Los taurinos son gente especial. Amamos un arte antiguo y nuestras discusiones son casi etéreas: aquel muletazo, la pierna contraria, las yemas de los dedos , y ese trincherazo!!!, y aquel natural largo y detrás de la cadera en esa media luna, y la composición del cuerpo, y la mano contraria.
Pero tenemos un pie en los sueños y otro en la realidad. Bueno, pues Humberto Martínez es torero, padre de torero, fotógrafo, mozo de espadas, anunciador, promotor, sastre y antes que nada un gran ser humano. Lo recuerdo aquella tarde en La Santamaría en un espectáculo de toreo cómico de «Kaliman » compartiendo cartel con un niño, César Rincón….Pasaron los años, Humberto se casó, se afincó por el Valle, y allí nació su hijo, David, que se graduó de matador en Sogamoso con Juan Rafael, Guerrita y toros de Guachicono,lo que le permitió calmar su sed de toro y vivirlo ya no como protagonista sino al lado del hijo-torero que tiene un futuro inmenso por sus dones…
Nos sorprendió la pandemia, se cerraron las plazas, la soledad de los callejones, se acabaron los viajes a Perú y a la provincia colombiana, la cámara se guardó en el desván de casa y se abrió la máquina de coser donde pacientemente Humberto » construye» unos capotes de brega preciosos, y ahora elabora tapabocas , muy taurinos y muy cañís. El toreo sigue latiendo en el corazón de este ejemplar ser que de momento, aparcado el toreo en vivo, goza de ver torear de salón a David que sueña con esa faena cumbre que ya llegará
No pierde la ilusión de que pronto se reabra el mundo y que el toreo pueda pasar dignamente al primer plano. Como tiene que ser. Mientras, la máquina de coser, hilos, telas, colores son su mundo. Enhorabuena , familia.