El maestro César Rincón invitó a un grupo de sus amigos mas cercanos a un día de herradero en su finca de Albán, Cundinamarca, y al final se convirtió en una jornada de buen toreo con vacas excelentes en un improvisado tentadero.
Participaron don Ricardo Arandia, César Camacho, El Piña, Manolo Castañeda, Luis Miguel Castrillón, Freddy Velasquez, Juan José Rincón, el hijo mayor del maestro, y Hugo Soto. Grata sorpresa el avance que tiene como picador » Javid Gaivao » formado en la ganadería y quien picó formidablemente.
Los herraderos en las ganaderías de toros bravos son una auténtica fiesta que, como cada ocasión, mueve a la familia del ganadero, a los amigos, en un día festivo que comienza con el marcado de las vacas y termina en una jornada de conversaciones . En ese caso culminó con un tentadero que sin duda fue toda una fiesta del bien hacer.
El herradero es el primer “Acto Litúrgico” del ganado bravo.
De esta manera los becerros dejan de ser anónimos y se convierten en una cabeza más de la ganadería con nombre, número e identificación. Es el día de más alegría de los vividos en el año ganadero y uno de los más laboriosos y así fue en la dehesa de Las Ventas del Espíritu Santo empotrada en un bello paraje protegido por un inmenso cerro que generalmente aparece nublado pero le da un marco de excepcional belleza pues la ganadería » mira » hacía el valle del Magdalena.
Las fotos son del jefe de fotografía y vídeo del portal, Farley Betancourt Henao
( En su orden Luis Miguel Castrillón, Manolo Castañeda y Freddy Velasquez )
Cerramos esta nota de una tarde campera inolvidable en la finca del maestro Rincón , tarde que como ésta y, tantas otras facetas de la tauromaquia no nos podemos dejar arrebatar por la vía de los fundamentalismos. Una jornada que concluyó con uno de esos espectáculos de la naturaleza que solo son posibles en el campo y en este caso en el campo bravo donde convive el toro con otras especies.
VIDEO DE UNA PARTE DE LA FAENA CAMPERA DEL HERRADERO
Desde primera hora de la mañana comenzó el trabajo, marcando el total que decide el ganadero, entre machos y hembras, a hierro y fuego para facilitar su identificación posterior.
Cada animal con un año y seis meses de edad queda marcado, mientras está en un cajón de hierro, bien protegido y cuidado el becerro con la imagen de la ganadería, el símbolo de la asociación ganadera a la que pertenece, el año de nacimiento y el número correlativo del animal.