El toreo, siempre o casi siempre, os depara una sorpresa en el paseillo, en la lidia, en el tendido, en la tarde, en el detalle.
Pues Nicolás Vanegas, nacido en uno de esos coquetos y hermosos pueblos del Valle del Cauca, Ginebra, a un par de kilómetros de la hacienda «El Paraíso» donde se desarrolla esa novela epítome del romanticismo americano , «La María» y en el que vivimos casi como acto religioso cada año el festival de música andina , «Mono Núñez» que en el 2024 cumple medio siglo, digo, Nicolás nos ha sorprendido gratamente.
Por qué ? Ha toreado con soltura, gracia, donaire y cierto empaque impropio para su naciente aparición en los ruedos ya que lo interesante es que es su primera novillada, es la primeriza comunión con el toro.
Estudia administración de empresas . Un día, en Puente Piedra, esa plaza de tantos sueños de muchos toreros y novilleros, vio torear al peruano Galdós y al hijo del maestro Pepe Manrique y ese instante mágico dijo : quiero ser torero y lo está consiguiendo hurtándole tiempo a su carrera universitaria sin descuidar el pensum académico.
Y así ha toreado este ginebrino en la tierra del café en una noche iluminada para él y para Altagracia pues se darán cuenta los lectores la embestida clara del novillo, cómo araña el ruedo, cómo humilla de bravo enclasado :
El novillo mantiene su grandeza y él intenta en el marco de sus escasos conocimientos torearlo bien. Cómo sigue embistiendo el novillo!!!. El novillero ya aprenderá que esa mano contraria debe estar suelta…Detalles que se pueden corregir. Qué grato ver uno novillo de calidad y un joven con ansias de novillero., Enhorabuena por él, por Ginebra, por su gente, por su cuadrilla.
