Por estos días se discute el drama de la humanidad con el llamado cambio climático producto del daño que el ser (in)humano le hace a la naturaleza y las consecuencias a mediano y largo plazo de cara ala destrucción del planeta con la devastación de zonas de reserva como la amazonia .
Hace un par de días viajé al Quindío y visité esa hermosa región de Salento donde valle adentro están tupido del árbol nacional, la palma de cera que, como señala » El viajero nómada » árbol llega a alcanzar los 60 metros de alto y sólo crece a una altitud de entre 1500 y 3000 metros sobre el nivel del mar. Es muy curioso ver “palmeras”, más propias de zonas de costa, a estas alturas. El paisaje del valle muy verde con las Palmas de cera elevándose tan altas es una de las imágenes que más se me han quedado grabadas de mi viaje a Colombia.
Comprobar sobre el terreno cómo el toro de lidia es un guardián en la preservación de ese entorno natural que ,si como pretenden los animalistas de acabar con la tauromaquia por la vía de una ley, en pocos años esa zona hoy un enjambre de variados verdes, de plantas, de especies animales , conviven con el toro de lidia y la amenaza es que será un desierto ocupado por irresponsables turistas y el avance de los urbanizadores.
La emoción en esta visita fue admirar al cóndor en ese maravilloso habitat donde se levanta otro ser estupendo, el toro de lidia.
y al oso de anteojos que se caracteriza por su pelaje negro oscuro con manchas claras en el rostro, cuello y pecho que son únicas en cada individuo. Por otra parte, el olfato es uno de los sentidos más desarrollados, siendo mucho más potente que el de un perro. Y y los toros de lidia que se mueven a placer en esas ricas y vastas tierras quindianas.
al oso de anteojos y los toros de lidia que se mueven a placer en esas ricas y vastas tierras quindianas.
Desde que se asentó el abuelo de Antonio y Mauricio,Ernesto Gonzalez Piedrahita a mediados del siglo pasado en ese paraíso ,los hijos de «Antuco» prosiguen la labor infatigable de criar el toro de lidia y preservar la región como otro de los pulmones naturales que tanto nos benefician.
Ojalá haya sensatez de nuestros legisladores y no nos borren de un plumazo porque la historia sancionará a quienes no fueron capaces de entender este ceremonial de la corrida. El animalismo va a acabar con el toro de lidia pese a que proclaman de manera hipócrita que lo quieren salvar.