Una oreja, cortada por Diego San Román, y una controversia, por el terno usado por el matador español Antonio Ferrera, fueron los puntos más notables de la corrida Guadalupana, en la Plaza México.
Con casi tres cuartos de entrada, se corrieron seis astados de Jaral de Peñas, justos en presencia, sobresaliendo el tercero, al que San Román le tumbó la oreja.
Héctor Gutiérrez pudo llevarse una del segundo, pero no tuvo fortuna con el acero, y tampoco pudo con el cuarto, a pesar de su voluntad.
Ferrera partió plaza vistiendo un traje en el que aparecía más de una vez el escudo de la Bandera de México, lo que las leyes no permiten para uso particular, lo que seguramente le hará acreedor a una sanción ya que utilizar prendas que incluyan símbolos, como la bandera o el escudo nacional, se podría castigar con sanciones económicas o inclusive arrestos.
La Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales detalla con gran precisión cómo debe ser el diseño y las proporciones de la bandera y el escudo nacional, y establece multas e incluso arresto por la difusión de símbolos nacionales alterados o por faltarles al respeto.
Una ley que sinceramente creemos que debería de cambiarse y que demuestra lo anacrónico de muchas de nuestras leyes mexicanas.
En lo torero, dejó ver detalles con el capote de color verde (criticado por los taurinos de la vieja guardia). San Román aguantó bien con su primero, para obtener un trofeo, y con el segundo intentó, pero sin recompensa.— Gaspar Silveira Malaver.