciones, entre las cuales Toledo, Mérida, Tarragona, Murviedro y otras.” Y yo diría que también Jerez de los Caballeros, y las milenarias Córdoba y Granada, sin duda Nimes, Arles y las demás ciudades romanas en el Sur de Francia también. Y que allí sin duda coincidieron los hombres y sus caballos con las fieras que desde esas épocas lanceaban en los campos los pueblos que allí criaban ganados.
Abella y otros autores nos hablan de que durante las ocupaciones de los godos, visigodos, alanos y otros las costumbres de las fiestas de los circos se perdieron, pero sin duda el manejo de caballos y toros siguió siendo parte esencial de la cultura del campo en el Sur y Sur Oeste de toda la península, y como se dijo estos guerreros del norte también cazaron y alancearon toros en las Españas como practica de caballería para la guerra.
Bedoya y la historia del toreo de Abella, documentan que la ocupación Árabe volvió a introducir en la cultura la afición al circo pero argumenta este autor y Carlos Abella, en la historia del toreo, que fueron los Moros los que cambiaron las luchas entre gladiadores y de estos con fieras, por las prácticas de lidia de los toros en las cuales “ejercitaban su pujanza los primeros hombres de la nobleza musulmana.” Dice el relato que la prueba está en los registros de las fiestas del siglo XV y luego en el reinado Abu-abdalla el Chico, último Califa de Granada después de la lucha con los cristianos.
Aparece luego en los recuentos históricos la denominación de: “Juegos de Cañas, Sortijas y fiestas de toros”. Así se llamaban aquellas festividades que tenían lugar en la plaza de “Bib-rramble” donde se lucían los Caballeros de diversas tribus Sarracenas alanceando toros bravos con su monta a la jineta con sus ágiles cabalgaduras. Se explica que fue entonces cuando la nobleza castellana rival de aquellos moros, la que en su característica galantería, pronto emuló los Sarracenos y rivalizó con ellos dedicándose a esta diversión como prueba de su arrojo y valentía. Se dice en muchas publicaciones que el primer caballero que se aventuró en estas lides fue el propio Rodrigo Díaz de Vivar – “El Cid Campeador”.
Carlos Abella presenta como evidencia de la etapa temprana del rejoneo de los nobles castellanos como tradición y de que ella quedó reservada a la nobleza, los tradicionales Romances populares. Para mayor ilustración, transcribo este aparte en que Abella cita una serie de romanceros:
“aquel “Gazul, <el muy fuerte caballero de gran fama>” (Sarraceno); y el “de Don Pedro de Salazar, <de sobrenombre Naranja>; el soneto de Góngora dedicado al Marqués de Velada, <herido de un toro que mató luego a cuchilladas>; las décimas del mismo autor <A don Gaspar de Aspeleta, a quien derribó un toro en unas fiestas>; el romance de Gabriel Bocángel <al Conde de Santillana, en una fiesta de toros que lidió valerosamente>; el soneto de Quevedo <al duque de Maqueda, en ocasión de no perder la silla en los grandes corcovos de su caballo, habiendo hecho buena suerte en el toro>; y las magnificas octavas atribuidas a Pedro de Medina medinilla dedicadas a perpetuar <la desgraciada y lastimosa muerte de don Diego de Toledo, hermano del duque de Alba>”.
Argumenta Abello, que fuera por voluntad, interés, osadía, por instinto de defensa o sobrevivencia, aquellos nobles que lanceaban los toros en las plazas, bien al ser derribados por el enemigo o por necesidad de consumar su triunfo al no poder dar cuenta de los bureles desde sus corceles, echaron pie a tierra en ocasiones dejando la lanza para matar con espada en mano, y fueron así creando la costumbre de en veces tener que dar cuenta del toro desde el suelo, suerte luego emulada por aquellos que los asistían. También destaca como ya se explicó, que a estas destrezas adoptadas por estos primeros nobles caballeros se sumaron las suertes con las capas de los mozos de los pueblos que como en la guerra luchaban a la par de sus señores. Y de allí es que nace la tauromaquia: unos de a caballo, los otros de a pie, bien fuesen los mismos caballeros o sus asistentes para protegerlos, ayudarlos o para demostrar sus habilidades, pero todos, compartiendo el mismo empeño en demostrar su valentía, destreza y osadía.
Se origina pues en la península Iberica un nuevo arte en dos manifestaciones, una a caballo la otra de a pie, convirtiéndose en una afición en proceso de evolución y decante que poco a poco se arraiga en cada pueblo y por ello es parte esencial de su cultura, y es nada más y nada menos que la representación de la vida, y de la forma en que allí se vive y se muere bajo el cielo azul de las Españas; algo a lo que no en vano desde hace siglos se le llama y se seguirá llamando “La fiesta nacional”.
Abella al referirse con nombres propios al rejoneo en España, cita como Don Nicolás Fernández de Moratín en su publicación “Fiesta antigua de toros en Madrid”, donde hace un relato de cómo el Cid “alanceó” (descabelló) con una lanza un toro en esta villa. Luego documenta que los Sarracenos como el gran “Gazul” en Córdoba lanceaban toros en las plazas dedicadas a sus practicas de caballería, hecho que como se explicó, emularon los nobles castellanos, y cita también el autor reportes de cómo laceaban los toros en las plazas los principales rejoneadores del los 1600: “Don Pedro Salazar (De sobre nombre Naranja), del duque de Maqueda, el Conde de Villamor, luego el Marqués de Velada, don Gaspar de Aspaleta (el Admirante), el Conde de Cantillana y don Diego de Toledo”. Figuran también en sus escritos de la historia del toreo que los nombres de los primeros mozos que al lado de estos caballeros cobraron fama, fueron: “Manuel Sanchéz, Chamorro, Antón, Bartolo y Chapado”.
Destacan los relatos de Abella, las destrezas de los cortesanos del reinado de Don Carlos II, del invento de la espinillera por un caballerizo del rey llamado don Gregorio Gallo y de que fue en esta e época cuando mayor auge tubo la participación de los nobles de la corte en celebraciones y festividades. Hace el autor referencia a un escrito de Quevedo sobre una actuación en 1636, en el cual consta el arrojo como caballero en plaza del Conde Villamor; y a don Antonio de Moscoso duque de Maqueda lo describe como caballista de menor temple que el primero. (Curiosamente uno de los primeros recuentos sobre los inicios de la crítica taurina y su gran valor histórico).
Registra Abella que a estos los emulan luego otros caballeros haciendo un relato de donde actuó don Juan Gaspar Alonso Enríquez Cabrera, décimo admirante de Castilla y sexto duque de Medina de Rioseco (también referido como Gaspar de Aspeleta) gentil hombre de la cámara de Fernando IV y Carlos II, nacido en Madrid el 24 de Junio de 1625 y que tomo posesión de estado en 1674, discípulo del gran humanista Tomás Tamayo Várgas y considerado el mejor rejoneador del momento, quien escribiera unas Reglas de torear que puso en práctica como consejero de Carlos II. Según J.M. Cossio, el famoso caballero referido como Gaspar de Aspeleta se presento con éxito el 6 de Julio de 1648 en las fiestas en honor a San Juan Bautista, y reporta el tratadista escritos elogiosos que considera excesivos a este caballero de parte de: “Bocángel, Cubillo de Aragón, Moreto y Mattos Frogoso”.
Abella transcribe elogiosos escritos dedicados al “Admirante”, de Don Francisco Bernardo de Quirón, del malagueño Ovando y Santarén y de don Ventura de VergaraSalcedo, por su actuación en el festejo conmemorativo del natalicio del príncipe Felipe el Prospero en 1658 donde se cuenta que <mato a cuchilladas un toro por un Golpe que le dio>. También reporta que ambos “el Admirante y al Marques de Velada” como rejoneadores siendo derribados de sus monturas dieron cuenta del toro a cuchilladas.
A Carlos II lo sucedió Felipe V quien abiertamente expresó su disgusto por este tipo de fiestas, razón por la cual los nobles se dejaron de ellas, dando paso a que participaran en las mismas todas las clases sociales con lo cual ganaron mucha popularidad entonces las corridas de toros cuyo producido fue destinado por la corona a la beneficencia. Aparecen en ese momento aquellos jóvenes virtuosos que empiezan a trasformar lo que antes era tan solo alarde de valor en destrezas que conforman diversas suertes. Y se presenta como el primer torero en matar toros cuerpo a cuerpo y el haber inventado la muleta a Francisco Romero, de Ronda – 1726, fundador de una de las primeras dinastías de espadas, aparecen entonces las cuadrillas, una escuela de Ronda y otra Sevillana y toda una serie de suertes de cuarteos y recortes en los cuales se destaca el Navarro Licenciado de Falces Don Bernardo Alcalde de Merino quien actúa según lo registra un aguafuerte de Goya en unas festividades en honor a la reina Marian Neoburg en 1733; se presentan saltos, garrochistas y demás habilidades que le dan gracia a la fiesta y alegría al respetable, y así prosigue la evolución del toreo de a pie en España incluso en la época de José Bonaparte, quien manifiesta sus deseos de organizar corridas de toros en Madrid.
Recapitulando; de los recuentos de alancear toros y de las fiestas en los circos de épocas romanas, se pasa a que caudillos moros y sarracenos retoman la tradición romana la hacer alarde de sus habilidades de guerra a la jineta lanceando toros en sus festividades y que la nobleza castellana los emule, llegando la costumbre a su pico en los 1600 para que sea en 1700 cuando desaparezca, al parecer, en la oficialidad de las fiestas de España el toreo a la Jineta, dando paso a una evolución fanática del toreo de a pie que se hace popular a manos de figuras como el gran Joaquín Rodríguez Costillares que se dice que nació en algún momento entre el 1729 y 1746 y murió en Madrid en 1800 y su gran rival Pedro Romero quien de 1771 a 1799 matara más de cinco mil toros y le nombra el Rey en 1830 maestro de la escuela de tauromaquia de Sevilla. Es entonces cuando aparecen figuras como; Pepe Hillo que actuaba ya en 1801, Cucharés 1808 – 1868, más tarde lagartijo y Frascuelo por los años 1870, Espartero y Guerrita en 1880, Machaquito y Mazzantini en 1900 para luego llegar la época de oro de Gaona, Joselito y Juan Belmonte que es precisamente cuando reaparece la popularidad del rejoneo en España a manos de Don Antonio Cañero y justo cuando se empieza a transformar la fiesta, y se inicia o empieza la tauromaquia artística moderna o del siglo XX; más plástica, más humana y en la cual regresa el caballo como artista y protagonista de primera línea junto al hombre del lado de la apuesta de la vida y no del sacrificio en la fiesta de los toros.
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Hablando con mi gran amigo y rejoneador Luso, Don Paulo Caetano, hombre que ha dedicado una vida al estudio de caballo y la equitación en su tierra y en el viejo mundo, me comentaba cómo, la costumbre de los caballeros de Lusitania y el sur y el oeste de las Españas de jugar con bureles correteándolos con sus cabalgaduras y de lancear los toros bravos a campo abierto se origina el tipo de caballo que estos usaron en estas prácticas.
Este recuento, representa ni más ni menos que uno de los principales factores que determina todo lo que luego renace como arte ecuestre en la época en que surgen las “Reales Escuelas de Equitación” de las casas reales, a partir de Nápoles (reinado entonces español), y desde allí la influencia de los padres de la equitación posterior al renacimiento; siendo su principal embajador, maestro y difusor el 1er. Duque de “New Castle” (Sr. William Cavendish 1592 – †1676) gestor mentor de muchas escuelas reales de equitación en el norte de Europa y de las carreras de caballos en Inglaterra, costumbre a partir de la cual se instauran como disciplinas reguladas el “Steeple-Chase” (carreras rápidas de larga distancia a campo abierto y en pistas desiguales y el “Turf” (carreras más cortas en pistas planas o con poca inclinación) de donde evoluciona toda esta industria que se basa en el majestuoso caballo de Pura Sangre de Carreras o Pura Sangre Ingles.
De la equitación de guerra y el lacear y corretear los toros a campo abierto se pasa en Lusictania al Rejoneo como arte, y se le llama “El Arte de Marialva”. Documentado está en toda la literatura disponible y lo destaca Caetano, que sin duda un poco más adelante en la historia, pero con tanta fuerza en Lusitania como la tubo “New Castel” en Inglaterra y el resto de Europa, aparece en Portugal quien siempre será recordado como el padre del rejoneo como arte: El “4o. Márquez de Marialva y 6o Conde de Cantanhede, Don Pedro José de Alcántara de Menezes Noronha Coutinho”, quien vivió de 1713 a 1799.
Fue “Marialva”, la persona que decantó y formalizó “el Rejoneó en Plaza como Arte” y dejó un hermoso testimonio de vida en ello siendo padre del también Caballero en Plaza y Rejoneador “El Conde dos Arcos”, Don Manuel José de Noronha e Menezes, nacido en Lisboa, Santa María dos Olivais el 3 de Junió de 1740 y que muriera a manos de un toro en Salvaterra de Magos en 1779 a los 39 años de edad.
Marcado está en los escritos consultados una trágica, triste y bella historia del padre (el viejo Márquez de Marialva) que se venga del toro asesino dándole muerte a capa y espada después de que aquel corneara su hijo (el Conde dos Arcos) quien lo rejoneaba en las fiestas en los predios de plaza de toros de la casa real de Salvaterra de Magos.
Al legendario 4o Márquez de Marialva, se le acredita haber sido artífice y padre formal u oficial del arte ecuestre que hoy se conoce como Rejoneo a partir de la publicación de su obra o tratado “Luz da liberal e nobel arte da caballería” (1790), documento sobre el cual se edifica toda la apasionante y bella escuela del rejoneo Luso que hoy conserva como una de sus más autóctonas tradiciones culturales el pueblo Portugués y la cual ciertamente como lo asevera Caetano: “Siempre ha servido de referente o fuente de origen a la equitación clásica a través de su evolución en el tiempo”.
Desde tiempos antiguos entonces la equitación tauromáquica Lusa y sus formas tradicionales de arreglar o domar los caballos han sido el custodio de todo el acerbo renacentista y sus mejoras y modificaciones del cual se vale en la historia como fuente de origen y consulta todo lo que hoy se conoce como equitación y doma clásica en cada una de sus modalidades. Principios estos que valga decirlo son la base elemental para la comprensión de la doma y de los fundamentos elementales comunes a todas técnicas especificas que conforman cada una de las espléndidas disciplinas ecuestres que existen en la actualidad.
La práctica del Arte del rejoneo ha sido sinónimo de la condición noble como persona de aquellos que lo practican. Esto que parece trivial en un mundo moderno donde cualquiera puede con dinero pensar en adquirir cualquier condición, no lo es. Se trata de un arte que
Estudiosos y autores Consultados: Mi amigo el caballero Rejoneador y Maestro de Equitación Pablo Caetano (Convesación en Lisboa Junio 21 del 2013); escritos de Ignacio Cosío, Ing. Leopoldo Peña del Bosque (ME); José Santos Alonzo (“el Rejoneo Origen, Evolución y Normas, 2005 Univ. Autonoma de San Luis de Potosí – México); y el cronista D. Juan José Zaldívar Ortega
requiere la mejor de las condiciones humanas de parte de quien lo ejecuta, pues en él se reflejan completamente y de forma muy marcada, la personalidad y condición personal de quien lo ejecuta. El Arte del Rejoneo tradicionalmente ha sido practicado por personas que no solamente han pertenecido a la aristocracia si no que se han destacado dentro y fuera de ella por su señorío, caballerosidad, carácter, personalidad, nobleza en el sentido amplio y profundo de la acepción; y en general es una actividad en la que caballos, toros y la misma naturaleza difícil y compleja de este arte, si se ejecuta bien, exigen del caballero lo mejor de si mismo.
Es el rejoneo una actividad que requiere lo mejor de seres humanos destacados y extraordinarios, capaces de interpretar tan difícil tarea como la de conseguir convertir en arte señorial y plástico la lucha entre un toro bravo con un caballero y sus cabalgaduras.
Algunas pocas figuras, y es el caso a destacar de Pablo Hermoso de Mendoza Cantón, tienen el gran mérito de haber empezado sin el soporte de una tradición familiar de rejoneadores y sin haber pertenecido a una familia con tradición de rejoneo, sin ganadería propia de caballos y toros lo cual hace natural el desarrollo de las tradiciones familiares de Caballeros Rejoneadores.
No obstante, al observar la realidad de vida y la vocación natural de la vida de Pablo Hermoso, encontramos que nació acaballo dentro de su propia comunidad y fueron su desmedida afición y su habilidad innata de comunicación con los caballos las que forjaron en la una gran condición humana aunada a la destacada dedicación de su padre, su familia al caballo como actividad familiar. El ejemplo de laboriosidad de sus padres y su amor por la doma del caballo formaron en Pablo una personalidad especial, una curiosidad infinita de saberlo todo sobre los equinos, la equitación y el mundo ecuestre, una sensibilidad humana y un carácter definido que se manifiesta en la forma en que expresa su arte, que sin duda representa la descripción más vivida y noble de lo que es y debe ser un verdadero caballero rejoneador.
En contraposición y si bien en la vida todas las aspiraciones son validas, da pena ver como en algunas partes salen hoy aspirantes a caballeros rejoneadores que, tengan ó no mucho dinero para malgastar, no cuentan con la formación, la personalidad, los valores humanos, el carácter y la disciplina que requiere este difícil arte, propio de hombres nobles por su propia condición, acción, sacrificio.
En otro escrito haré el recuento histórico del Arte del Rejoneo a través de los maestros que lo han ejecutado y las diversas escuelas y casi “cuerdas”, familias o ramales de rejoneadores que he conocido y que han marcado con sus caballos momentos importantes en la evolución de este bello arte que hoy vuelve a cobrar importancia y tiene tres públicos, uno eminentemente ecuestre, otro el taurino que es capaz de valorarlo y admirarlo (pues hay algunos taurinos que por un tema económico y/o de envidias artísticas o sociales lo reciente), y uno propio, que cada vez crece más a todo lo largo de los países donde se lidian corridas de toros y hasta en algunos Estados de la Unión Americana.
Nimes se luce para su feria de Pentecostès en junio…
Y se producirà un hecho sentimental : El maestro Espartaco serà padrino simbòlico en la confirmaciòn de alternativa de Borja Jimènez que estarà en solitario con los Victorinos.
Simòn Casas pone en valor la programaciòn de Nimes para Pentecostès
«La originalidad y la creatividad siempre han sido mi doctrina y mi línea de conducta empresarial, además de la categoría», comenzaba exponiendo el productor en palabras a este medio. Y esa creatividad en la próxima Feria de Pentecostés «empieza por la alternativa de Marco Pérez, un acontecimiento en sí, pero se la da Morante de la Puebla, que todo el mundo está deseando volver a verlo en las plazas, y será testigo Talavante, un torero que considero, como aficionado, que es de los más importantes de la modernidad. Ese cartel es un lujo único, con toros de Garcigrande», resaltaba sobre esta cita con el novillero estrella.
LOS CARTELES
V 06/06: Novillada sin picadores matinal. Javier Cuartero, Mathias Sauvaire, Clovis e Israel Guirao (La Paluna)
– V 06/06: Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Marco Pérez, que toma la alternativa (Garcigrande)
– S 07/06: Novillada con picadores matinal. Eduardo Neyra, Tomás Bastos y Víctor (Talavante)
– S 07/06: Sebastián Castella, José María Manzanares y Lalo de María (Hnos. García Jiménez)
– D 08/06: Matinal. Daniel Luque, Juan Ortega y Clemente (Victoriano del Río)
– D 08/06:Miguel Ángel Perera, Juan Pablo Sánchez y Clemente (Robert Margé)
– L 09/06: Matinal. Diego Ventura y Lea Vicens, mano a mano (Fermín Bohórquez)
– L 09/06: Borja Jiménez, en solitario (Victorino Martín)
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