El torero Enrique Ponce ha dado por concluida su carrera tras 34 años en los ruedos. Y lo ha hecho con una histórica corrida en la Plaza de Toros de Valencia ante miles de asistentes y vestido con los mismos colores con los que debutó.
El diestro salió a hombros tras cortar las dos orejas a un sobrero de Juan Pedro Domecq.
( LA imagen ES DEL GRAN FOTÓGRAFO DIEGO ALAIS )
El diestro de Chiva, de 52 años, ha sido una figura destacada en la tauromaquia desde que tomó la alternativa en 1990, precisamente en Valencia, la misma plaza donde ha cerrado su trayectoria.
A lo largo de su carrera, el valenciano ha participado en más de 2.000 corridas y es recordado por su estilo clásico y técnico. Debutó como novillero en 1986 y se consolidó rápidamente como uno de los toreros más regulares en las principales ferias taurinas de España y América Latina.
Valencia ha vivido un acontecimiento que trasciende el círculo mágico de una plaza de toros. Enrique Ponce trenzó su último paseíllo en Valencia. El referente, el faro y el emblema de la Valencia taurina de los últimos casi 40 años: un eslabón de la historia del toreo y el ancla del toreo contemporáneo valenciano tras El Soro y antes de Vicente Barrera, El Califa y Román. Ahora se suman los jóvenes Samuel Navalón, a quien Ponce confirmó en Las Ventas, y Nek Romero, a quien doctoró en la calle Xàtiva.
RESUMEN DE UNA TARDE PARA EL RECUERDO
• ENRIQUE PONCE, oreja tras aviso, silencio y dos orejas tras dos avisos en el toro de regalo.
• ALEJANDRO TALAVANTE, oreja con fuerte petición de la segunda y silencio.
• NEK ROMERO, que toma la alternativa, ovación tras dos avisos y vuelta al ruedo.
EL HOMENAJE DEL PINTOR DIEGO RAMOS AL MAESTRO
Un escenario y una fecha. Un eje vital. Plaza de Toros de Valencia: 16 de marzo de 1990 – 9 de octubre de 2024. Sobre esas dos fechas Ponce ha escrito una trayectoria inmaculada de estadísticas inalcanzables y de sentimiento expresado ante miles de toros en todas las latitudes donde late la tauromaquia.
“Talentoso”, de Diego Puerta, fue el toro del doctorado y el miércoles sabremos el toro de la retirada. Un total de 114 festejos en Valencia: 105 corridas de toros y 8 novilladas picadas. Como balance, 39 puertas grandes y 119 orejas: 115 como matador y 4 como novillero. En tres ocasiones mató seis toros en solitario (1990,1993 y 1995) y en 11 carteles alternó mano a mano. Además de la gloria conquistada, la sangre inherente al drama con el que alterna muchas veces el toreo: la gravísima cornada en la axila que le propinó un toro de Victoriano del Río; y una cornada en el glúteo en las Fallas de 2019 que le infirió un toro de Olga Jiménez, que además le destrozó la rodilla izquierda.
El omnipresente abuelo Leandro, aquellos comienzos ilusionantes en la incipiente Escuela de Tauromaquia de Valencia, el concurso de “Monte Picayo busca un torero”, el debut con caballos en Castellón. Y, sobre todo, la apuesta, el tacto y el saber hacer, saber decir y saber llevar de Juan Ruiz Palomares forjaron una historia memorable. Juan, apoderado sempiterno y artífice también de la carrera fulgurante e imparable de Enrique. Una vez me contó Juan que cuando las empresas no liquidaban lo convenido en los primeros años, el apoderado siempre zanjaba el asunto con clarividencia: “si no me puedes pagar lo hablado, pónmelo el año que viene. Pero ponlo”.
Hoy, mientras Enrique caminaba en el último paseíllo en Valencia, un mar de nostalgia trepó por los tendidos de la plaza que le vio crecer y consagrarse. El coso de la calle Xàtiva, o el coso del arquitecto Sebastián Monleón, es desde hace muchos años el coso, el corral y el feudo del maestro de Chiva, arquitecto del toreo clásico contemporáneo, parafraseando a Pepe Alameda, uno de los más brillantes escritores taurinos cuya obra emblemática es “Los arquitectos del toreo moderno”.
Mientras Enrique Ponce, Dios del toreo nada endiosado, mito de carne y hueso, cruce los 50 y pico metros de diámetro de la plaza con sus 50 y pico años a cuestas, se amontonaron como puñaladas a la memoria y fogonazos a la emoción algunos de los hitos y las tardes más memorables e históricas del valenciano.
Foto: MANUEL BRUQUE/EFE
El torero valenciano ya había anunciado un retiro temporal en 2020, aunque en aquella ocasión volvió a los ruedos poco después. Esta vez, su despedida ya es definitiva.
Y en valenciano también se canta la gloria del maestro de Chiva
L’arena de la plaça de bous de València ha acollit una fita històrica este dimecres a la vesprada. El torero valencià Enrique Ponce ha dit adeu als rogles i ha eixit per la porta gran del carrer Xàtiva. Ponce ha tancat, d’esta manera, una temporada de comiat com a llegenda del toreig, a la plaça que considera sa casa. Este dijous, el programa Bon dia oferirà una entrevista que ha realitzat hores abans d’abaixar el teló.
Y en el tendido su novia Ana Soria…
La infanta Elena no podía faltar a este acontecimiento
Las ganaderías de Garcigrande y Juan Pedro Domecq serán también protagonistas en este evento sentimental para el toreo pues uno de los grandes de fines del siglo 20 y delo que va de éste cuelga el traje de luces.
Enrique Ponce con Talavante y Nek Romero que toma alternativa.
Bisutero es el toro del adiós en España, de Juan Pedro , y con 534 kilos.
Alfonso Enrique Ponce Martínez (Chiva, 8 de diciembre de 1971). Hijo de Emilio Ponce y Enriqueta Martínez. Hermano de Álvaro y Gema. Padre de dos hijas: Paloma y Bianca, a quien le brindó un toro en Alicante este año.
Pero además de hermano, padre, hijo y espíritu santo del toreo, Enrique será siempre el nieto de “El Motillano”, don Leandro Martínez; abuelo y forjador de uno de los mejores toreros de la historia. Y nieto, sobre todo, del sueño del abuelo, como escribió Paco Villaverde, analista, poncista convicto, confeso y amigo del maestro, en un libro precioso.