César Rincón recibirá un homenaje en la localidad murciana de Lorca el próximo 21 de abril en un acto organizado por el Club Taurino que preside Juan Coronel.
Mientras las obras de la plaza de Sutullena avanzan a buen ritmo de cara a su inauguración, previsiblemente en la primavera de 2023, los aficionados lorquinos continúan dando ejemplo y en esta ocasión rendirán homenaje a uno de los toreros más importantes y más grandes de la historia del toreo: César Rincón.
En un acto que será conducido por el periodista Iñigo Crespo, César Rincón repasará su carrera y recibirá honores por parte de las autoridades locales y Club Taurino.
Esta semana el maestro recibió otro homenaje esta vez en Villaseca de la Sagra en la que hizo un repaso de su trayectoria como torero, las 6 puertas grandes de Madrid, su encuentro, ya mítico con el fiero «Bastonito» de Baltasar Ibán en Las Ventas, su formación en Bogotá, su condición de ganadero . Fue ocasión propicia para que el maestro colombiano formulara un apasionado alegato en favor e la fiesta por todos los valores que comporta..
Lorca es historia, patrimonio y tradición. Es una ciudad monumental localizada en el suroeste de la Región de Murcia, su término municipal es el segundo más grande de España con 1.675 km2 y en consecuencia ofrece todos los contrastes a quien la recorre, con gran diversidad de paisajes desde las Tierras Altas del norte, el fértil valle del Guadalentín y la tranquila costa virgen de Calnegre declarada Parque Regional.
El matador de toros jerezano Juan José Padilla recibió un importante reconocimiento en el ruedo de la Plaza de Toros de Las Ventas, como homenaje a toda su trayectoria.
El acto organizado por la Academia de la Diplomacia en colaboración con el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, contó con la participación de diferentes amigos personales del torero como D. Adolfo Suárez Illana, D. Luis Alfonso de Borbón o el ganadero D. Victorino Martín, además de contar con una extensa representación de embajadores de países como Reino Unido, Bélgica, Corea, Japón, China, Sudán o Senegal así como diferentes miembros del cuerpo diplomático. Más de ochenta embajadas estuvieron presentes para homenajear al torero por su importante trayectoria taurina desde que tomara la alternativa en el año 1994, tras 24 años en activo del conocido como “Ciclón de Jerez”.
El encargado de darle la bienvenida fue el Presidente de la Academia de la Diplomacia del Reino de España, D. Santiago Velo de Antelo, quien contó a los asistentes todas las cualidades del torero y el motivo de tal reconocimiento. Juan José Padilla por su parte agradeció dicha distinción y quiso compartirlo con todos los compañeros de profesión al unirles y compartir este arte que es el ser toreros.
El acto fue amenizado por varios cantantes de la Fundación Operística de Navarra, un atractivo acompañamiento musical, que por primera vez se celebraba en un evento taurino en el ruedo venteño, con un piano de cola en la misma arena, interpretando varias piezas en honor a Juan José Padilla y a la fiesta nacional.
También fue descubierta una espectacular pintura del artista Antonio Santana dedicada al torero y que será cedida a la academia de la Diplomacia.
El acto además sirvió para transmitir a nivel internacional los valores de la tauromaquia a numerosos países que desconocen las tradiciones y el mundo taurino, acercando a éstos nuestra cultura.
La localidad toledana de Villaseca de la Sagra recupera del 28 de marzo al 1 de abril sus XXI Jornadas Taurinas, tras el paréntesis de la pandemia, en las que se va a homenajear a los diestros César Rincón y Eugenio de Mora, con motivo de los 40 y 25 años, respectivamente, de su alternativa, informa la sección taurina de la Cope.
El primer día, 28 de marzo, habrá un homenaje a Eugenio de Mora y el sorteo público del orden de intervención y ganaderías asignadas de los novilleros seleccionados para actuar en las tres novilladas clasificatorias del “VIII Certamen Alfarero de Plata 2022” para novilleros sin caballos.
El martes día 29 se ha programado una charla coloquio bajo el título ‘Del Alfarero de Oro a las grandes ferias’ con la presencia de los matadores Ángel Jiménez, Tomás Angulo y Francisco de Manuel que en su época de novilleros pasaron por el certamen de novilladas Alfarero de Oro.
El 30 de marzo serán protagonistas las ganaderías del campo bravo con la participación en una charla coloquio de los ganaderos Guillermo López, de la ganadería del “Conde de la Corte”; Bernardino Píriz, de la ganadería de “Herederos de Bernardino Píriz”; Manuel Vázquez, de “Condessa de Sobral”, y Javier Núñez de “La Palmosilla”.
El jueves 31 tendrá protagonismo el aficionado taurino y el viernes 1 de abril estará dedicado a César Rincón y a la entrega de premios del XXI Certamen de novilladas ‘Alfarero de Oro’ y de la VII edición del ‘Alfarero de Plata’.
En el certamen ‘Alfarero de Oro’ el triunfador fue Isaac Fonseca y los demás premiados son Jorge Martínez (mejor faena); Baltasar Ibán (mejor ganadería); ‘Perlas Negras‘ de la ganadería La Quinta y (mejor novillo); ‘Escultor‘ de la ganadería del Conde de Mayalde (mejor novillo desafío de encastes); Víctor del Pozo (mejor peón de brega); José Otero (mejor par de banderillas), y Miguel Ángel Infantes ‘Pastelito’ (mejor picador de la feria).
En cuanto a los VII ‘Alfarero de Plata’, el triunfador fue Marcos Linares y los premios: Víctor Huertas (mejor ganadería de los desafios ganaderos); ‘Estafador‘ de ganadería del Conde Mayalde (mejor novillo de los desafios ganaderos) y David Adalid (mejor subalterno).
Los actos de estas jornadas taurinas de Villaseca de la Sagra tendrán lugar en el salón de actos municipal a las 20:30 horas
Los jóvenes tienen memoria. Y ese maravilloso tendido joven que ilumina con sus cánticos y pancartas la plaza de toros de Manizales ,preñado de ilusiones, fantasías, amor y pasión por la fiesta que heredaron de sus mayores aprovechando la feria le rindieron tributo al otro j,oven pero maestro en tauromaquia César Rincón.
Fue un encuentro lleno de bondad y memoria para ese joven que en 1991 colocó en lo mas alto el nombre de Colombia al salir 4 veces consecutivas por la puerta grande de la catedral del toreo, Las Ventas de MADRID en un irrepetible suceso.
Sea la ocasión para enaltecer a ese nutrido grupo de taurinos que nos garantiza que hay guardián en la heredad de un ritual que otro quieren prohibir y que saben y sabrán defender eso que aman porque es cultura y tradición, así les rechine a los prohibicionistas.
Gracias muchachos y a usted, querido maestro, larga vida.
El torero jerezano Juan José Padilla ha recibido en Madrid, de manos de los Reyes de España, el Premio Nacional de Tauromaquia 2018.
La ceremonia, relata el Diario de Jerez, celebrada en el Claustro de los Jerónimos del Museo del Prado, reunió a treinta premiados en otras tantas categorías en estos premios correspondientes a los años 2018 y 2019 que concede el Ministerio de Cultura y Deporte y que se han entregado ahora debido a la pandemia.
Por cierto, el maestro jerezano estarà en Cali en diciembre acompañando al novillero Manuel Perera que hace su debut en Colombia y quien acaba de salir en hombros de La Maestranza de Sevilla.
Felipe VI y la Reina Letizia presidieron este acto que reconoce la labor en diferentes ámbitos culturales y artísticos. «Las artes, las letras, la creatividad, la técnica y las industrias culturales nos hacen mejores y nos aportan riqueza y crecimiento. La cultura, en definitiva, nos engrandece como sociedad y nos da prestigio como país», manifestó el monarca.
Entre los premiados estaban el diestro jerezano Juan José Padilla y el Foro de Promoción, Defensa y Debate de las Novilladas, representado por Jesús Hijosa, alcalde de la localidad toledana de Villaseca de la Sagra.
Según el fallo del jurado, Juan José Padilla «es un ejemplo de superación que se ha ganado el respeto de profesionales y afición. Durante sus 25 años de carrera ante el toro, su entrega y valentía le han hecho sufrir 39 cogidas. Una de ellas, le ha hecho ser el único torero con un parche en un ojo, pasando a ser apodado ‘El Pirata’ Padilla. Tomó la alternativa en la plaza de toros de Algeciras en 1994, siendo su padrino Pedro Castillo y como testigo el Niño de la Taurina. Se retiró de los ruedos en la plaza de La Misericordia de Zaragoza en 2018″.
La concesión del Premio Nacional 2018 al torero “representa el reconocimiento a unos valores propios de la Tauromaquia, como el esfuerzo, la entrega y la capacidad de superación, que se proyectan más allá de los ruedos, y que se encarnan en la personalidad y trayectoria de Juan José Padilla”, según el jurado.
Por su parte, el Premio Nacional de Tauromaquia de 2019 recayó en el Foro de Promoción de Defensa y Debate de las Novilladas, un ente que integran los municipios de Villaseca de la Sagra, Arganda, Arnedo, Algemesí, Villa del Prado, Guadarrama, Collado Mediano, Moralzarzal, San Agustín del Guadalix, Los Molinos, Pedrajas de San Esteban, Calasparra, Azuqueca de Henares, Cadalso de los Vidrios, Moraleja, Andorra, Blanca, El Molar, Villanueva del Rosario, Portillo y Cella. Estos municipios organizaron un 30% de las novilladas picadas en 2019, además de celebrar novilladas sin picar.
El jurado propuso a la entidad “en reconocimiento a los Ayuntamientos que lo conforman, por su ejemplar labor de promoción y defensa de la Tauromaquia desde la base, con la programación de Ferias de novilladas que permiten a los jóvenes perseguir su sueño de convertirse en toreros, impulsando de este modo la continuidad y renovación de la Fiesta”.
En la ceremonia de entrega ha intervenido el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta; además de Antonio Ruz (Premio Nacional de Danza 2018 en la modalidad de Creación) y Anna Caballé (Premio Nacional de Historia de España 2019), en representación de los premiados de 2018 y 2019.
En nuestro peculiar planeta Tauro, los nombres característicamente históricos se refieren, como tiene que ser, a toros y toreros. Pero aun en ese estrecho círculo caben excepciones, de vez en cuando lo infiltran ánimas ajenas a quienes honran el clásico terno y al infaltable personaje de pitones agudos y dura pezuña. Pueden ser ganaderos –un legendario Antonio Llaguno González, por ejemplo—e incluso empresarios –como aquel catalán universal llamado Pedro Balañá Espinós—. También artistas y escritores que en algún momento fueron tocados en su inteligencia y sensibilidad por la fuerza telúrica del hecho taurino, su condición de arte irrepetible, su verdad esencial.
Uno de ellos, Antonio Caballero, acaba de abrir entre su persona y el mundo físico un hueco infinito. Las ausencias que más duelen son las inesperadas. Caballero se apartó de nosotros para siempre. Nos deja sus letras, un legado precioso para el aficionado que entiende que el toreo no solamente se desarrolla en la arena y frente al toro, y que nada embellece más los recuerdos que la buena literatura. Esa que, desde un sabor, saber y sentir hondamente taurinos, es capaz de hermanar la prosa con la poesía.
Evidentemente, todo buen aficionado sabe que la historia de la tauromaquia no se agota entre las fronteras de los dos países consabidos –España y México–, que nunca podrá escribirse con suficiente justeza –ni justicia– omitiendo a Francia, Colombia, Perú, Venezuela, tampoco a Portugal y Ecuador. Este ha sido, dicho rápidamente, uno de los reclamos de mi propuesta en torno al Siglo de Oro del Toreo del que hablaba aquí hace poco. Viene esto a cuento porque Antonio Caballero Holguín, fallecido el pasado día 10, era colombiano (Bogotá, 15.05.45). Miembro de una familia de escritores, pintores, poetas y diplomáticos, fue todo eso y más, periodista de casta y, tal vez por encima de todo, un aficionado a toros de paladar negro, con la sabiduría de no empecinarse en dogmas y, en cambio, cultivar la flexibilidad y el humor desde su formación de anacrónico renacentista, que al hablar y escribir de toros se paseaba con garbo sin par entre ámbitos y temáticas tan variados como sus intereses y talentos personales. Leer cualquier cosa suya es un placer para el espíritu, y cuando uno concluía cualquiera de sus escritos taurinos experimentaba la sensación de liviandad gozosa de quien acaba de descubrir un ángulo nuevo en su pasión de siempre. Difícil magia ésta, al alcance de muy pocos escritores, ya sea que sus textos se ocupen de tauromaquia o de cualquier otra materia.
Invito al lector a comprobarlo mientras saborea una breve selección de los textos taurinos de Antonio Caballero. La fiesta. Bueno, la barbarie: sangre y arena, sol y moscas, vocerío, crueldad y mucha trampa. Pero nadie que haya visto a Rafael de Paula torear a la verónica, o a Antoñete dejar parado a un toro en la esquina de una media o a José Tomás levitar mientras torea… puede olvidarlo nunca. Y al contrario, el recuerdo se estira y se despereza en la memoria, y lo que fue un fogonazo se patina de lentitud y nostalgia… Nada hay más bello y a la vez más fuerte. La fuerza –y también la violencia: una violencia mágica, armoniosa, musical—forma parte de esa belleza fugaz y duradera del toreo, que es lo más bello del mundo.
Juan Belmonte.
No son muchos los hombres que han inventado un arte… Orfeo, por ejemplo, inventó la música; pero nadie toma en serio la existencia histórica de Orfeo, sin hablar de que en otras civilizaciones la invención de la música es atribuida a Gilgamesh o a Quetzalcóatl. De Juan Belmonte, en cambio, sabemos exactamente cuándo y dónde nació: en el número 72 de la Calle Ancha de la Feria, en Sevilla, el 14 de abril de 1892. Y sabemos que, a continuación, inventó el toreo.
…ya famoso, continúa confesando que como espectador en la plaza se siente incapaz de lidiar al toro (que está) en el ruedo. De lidiarlo probablemente era incapaz. De torearlo, no… Desde Pedro Romero hasta Joselito el Gallo (histórico rival de Belmonte), lo que se hacía con los toros era lidiarlos: someterlos y matarlos en un combate cuerpo a cuerpo… Belmonte introdujo en esa lucha la dimensión del arte: de lo imaginario… le dio una espiritualidad que antes no tenía: como si le hubiese dado el alma. Curro Romero.
No sé quién dijo –Bienvenida, tal vez…– que el arte es lo que queda cuando se quita todo lo que sobra. Curro Romero, el viernes por la tarde, quitó todo lo que sobraba del arte del toreo. Lo hizo con un torito colorao de Moura bautizado con el nombre predestinado de “Soneto”… No es que hiciera un soneto sino que lo inventó: nuevo, crujiente, oloroso, recién hecho, como le salían a Petrarca en el siglo XIV. El toro lo ayudó, como ayudó Laura a Petrarca con su simple existencia: tan embestidor y tan grácil, coloradito y bien hecho, y tan noble que teniendo a Curro entre sus astas para cornearlo de veras no lo hizo, porque estaba concentrado volviendo a contar los versos para ver si eran catorce y el soneto estaba hecho. Se ha dicho que lo distrajo la gorrita milagrosa que le tiró un arenero… Para milagrosa, la faena de Curro.
César Rincón.
La plaza llena hasta los topes, y a la espera. Cuando salió Rincón por la puerta de cuadrillas, un largo aplauso. Porque el público de Madrid, que es el más mezquino y rencoroso del mundo, es también el más agradecido. Y sabe perfectamente lo que le debe a Rincón: el haberle devuelto a la fiesta un elemento que desde hacía años venía faltándole: el toreo. Al día siguiente lo diría Vicente Zabala publicando en el ABC una foto a toda página de Rincón frente al toro titulada “He aquí el secreto” –y el secreto no es más que eso: el torero frente al toro y no al hilo del pitón.
Joselito.
En la plaza de Úbeda, reducida y ruidosa, le decía Emilio Muñoz, ese torero flamígero y barroco de Triana, al sobrio y silencioso Joselito, que se estaba jugando en silencio la vida ante un toro probón y buscador de Algarra: “¡José, si da igual, que éstos no entienden!”. En los tendidos, la gente protestaba. Y Joselito seguía toreando con calma ante la incomprensión estética del público, ante la incomprensión ética de Muñoz. Toreaba simplemente como tenía que torear. La frialdad, o más bien, la impasibilidad del clasicismo no es otra cosa que sentido de responsabilidad… El clasicismo consiste en que nunca haga falta lo que le sobra al arte…y más que frialdad es lucidez (que) no excluye el viento repentino de la inspiración…Cuando la serenidad de la estructura clásica se encuentra con el empuje romántico de un toro bravo, el resultado puede ser admirable.
Manizales.
Como en todas las cosas serias de la vida, en los toros no hay dos cosas sino tres: toro, torero y público. Sin el público que mira no hay toro ni torero, así como el yin y el yang, que según los sabios chinos conforman el Todo, no lo conforman solos: necesitan, además, el ojo de un sabio chino. En la feria de Manizales hubo toros y toreros, pero faltó el chino.
Quiero decir, que el público mira las corridas no con el ojo crítico de la sabiduría, sino con el festivo del entusiasmo: mucha bota de vino con brandy y aguardiente, mucho pasodoble, mucho transistor… y un público demasiado orejero, demasiado bondadoso y contemporizador, y mucho más atento en la plaza a lo superfluo que a lo importante.
Por eso, aunque a lo largo de la feria se vieron buenos toros… como los de Rocha, con ganas de pelea con el caballo y difíciles para la muleta… o como los de La Carolina… que iban fijos y alegres al trapo del torero…, los más aplaudidos fueron los toritos institucionales de Ernesto Gutiérrez, blandos como la melcocha… Todo está muy bien, sin duda. Pero para ver cosas así no es necesario ir a los toros: bastaba con el Baile de Fantasía del Club Manizales.
El misterio. En los toros, como en el más vasto devenir del universo, nunca sabemos lo que va a pasar… Los mejores matadores, la ganadería más afamada, y en el periódico de la mañana un delicioso pronóstico meteorológico… y resulta que todo sale mal. O al revés: es un sobrero de descarte, polvoriento de corrales, el toro que sí sirve, y el matador que venía de relleno es el único que de verdad torea.
Nunca se ha dado el caso, en un concierto, que al final reciba más ovaciones un segundo violín que el director de orquesta: en los toros sí. Ni que triunfe el electricista y fracase Mick Jagger: en los toros sí… No es como el futbol.
Porque se habla mucho de futbol, sí, pero Góngora no escribió sonetos al respecto, ni Picasso pintó goles… ni se han armado nunca polémicas feroces sobre si debe o no prohibirse el futbol. No es como el ajedrez o el ballet, cuyos términos técnicos –mate pastor, fouetté—son incomprensibles para los profanos: los de los toros los entienden todos los que hablen español…y hasta el más antitaurino sabe que quiere decir “la hora de la verdad”, o “salir por la puerta grande”, o “ver los toros desde la barrera”.
Jorge y Augusto Garzòn como esas hojas de los àrboles frondosos en otoño se marchitaron y partieron con la misma discreciòn con la que vivieron en el bucòlico Ubatè pero el toreo tiene memoria y Juanito Ortiz se empeñò en realizar los dos festivales para que esa memoria, esa savia se prolongue en las nuevas generaciones de aficionados. que deben saber que el toreo tiene una historia, unos protagonistas imprescindibles, los ganaderos de bravo.
El 28:
Juanito Ortiz, dos orejas
Santiago Naranjo, 1 oreja
Kuntur Alfaro, matador del Perù, dos orejas
Silencio para el novillero Enrique PaRRA
Al dìa siguiente se abriò con un servicio religioso y luego se lidiaron ejemplares de Garzòn Hermanos.Manolo Gimenez, ovaciòn
Santiago Naranjo, oreja
German Pàez, indultò al novillo de origen Nuñez, de pelaje castaño
En nuestra comida mensual, hemos disfrutado de la presencia de un figurón del toreo, un torero de época. Y ha querido el destino que hayamos podido hacerlo cuando se cumplen treinta años de aquella temporada de 1991 en la que el colombiano puso patas arriba la plaza de Las Ventas al lograr salir por la Puerta Grande en cuatro ocasiones, hito que nadie ha igualado.
El maestro Cesar Rincón, que se ha desplazado a nuestra ciudad exprofeso para atender a nuestra invitación, nos ha deleitado con sus comentarios pausados y detallados. A través de su calidez, humildad, sencillez y educación nos hemos encontrado con una persona grande, cabal, con un gran amor a su profesión y una gran perseverancia para superar las dificultades.
Un auténtico privilegio el haber compartido tertulia con tan ilustre invitado. El maestro bogotano ha venido acompañado de su padre, Gonzalo Rincón. Ha recibido nuestro tradicional azulejo de recuerdo de manos del Sabio de Honor, Javier Hurtado.
El Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid rindiò homenaje a uno de los ídolos de Las Ventas, el torero José Cubero “Yiyo”, con motivo del 40º aniversario de su alternativa. Lo hizo a través de una mesa redonda en la que participaron los matadores Curro Vázquez y César Rincón; el hermano de “Yiyo”, Juan Cubero, y los periodistas Maxi Pérez y Alfonso Santiago quienes elogiaron el trànsito por el toreo de Josè Cubero a quien un toro le hiriò mortalmente cortando una brillante carrera. En Colombia fue un toreromuy apreciado.
Este último es, además, autor del libro “Por siempre Yiyo”, obra que también se presentò durante el acto. La mesa redonda tuvo lugar en la Sala Antonio Bienvenida de la plaza de toros de Las Ventas este domingo 4 de julio, a las 12:30 horas. La entrada fue libre hasta completar el aforo,y se obligò al uso de mascarilla y se guardò la distancia de seguridad entre los asistentes.
Precisamente, ese mismo día, a las siete de la tarde, se celebrò la “Corrida de la Cultura” que fue un mano a mano entre Antonio Ferrera y Emilio de Justo, quienes lidiaron toros de Victoriano del Río.
La trayectoria de José Cubero “Yiyo”
José Cubero “Yiyo” nació en Burdeos (Francia) el 16 de abril de 1964. Hijo de inmigrantes españoles siempre fue considerado madrileño, pues su infancia y juventud las pasó en el barrio madrileño de Canillejas. A muy temprana edad ingresó en la Escuela de Tauromaquia “Marcial Lalanda” de Madrid, de la que sería alumno destacado.
Tras intervenir con éxito en numerosos novilladas sin picadores, sobre todo por los pueblos de la Comunidad de Madrid, le llegó el turno de debutar con picadores en Las Ventas el 11 de mayo de 1980. Un año después, logró el primer gran triunfo de su carrera y ante sus paisanos, al cortar una oreja a cada una de las reses que le tocaron en suerte y salir a hombros de los aficionados por la Puerta Grande. Este éxito se traduciría de dos nuevas actuaciones en el mismo coso, hecho que muy pocos novilleros han logrado en una misma temporada.
Con este exitoso bagaje tomó la alternativa en la plaza de toros de Burgos el 30 de junio de 1981, de la mano de Ángel Teruel como testigo de la ceremonia y José María Manzanares (padre) de testigo. El toro del doctorado tenía por nombre “Comadrejo” y pertenecía a la ganadería de Javier Buendía. El 27 de mayo de 1982, en plena Feria de San Isidro, confirmó la alternativa en Madrid con el toro “Bohemio”, de la ganadería de Félix Cameno, siendo su padrino José María Manzanares (padre) y Emilio Muñoz, su testigo.
Desde esta actuación José Cubero “Yiyo” protagonizó en Las Ventas un total de 15 paseíllos, estoqueó 30 toros y logró cortar 7 orejas. De estas cifras hay que resaltar que el joven diestro madrileño ha sido uno de los pocos toreros que ha actuado en la Monumental madrileña 6 tardes en la misma temporada, todas ellas en 1983.
Entre ellas destacan la tarde del 1 de junio, en la que salió a hombros por la Puerta Grande, tras cortar una oreja a un toro de Alonso Moreno de la Cova, y otra a uno de Bernardino Jiménez Indarte.
Su última actuación en Las Ventas tuvo lugar el 29 de mayo de 1985. Días más tarde, en la plaza de Colmenar Viejo, en una corrida en la que participaba en sustitución de Curro Romero, al entrar a matar al sexto toro, por nombre “Burlero”, de la ganadería de Carlos Núñez, éste le infringió una cornada en la axila que traspasó el corazón del diestro y le causó la muerte instantánea.
Forma trágica de morir, además de muy temprana –“Yiyo” solo contaba con 21 años- para un torero que iba camino de convertirse un ídolo de masas, pasando de ser un “príncipe del toreo” a una auténtica leyenda, como se recoge en los dos monumentos a su figura erigidos, uno en la plaza de toros de Colmenar Viejo y otro en los aledaños de la plaza de toros Monumental de Las Ventas, su plaza. La actual Escuela Taurina de la Comunidad de Madrid lleva su nombre.
( Gracias a Juanito Márquez, a Cristian Restrepo y a los colegas de Burladero por estas imágenes que resumen una vida, un momento de dicha y ojalá los colombianos se sientan orgullosos de lo que el maestro Rincón nos brindó como proa de un barco de sueños por una patria mejor )
La mañana luminosa de la capital del reino en la hermosa plaza de La Ventas que le dio todo, César Rincón volvió a ese ruedo para recibir el homenaje de la Comunidad de Madrid, de los toreros, aficionados, de su gente ( estaba la cuadrilla que lo acompañó en un largo tramo de su brillante carrera ), en un acto memorable por entrañable, nutrido y afectuoso con nuestro glorioso compatriota.-
Y como no podía ser de otra manera, Juan José Padilla se lo echó a hombros y lo sacó en compañía de Víctor Mendes y de Miguel Abelllán hoy el responsable taurino de la Comunidad de Madrid que le organizó este inolvidable tributo al hijo de Gonzalo y María Teresa que estuvo arropado por su padre, su esposa Natalia Lorente , de su hijo Ignacio y de todos sus amigos. Ahí estaba el maestro Curro Vázquez con quien compartió cartel y Armillita Chico (fallecido ) aquella tarde del 21 de mayo de 1991 cuando desorejó al Baltasar Ibán llamado «Santanerito» .Y estuvo y habló Manolo Molés que desde ese estallido de pasiones del 91 se hizo tan colombiano como si hubiera nacido en estos lares y no en la aldea del Niño Perdido en Castellón. E hicieron el paseíllo los miembros de la cuadrilla que en un maravilloso trecho fue su guardia de honor en las plazas europeas y de América.
Lo acompañaron en el homenaje José Ortega Cano, Pablo Lozano, hijo, Samuel Flores, Adolfo Suárez, hijo, que pronunció unas bellas palabras donde exaltó a Colombia y la gesta de Rincón y muchos aficionados.
El impecable acto venteño, 30 años después de aquellos fastos fue conducido con sobriedad por David Casas.
Uno de los momentos que hizo que aparecieran en los curtidos rostros un par de lagrimones fueron las palabras escritas en un papelillo por su hijo Ignacio Rincón Lorente que al terminar recibió , como su padre torero, don César Rincón, una larga ovación
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