Category Archive : El despropósito

Fracasaron Morante y Prieto de la Cal . Silencio «sonoro» en el Puerto

La apuesta de Morante con Prieto de la Cal ganadería que se sale de su circuito de comodidad , un fiasco en el Puerto de Santamaría. Seis silencios, la devolución aun no explicada de un toro y la decepción de los aficionados.

Morante apostó fuerte y la comparecencia en solitario no salió bien . No es hora de cargar toda la responsabilidad al torero pues el propio ganadero admitió que la corrida no funcionó. Seis silencios, seis.

La puesta en escena de Morante fue de » aquí te espero» ya que llegó en un coche tirado por caballos como » a su manera » lo hacía el gran Pana y años antes, mucho antes, los toreros cuando no había autos. Así que para los transeuntes portuenses fue todo un suceso ver pasar al torero rumbo a la plaza de esa manera. Y vestido de azul purísima y oro, con bordado de Mazzantini.

El de La Puebla expresó a voz en cuello ante la decisión de cambiar de rumbo con el ganado que se anuncie : Me cansa el toro bueno…

Y eso que el criador onubense que tiene los famosos » Veraguas» había dicho días antes que Morante era el torero perfecto para sus toros.

La ganadería fue formada en 1912 por don Florentino Sotomayor con reses de Miura y Parladé y con varios sementales de Tamarón. En 1931 fue adquirida por don Mariano y don Fermín Martín Alonso, quienes a su vez la vendieron en 1935 a don Marcial Lalanda, anunciando a nombre de doña Emilia Mejía. En 1940 agregó un semental y vacas de Albaserrada, vendiéndola en 1945 a don Tomás Prieto de la Cal, quien eliminó todo lo anterior y añadió reses oriundas de Veragua adquiridas a don José Enrique Calderón. En 1975, por fallecimiento de don Tomás, se anunció la ganadería a nombre de su hijo.

Qué ocurrión con el encierro para Morante en solitario en El Puerto ?

En síntesis: Corrida descastada y blanda y Morante sin ideas.-

El IDRD expulsa abusivamente con la policía a los toreros que entrenaban de salón en La Santamaría

La Directora del Instituto de Recreación y Deportes de Bogotá Blanca Inés Durán debe explicar, tiene la obligación institucional de hacerlo y es menester que lo haga por ética por qué mandó a desalojar a pacíficos ciudadanos que toreaban de salón en su escenario natural de la plaza De Santamaría donde varias generaciones lo han hecho de forma tranquila sin molestar y sin ser molestados.

Torean con muletas y capotes al viento, hacen pequeñas, efímeras y a la vez eternas obras de arte con ese toro imaginario.

Pues este sábado llegó un piquete de policía ( que debería cuidar la ciudad de maleantes y otras yerbas ) y desalojó a los muchachos que , insisto, toreaban de salón como lo hizo en los cincuentas del siglo pasado don Antonio Bienvenida y mas tarde Lucía Bosé en el mismo ruedo de La Santamaría cuando le hizo de toro a su hijo , vestido de luces y calada la montera , quien más tarde será el famoso Miguel Bosé. Ahí se esmeró en pulir su toreo el maestro César Rincón y Pepe Cáceres y centenares de toreros.

Comprendo que los policías cumplían una orden superior pero a veces esas ordenes superan el marco legal y atentan contra los derechos a la libertad de los ciudadanos. Insisto en que la policía cumple su deber. El que dio la orden está mas arriba, en su oficina bien equipada.

Por qué ese método de agresión de parte de un instituto que es el encargado de administrar la plaza ( que es de todos los colombianos )? Expulsar de la plaza construida en los años veintes del siglo pasado por el Quijote Ignacio Sanz de Santamaría a esos jóvenes que sueñan con la gloria es un acto , para decirlo políticamente correcto, descomedido y abusivo.

Andrés Manrique, hijo de torero, y novillero él, me dice que los iban a sacar a la fuerza, los toreros le explicaron a los policías que saldrían pacíficamente como habían llegado y se evitó una tragedia.

Juan Esteban Constaín escribió recientemente en El Tiempo tras su ejercicio de jugar tennis en el parque Nacional en las mañanas la escena de esos muchachos que torean de salón allí y que refleja ese mundo de sensibilidad y grandeza que es el toreo. :

Yo, después de jugar, suelo quedarme embelesado por un rato viendo una escena surreal, la de los aprendices de torero que entrenan y practican en una de las canchas de básquet. Son tres o cuatro estudiantes y un maestro, vestido siempre de negro, camisa blanca, el pelo todo peinado hacia atrás. Usan capote de brega y una carreta con cuernos y cara de toro que es la que embiste y ellos la lidian.

Me conmueven su mística, su devoción por ese oficio y esa profesión y su respeto por el maestro, que los instruye con firmeza y con cariño. “¡Ole!”, dice a veces, emocionado por algún pase. Pero lo más impresionante es el contraste entre esa escena y las demás; es allí donde está el surrealismo, en esos matadores en ciernes que tratan de serlo en medio de un mundo tan distinto que está por completo en otra cosa.

Y no me interesa, para nada, invocar aquí el debate moral y político sobre las corridas de toros, entre otras cosas porque estoy más o menos de acuerdo con las dos partes: entiendo a los taurófilos y todo lo sagrado y estético y trascendental que ellos ven y viven en la tauromaquia, pero también entiendo a quienes repudian eso en nombre de una idea distinta y acaso mejor –no lo sé– de la civilización y la compasión.


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