( Noticia de Patricia Navarro desde Castellón en La Razón )
A la verónica quiso Morante descifrar su misterio. Ese que lleva dentro y después de unas chicuelinas al paso para llevar el toro al caballo, lo meció camino al tercio. Crujía Castellón, como lo hubiera hecho cualquiera. Morante se robaba a sí mismo como si quisiera ganar tiempo, sabedor de que detrás venía Juan Ortega y sabe torear con el capote. Era la última de la Magdalena y su doblete. Un privilegio. Dos veces en tres días. En el centro del ruedo quiso el de La Puebla. Más que el Jandilla, que en vez de empujar en la muleta pretendía quitarse el engaño del medio. Por la diestra tuvo las arrancadas más cosidas y la nobleza. Dejó Morante piezas sueltas de calado sin compactar. Y la espada, contundente, hizo el resto.
Morante no ve dificultades, mueve montañas. De ahí que se fajara con el cuarto, que fue noble y repetidor y lo exprimiera hasta el final, con gusto, buenas maneras, poder y ya para rematar unas manoletinas de cierre de faena que le son absolutamente inauditas. Morante lo goza delante del toro. No le hace falta nada. La claridad la tiene hasta con la espada, con la que se tiró y en el primer encuentro resultó fulminante. Esta vez sí hubo premio.
A hombros
El segundo apretó en la primera vara que si no hubiéramos visto lo que vino después pensaríamos otra cosa. Tras derribar salió a lo loco, de capote en capote incluso llegó al otro peto. Esa huida acabó de pronto en la muleta de José María Manzanares, que lo cosió a los vuelos y se fundió con su nobleza y codicia para dejar tandas repletas de cadencia y empaque. Y cuando al toro se le fueron los ánimos fue eficaz con la espada.
Fijeza y nobleza tuvo el quinto de Jandilla en la muleta de Manzanares, que no se cansó de embestir. La faena resultó larga, no siempre brillante, pero con momentos muy buenos y buscando la reunión, pasárselo más cerca. Supo ponerla fin justo cuando estaba en lo más alto y la espada acabo de consolidarla. Torea bonito y con un temple exquisito.
A Juan Ortega se le espera siempre, por si… Un lance, un muletazo, pero está out, fuera. Su primero no fue fácil, porque se quedaba abajo y le costaba pasar. A Juan le costó taparse y que no fuera transparente el apuro. Más de lo mismo con el sexto, que tenía ese punto de bronquedad. Y tedioso todo.
Ficha del festejo
Castellón. Última de Feria. Se lidiaron toros de Jandilla. El 1º, noble y sin fuste; 2º, noble; 3º, complicado; 4º y 5º, buenos y 6º, bronco. Tres cuartos de entrada.
Morante, de celeste y oro, estocada (saludos); estocada (oreja).
José María Manzanares, de gris y azabache, estocada corta (oreja); estocada (dos orejas).
Juan Ortega, de verde hoja y azabache, dos pinchazos, media, descabello (silencio); pinchazo, estocada (silencio).