Arles, con un hermoso marco arquitectónico, musical y obviamente taurino se abre hoy para el reencuentro de Daniel Luque con Manzanares y Talavante en la goyesca que es todo un acontecimiento.
Abrió Manzanares con un castaño » Hispano» con 500 kilos y como toda la corrida, de Jandilla.
Coros, orquesta y un pianista le dieron ese marco de nostalgia al festejo.
El pasado 11 de agosto, Daniel Luque sufrió uno de los percances más duros del verano. Además de una cornada fea en el abdomen, sufrió una rotura de peroné. Se puso como objetivo volver a los ruedos en Arles. Menos de un mes después de aquello, ha vuelto como se fue: triunfando. La corrida de Jandilla ha salido complicada, aunque eso no ha sido impedimento para que el torero de Gerena haya cortado tres orejas, saliendo por la puerta grande.
Su faena al primero, toro al que desorejó, fue una faena muy ligada y muy poderosa, como es habitual en Luque, ante un público completamente entregado. La faena al sexto, al que cortó otra oreja, la basó en su capacidad técnica, y estuvo por encima de un toro con guasa y peligro. Otra tarde importante de uno de los toreros de la temporada.
Pero en la hispania, en Valladolid, la tierra de don Roberto Dominguez, dibujó el sevillano Juan Ortega una luminosa faena, una de las tres del año.
El sabor y la torería del sevillano inundaron el coso del Paseo de Zorrilla, mientras que la mala fortuna negó cualquier posibilidad a Urdiales y Aguado pinchó dos faenas comprometidas.
Dice «La razón »
Tarde sublime de Juan Ortega, que firma en Valladolid una de las faenas del año
El sabor y la otrería del sevillano inundaron el coso del Paseo de Zorrilla, mientras que la mala fortuna negó cualquier posibilidad a Urdiales y Aguado pinchó dos faenas comprometidas
Juan Ortega, que ha cortado cuatro orejas, ha sido este sábado el gran triunfador de la cuarta corrida de abono en Valladolid, pero más que el marcador de los trofeos lo verdaderamente importante fue la faena que cuajó al quinto de la tarde, posiblemente una de las mejores de toda la temporada. Y eso que «Belicoso» había cantado de primeras la gallina en el caballo, rajándose, pero Ortega se inventó una faena con un toro que no valía un duro. Muy metido en su quehacer, el sevillano le dejó la muleta siempre en la cara para evitar la huida y así fue obrando el milagro. Porque después dio un auténtico recital sobre la diestra, haciendo rugir los tendidos. Faena con mucha intensidad, para el recuerdo, metiendo en la canasta a un toro muy deslucido y al que trató como si fuera bueno. Muy importante todo lo que hizo el trianero. Una tanda final genuflexo y llevándolo muy largo a modo de broche fue cumbre, y de ahí a por la espada, dejando una estocada hasta los gavilanes, saliendo el toro rodado sin puntilla. Dos orejas a ley.
Este fue el sorteo en Valladolid