Como un jauría , las mayorías votaron a favor de prohibir las corridas, se quitaron la careta en la Cámara plena y atropellaron la razón para imponer su decisión de prohibir las corridas en medio de abusos legislativos que cruzaron la raya de la elegancia parlamentaria.
Había que ver corriendo por los pasillos a dos animalistas buscando congresistas para literalmente empujarlos a la sesión mientras el presidente de la Corporación no tramitaba como es de uso corriente las propuestas de adición al proyecto presentadas por la representante Ana Rogelia Monsalve. Y el ministro del interior dirigiendo la batuta como director de esta opereta.
Por eso hemos puesto esa foto del novillero Cristian Castañeda que torea de salón protegido por una ruana en la operación de plantón de los novilleros frente a la Santamaría, sueños de ese joven como muchos que ven truncados sus legítimos deseos de ser toreros, por cierto profesión legalizada ante el ministerio del trabajo.