Category Archive : Obituario

Murió leyenda del ciclismo ,Federico Martín Bahamontes » El águila de Toledo» que fue torero por un día

El Real Madrid C. F., su presidente y su Junta Directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Federico Martín Bahamontes, una de las más grandes leyendas del ciclismo español y del ciclismo mundial, y el primer ciclista español ganador de un Tour de Francia, en 1959.

El ciclista participó después de ganar el Tour de Francia en 1959 en un festival benéfico en la plaza de toros de Toledo su región natal.

Y SALIÓ EN HOMBROS DE LA PLAZA

En la foto, Bahamontes en hombros de César Girón, Pablo Lozano y Gregorio Sánchez en el festival que toreó el gran ciclista toledano


El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño a sus familiares y a todos sus seres queridos.
 
Federico Martín Bahamontes ha sido un ejemplo de los valores del deporte, sobre los que cimentó sus éxitos. Ganó en seis ocasiones el Premio de la Montaña del Tour de Francia y en 2016 fue elegido como el mejor escalador del Tour de Francia de todos los tiempos por el diario L’Équipe.


 
Federico Martín Bahamontes, que ha fallecido a los 95 años de edad, recibió la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo en 2003. El deporte español y el deporte mundial lamentan su pérdida. Descanse en paz.

!!Dios salve a la reina!! Isabel II ha partido. Símbolo de un imperio, gobernó 70 años. El príncipe Carlos que visitó Colombia, nuevo rey

La reina Isabel II ha muerto hoy 8 de setiembre de 2022 a los 96 años de edad y después de 70 ejerciendo como monarca regente

Tras la muerte de Isabel II, Carlos de Inglaterra ostentará el título de rey y diversos récords, como el de haber sido ser el príncipe de Gales con más años de servicio.

El nuevo monarca gobernrá como Carslos III

Las siete décadas del reinado de Isabel II estuvieron marcadas por su fuerte sentido del deber y su determinación por dedicar su vida al trono y a su pueblo.

Para muchos británicos, la monarca fue el único punto constante en un mundo que cambiaba rápidamente a medida que la influencia de Reino Unido declinaba, la sociedad se transformaba y el papel de la monarquía se ponía en entredicho, escribió la BBC de Londres

Su éxito en el mantenimiento de la monarquía en tiempos tan turbulentos fue aún más notable si se piensa que en el momento de su nacimiento el trono no era su destino.

Elizabeth Alexandra Mary Windsor nació el 21 de abril de 1926, pero como hija mayor de Alberto, el duque de York, y Elizabeth Bowes-Lyon, no estaba en línea directa para convertirse en reina.

Su padre era el segundo hijo del rey Jorge V. El heredero era el primogénito David. En esos años, su sobrina Isabel soñaba con ser «una mujer de campo con muchos caballos y perros».

Pero una historia de amor lo cambió todo.

Heredera inesperada

Reina Isabel II

Cuando Jorge V murió en 1936 David llegó a trono como Eduardo VIII.

Sin embargo, la mujer que este eligió como esposa, la estadounidense Wallis Simpson, quien era divorciada, fue considerada inaceptable para la monarquía por motivos políticos y religiosos, lo que provocó una seria crisis en palacio.

A finales de ese año, Eduardo VIII decidió abdicar a favor del padre de Isabel, un hombre tímido y nada atraído por la vida pública, quien a regañadientes se convirtió en Jorge VI.

Jorge VI con sus hijas, las princesas Isabel y Margarita, y la Reina Madre.
Pie de foto,Isabel entró en la línea de sucesión cuando la abdicación de su tío, Eduardo VIII, puso la corona en la cabeza de su padre, Jorge VI.

En un clima de tensión creciente en Europa, el nuevo rey y su esposa se dispusieron a restaurar la fe en la monarquía. Su ejemplo no se perdió en su hija mayor, quien como heredera inesperada comenzó a prepararse para un día ceñirse la corona británica.

Tanto ella como su hermana, Margarita, nacida en 1930, fueron educadas en casa y crecieron en un ambiente familiar amoroso.

Isabel tenía una relación muy cercana con su padre y desde muy pequeña mostró un gran sentido de la responsabilidad.

Ya antes de convertirse en primer ministro, Winston Churchill dijo sobre ella que poseía «un aire de autoridad asombroso en una niña».

Pese a no ir a una escuela formal, Isabel se hizo experta en idiomas y estudió detalladamente historia constitucional. Para que conviviera con niñas de su edad, el palacio creó un grupo especial de scouts: la Primera Compañía de Buckingham.

Esos años de aprendizaje estuvieron marcados por un evento que involucró a toda la nación: la Segunda Guerra Mundial.

De esta época se recuerdan particularmente sus mensajes de esperanza a los niños británicos y su escapada de Buckingham Palace, al término del conflicto, para celebrar con la multitud en las calles londinenses. También su enrolamiento en el Servicio Territorial Auxiliar, donde aprendió a conducir y reparar camiones.

El encuentro con el príncipe Felipe

En 1939, la princesa de 13 años asistió junto a los reyes a una visita a la Escuela de la Royal Navy en Dartmouth.

Isabel II y el Duque de Edimburgo
Pie de foto,Isabel y Felipe se casaron en 1947.

Ella y su hermana fueron acompañadas en el recorrido por uno de los cadetes, su primo tercero, el príncipe Felipe de Grecia.

No era la primera vez que se veían, pero fue la primera vez que se interesó en él. Su romance inició unos años después, con un intercambio regular de cartas e invitaciones a compartir con la familia real cuando estaba de permiso en la Marina.

Cuando Isabel puso en su tocador una foto de Felipe vestido en su uniforme naval, todos supieron que la relación iba en serio.

Pero tuvieron que enfrentar una serie de obstáculos. El rey se mostraba reacio y el príncipe griego tuvo que vencer la oposición de algunos cortesanos que no aceptaban su linaje extranjero.

Finalmente, los deseos de la pareja prevalecieron y contrajeron matrimonio el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster.

El duque de Edimburgo, título otorgado a Felipe desde ese momento, continuó con su carrera naval y fue destinado a Malta, lo que significó que, al menos durante un tiempo, la pareja pudo disfrutar de una vida relativamente normal.

Su primer hijo, el príncipe Carlos, nació en 1948, y dos años después llegó la princesa Ana. Andrés y Eduardo nacieron en 1960 y 1964, respectivamente.

La muerte de su padre

En enero de 1952, Isabel, con 25 años, y Felipe ocuparon el lugar del rey y la reina en una gira por África.

A esas alturas, Jorge VI padecía cáncer de pulmón en fase terminal, provocado por toda una vida de fumar en exceso.

El monarca, desobedeciendo los consejos médicos, fue al aeropuerto a despedirlos. Fue la última vez se vieron.

La pareja estaba en Kenia cuando llegó la noticia de la muerte del rey e Isabel regresó inmediatamente a Londres, ya como la nueva reina.

«No tuve un período de aprendizaje. Mi padre murió demasiado joven y todo se produjo muy repentinamente», recordaría tiempo después.

Coronación de Isabel II.
Pie de foto,Isabel II fue coronada a los 26 años.

Una nueva era

Su coronación en junio de 1953 fue televisada y millones de personas la vieron. La reina tenía en ese momento 26 años.

Reino Unido aún sufría la austeridad de la posguerra y los analistas vieron la coronación como el amanecer de una nueva era isabelina, recordando a Isabel I, quien reinó por 45 años hasta comienzos del siglo 17.

La Segunda Guerra Mundial sirvió para acelerar el fin del Imperio Británico, y para cuando la nueva reina emprendió su primera gira como monarca en noviembre de 1953, muchas de sus antiguas posesiones, incluida la India, se habían independizado.

Isabel II y el Duque de Edimburgo
Pie de foto,El príncipe alentó a la reina a «modernizar la monarquía».

A lo largo de los años 50, las antiguas colonias y dominios se unieron en la nueva Mancomunidad británica, que mantuvieron lazos de distintos grados con la Corona británica.

Convencida de la importancia de su papel como la mejor embajadora de su país, Isabel II viajó durante décadas por el mundo, visitando a gobiernos extranjeros o haciendo de anfitriona de jefes de Estado.

Como monarca constitucional, siempre se tomó con seriedad su derecho a consultar, aconsejar y advertir, pero nunca trató de sobrepasarse. Sabía que era jefa de Estado, pero no de gobierno.

Varios primeros ministros le reconocieron un gran manejo de información, al punto que Harold Wilson (dos veces primer ministro) dijo —al retirarse de la política— que el mejor consejo que le podía dejar a su sucesor era que «preparase bien su tarea» antes de la audiencia regular que mantienen los gobernantes con la reina.

Winston Churchill, quien sirvió bajo cuatro monarcas, se mostró impresionado por su conocimiento e ingenio.

De la monarquía a la familia real

A partir de los años 60, y alentada por su esposo, la reina comenzó a introducir cambios para adaptarse a los nuevos tiempos en que la sociedad británica y su actitud hacia la monarquía habían cambiado.

En ese contexto, poco a poco el término la monarquía fue reemplazado por el de la familia real.

La reina y Carlos, el heredero en su adolescencia.
Pie de foto,La reina y Carlos, el heredero en su adolescencia.

A finales de esa década, Buckingham decidió que era necesario mostrar la vida del palacio de una manera menos formal y más cercana.

El resultado fue un documental de la BBC en que la familia aparecía realizando actividades normales que nunca antes se habían exhibido en público: una barbacoa, la decoración del árbol de Navidad, padres e hijos dando un paseo.

Algunos críticos dijeron que las imágenes destruyeron la mística de la realeza, pero sin duda el film contribuyó a aumentar el apoyo a la monarquía.

En 1977, el Jubileo de plata fue celebrado con entusiasmo en las calles.

El afecto por la monarquía parecía seguro y gran parte de eso se debía a la propia reina.

Año tras año, Isabel II siguió cumpliendo con sus deberes, viajando y promoviendo los intereses británicos.

Uno de los hitos de su diplomacia se produjo en 1991, tras la guerra del Golfo, cuando viajó a Estados Unidos y se convirtió en la primera monarca británica en abordar una sesión en el Congreso estadounidense.

Escándalos y desastres

Pero luego llegó 1992.

Ese año, una serie de escándalos y desastres comenzaron a afectar a la familia real.

Los matrimonios de tres de sus hijos, Andrés, Ana y Carlos terminaron en separaciones y en noviembre un gran incendio afectó al castillo de Windsor, la residencia favorita de la reina.

Parecía el símbolo de una casa real en problemas. Poco ayudó la disputa pública sobre quién debería pagar las reparaciones: el contribuyente o la reina.

Isabel II describió 1992 como su annus horribilis.

Lo que siguó fue igual de complejo, especialmente por la constante cobertura de los tabloides de los roces de la finalizada relación entre Carlos y Diana.

En un discurso pronunciado en ese tiempo, Isabel II insinuó la necesidad de tener una monarquía más abierta a cambio de medios de comunicación menos hostiles.

«Ninguna institución, ciudad, monarquía, lo que sea, debería esperar estar libre del escrutinio de aquellos que le dan su lealtad y apoyo, sin mencionar a los que no lo hacen», afirmó, «pero todos somos parte del mismo tejido social y ese escrutinio puede ser igual de efectivo si se hace con una medida de gentileza, buen humor y comprensión».

Luego, el Palacio de Buckingham se abrió a los visitantes como forma de recaudar dinero para pagar las reparaciones en Windsor y se anunció que la reina y el príncipe de Gales pagarían impuestos sobre los ingresos por inversiones.

La muerte de Diana

Sin duda, uno de los mayores golpes al reinado de Isabel II se produjo con la muerte de la princesa Diana en un accidente automovilístico en París en 1997.

La reina y el príncipe Felipe frente a las flores depositadas en Buckingham tras la muerte de Lady Di.
Pie de foto,La reina y el príncipe Felipe frente a las flores depositadas en Buckingham tras la muerte de Lady Di.

El inesperado fervor mostrado por los británicos causó en la prensa una ola de críticas a la monarquía.

Mientras el público se agolpaba en los palacios de Londres dejando flores en homenaje a Lady Di, la reina parecía reacia a darle la misma solemnidad que a otros grandes momentos de la historia nacional, y sentía que como abuela necesitaba apoyar a sus nietos William y Harry en la intimidad del círculo familiar.

Tras ser cuestionada desde algunos sectores, y en uno de los actos más claros de renovación de la familia real, afirmó en un discurso por televisión estar dispuesta a escuchar, rindió el homenaje a Diana que muchos de sus súbditos creían adeudado y prometió que la monarquía se pondría más en consonancia con los tiempos.

Pérdidas y celebraciones

Pese a las muchas crisis que siguió enfrentando, incluido el escándalo por el vínculo de su hijo Andrés con el empresario estadounidense Jeffrey Epstein -quien se suicidó en 2019 en prisión mientras esperaba un juicio por delitos de tráfico sexual-, y la decisión del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle de apartarse de sus funciones como miembros sénior de la familia real, Isabel II demostró hasta el final que mantenía el control de la realeza firmemente.

Y que muchísimos de sus súbditos la respaldaban.

Millones de personas celebraron regularmente en las calles los aniversarios de su coronación y sus cumpleaños.

Familia real británica
Pie de foto,Momentos más felices: la monarca británica saluda a su pueblo al lado de su hijo Carlos, sus nietos y bisnietos.

El 9 de septiembre de 2015 se convirtió en el monarca de reinado más extenso de la historia británica, superando el de la reina Victoria, pero aseguró que el título «no erauno al que haya aspirado».

En abril de 2021, sufrió una de sus pérdidas más dolorosas: la muerte del duque de Edimburgo, el hombre con el que estuvo casada 73 años, y a quien ella definió como su fortaleza.

«Ha sido, simplemente, mi fortaleza y se ha quedado todos estos años. Yo, su familia y este y muchos otros países le debemos mucho más de lo que él admitiría y de lo que nunca sabremos», dijo la reina en 1997 refiriéndose a su marido.

En una imagen que dio la vuelta al mundo, la reina se sentó sola en el funeral del príncipe Felipe, marcado por las restricciones que imponía la pandemia de coronavirus.

Aunque al final de su reinado, la monarquía puede no haber sido una institución tan fuerte como lo era al principio, Isabel II estuvo hasta sus últimos días decidida a mantener un lugar de afecto y respeto en los corazones de muchos británicos.

Con ocasión de su Jubileo de plata, la reina recordó la promesa que había hecho durante una visita a Sudáfrica 30 años antes.

«Cuando tenía 21 años, prometí mi vida al servicio de nuestra gente y pedí ayuda a Dios para cumplir ese voto. Aunque ese voto se hizo en mis años de juventud, cuando estaba verde en juicio, no me arrepiento ni me retracto de una sola palabra».

Fue, de hecho, el símbolo de una nación.

Muere Mercedes, viuda de Fermín Bohórquez

En la imagen, Fermín Bohórquez brinda a sus padres, don Fermín, de sombrero de ala ancha color perla y a su bella madre que se ha ha ido hace unas horas a los 73 años.

En tiempos ha se decía en Jerez que era la mas bella de las guapas , tuvo seis hijos y formó un hogar sólido con » el viejo » Fermín muy amigo por cierto de su tocayo don Fermín, de Mondoñedo y vino a Colombia varias veces.

El entierro tendrá lugar éste miércoles a las once de la mañana( 4 de la mañana hora colombiana ) en San Mateo, hermandad a la que estaba muy vinculada porque había sido camarera de Nuestro Padre Jesús de las Penas de la hermandad de los Judíos de San Mateo. En esta misma iglesia había contraído matrimonio religioso el 26 de octubre de 1968. Su marido, Fermín, había fallecido en julio del año 2016.

No ha sido un año fácil para la familia Domecq, ya que este mismo año han fallecido también otros dos hermanos de Mercedes, Titi y José María. Sus hijos han querido llevar con la máxima discreción su enfermedad y en los últimos días no respondían a las numerosas llamadas que los amigos y conocidos realizaban para saber de su estado.

Conchita Màrquez ha partido

 Ha fallecido la cantante Concha Márquez Piquer, hija de la gran Concha, la valenciana que cantò como pocos » Ojos Verdes «y el torero Antonio Márquez.

Hace poco visitè el museo dedicado en un barrio de clase media en la calle Ruaya de Valencia a una de las grandes de la copla que estuvo en Colombia, allà por los 50″s y hay recuerdos de su vida familiar y curiosamente una foto de esa grande, grande toreando una becerra en una ganaderìa colombiana que bien puede ser Vistahermosa.

Conchita tenìa 75 años tras sufrir problemas respiratorios. Se ha ido la hija de «Doña» Concha y el torero Antonio M`àrquez y el mundo de la copla y del toreo ha expresado su pesar.

Lolita ha dedicado un precioso texto a Conchita Márquez Piquer: «Ya estáis juntas, y tu hija y tu madre y mi hermano y tu padre y el mío y muchos amigos que se nos han ido. Eras y eres mi amiga, compañera de risas, de llantos y de secretos. De noches y días con tus ojos por bandera y yo algo más joven que tú aprendiendo de ti. Buen viaje, da recuerdos por allí arriba, por donde los veas, siempre recordaré tu debut en el teatro Barceló. Tu obra de teatro ‘Aplauso’ y, sobre todo, tu saber estar, tu mirada cómplice y tus consejos. Te quise, te quiero y te querré…» Unas palabras conmovedoras, desde el corazón, que han aplaudido otras artistas de renombre; como Diana Navarro, Vanesa Martín o Rozalén. Lola Flores, que admiraba y quería profundamente a la hija de Conchita Piquer, ha protagonizado la publicación de Lolita

Carmen Borrego ha confirmado este lunes en Sálvame la noticia de su muerte. La intérprete había estado recientemente ingresada en el Centro de Salud Somosaguas de Madrid, y, aunque recibió el alta, finalmente ha fallecido.

Su marido, el actor Ramiro Oliveros, con quien iba a cumplir 40 años de relación el próximo año, habló a finales de septiembre con Informalia sobre su estado, y comentó que había «tenido ciertos problemas respiratorios que aconsejaron su ingreso«.

«Estuvo allí unos días, la sacaron adelante, le dieron el alta y ya está recuperándose y descansando en nuestra casa», comentó el actor de 80 años, quien no quiso dar detalles sobre la enfermedad. Aun así, una fuente aseguró el citado medio que la cantante podría haber tenido Covid.

Ahora, su viudo, quien no ha informado hasta ahora de la gravedad de la salud de Concha, ha confirmado la noticia del fallecimiento a ABC y se ha mostrado devastado. «Se va también mi vida«, declara Oliveros. «Han sido 40 años sin separarnos para nada. Siempre estábamos juntos en todo y no concibo estar sin ella«.

Los restos mortales de la actriz y cantante descansarán junto a los de su madre en el cementerio de San Isidro de Madrid, y el velatorio y el funeral se celebrarán en la más absoluta intimidad.

Recientemente, el programa Lazos de sangre, de La 1, dedicó una entrega a la artista valenciana Concha Piquer, fallecida en 1990, y los espectadores se percataron de que su hija no participó, por lo que quizá podría ya estar padeciendo esta dolencia.

Su vida, su carrera y sus hijas

La artista nació el 31 de diciembre de 1945 en Buenos Aires, y siguió los pasos de su madre en el mundo de la música y amadrinada por la política y actriz argentina Evita Perón.

A los 17 años se casó con el torero Curro Romero, y tuvo dos hijas, Concepción –Conchitín– y Coral, la cual falleció a los 19 años, en 1986, en un accidente de coche.

Tras conseguir finalmente el divorcio de Curro Romero en 1982, Concha Márquez Piquer volvió a contraer matrimonio con el actor Ramiro Oliveros, con quien tuvo una tercera hija, Iris Amor.

Ha muerto Don Chucho que creó la plaza Arroyo en México. Acogió toreros colombianos

Jesús Arroyo Aguirre mejor conocido como “Chucho Arroyo”, murió la mañana del domingo tras varias complicaciones médicas que padecía desde enero. Tenía 88 años, informa la Agencia Reforma.

Nacido en Tulancingo, Hidalgo, “Chucho, ayudó a sus padres José y María a atender un negocio de barbacoa en un terrenito a la salida a Cuernavaca y que con el paso del tiempo se convirtió en el número 4003 de la Avenida de los Insurgentes, donde desde hace más de 80 años se erige el famoso Restaurante Arroyo, por el que la mayoría de los mexicanos han pasado.

Toreros, políticos y artistas en diferentes rubros, eran asiduos a su restaurante en el que organizó por más de 50 años la tradicional comida de la amistad, donde se reunían personajes de todos los ámbitos sociales en México.

Chucho, con un innata afición de hacer amigos se distinguió no sólo como restaurantero, sino como empresario taurino.

Jesús Arroyo Aguirre mejor conocido como “Chucho Arroyo”, murió la mañana del domingo tras varias complicaciones médicas que padecía desde enero. Tenía 88 años.

Nacido en Tulancingo, Hidalgo, “Chucho, ayudó a sus padres José y María a atender un negocio de barbacoa en un terrenito a la salida a Cuernavaca y que con el paso del tiempo se convirtió en el número 4003 de la Avenida de los Insurgentes, donde desde hace más de 80 años se erige el famoso Restaurante Arroyo, por el que la mayoría de los mexicanos han pasado.

Toreros, políticos y artistas en diferentes rubros, eran asiduos a su restaurante en el que organizó por más de 50 años la tradicional comida de la amistad, donde se reunían personajes de todos los ámbitos sociales en México.

Chucho, con un innata afición de hacer amigos se distinguió no sólo como restaurantero, sino como empresario taurino.

Su pasión por la fiesta brava le llevó a incursionar, primero, como aficionado práctico (lidiaba astados, aunque no vestía el traje de luces) y luego como organizador de festejos taurinos hasta llegar a dirigir, en 1989, ni más ni menos que la empresa de la Plaza México, la más grande del mundo, la que reabrió tras varios meses cerrada encabezando un patronato que dio su primer festejo el 28 de mayo con Manolo Martínez, David Silveti y Miguel Espinosa “Armillita”, con toros de Tequisquiapan.

Antes, Jesús hizo empresa en Villahermosa, Tabasco, y varias veces en Pachuca, Hidalgo, en donde gracias al apoyo de su amigo el entonces Gobernador del Estado, Adolfo Lugo, construyeron la plaza de toros Vicente Segura de la capital hidalguense.

Fue durante un corto tiempo apoderado de una de las figuras más importantes del toreo en México, su paisano Jorge Gutiérrez.

“Soy un privilegiado por la vida, primero por los padres que me dio, después por mis hijos y, siempre, por la inmensa cantidad de amigos que me ha dado. No tengo cómo agradecerle a Dios, a la vida, a todos”, dijo recientemente, en el programa Tradiciones Arroyo que durante cinco años se hizo dentro del restaurante.

Construyó dentro de su restaurante una plaza de toros que primero se llamó Antonio Velázquez en honor del matador leonés y después Plaza Arroyo.

“Una vez ‘El Calesero’ (Alfonso Ramírez, matador de toros de Aguascalientes) y yo, con unas líneas de cal, pasando por encima del huerto de mi madre, trazamos lo que ahora es la plaza de toros”, contó Jesús sobre el escenario que es el segundo de importancia, taurinamente hablando, en la Ciudad de México y que dirige su hijo José, director del restaurante desde hace más de 33 años.

En esa plaza donde se han montando una serie de distintos espectáculos, se formó la escuela taurina de Pepe Alameda (ícono de la crónica taurina) y de donde surgió un torero que a mediados de la década de los noventa fue una figura, Manolo Mejía.

La transcendencia que tuvo el popular Chucho Arroyo en distintos ámbitos marcó la vida del país en distintas etapas.

Ha muerto Pilar , hija de Chaves Nogales, el autor de «Juan Belmonte, matador de toros»

Carlos Colón, Diario de Sevilla

A pocos días de cumplir 101 años -nació en Córdoba el 27 de julio de 1920- ha fallecido Pilar Chaves Pérez, hija de Manuel Chaves Nogales. Pocas personas he conocido tan vitales, alegres, generosas y simpáticas como esta señora tan alegremente andaluza y tan educadamente inglesa (con un punto británico deliciosamente libre y extravagante, como si en ella se fundieran la canosa informalidad de Doris Lessing y la ironía socarrona de Margaret Rutherfod), a la que tanto divirtió que en un artículo la llamara la sevillana inglesa bromeando con la novela cervantina.

Quien no haya tenido la suerte de conocerla no puede hacerse una idea del brillo joven de sus ojos de octogenaria, nonagenaria y hasta centenaria, y del sonido niño de su risa. Son las dos cosas que más recordaré de ella. Qué bien la retrata esta frase de Cicerón que ella tanto amaba: «Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada». Lo cumplió en su casa de Marbella donde, como buena medio inglesa jubilada, pasó muchos años de su larga y juvenil ancianidad añadiendo al jardín ciceroniano el huerto del que tan orgullosa estaba.

Vino con sus hermanos para apadrinar el nacimiento de Diario de Sevilla hace 22 años. Porque hay que recordar que este periódico nació invocando a Chaves Nogales como patrono laico del mejor quehacer periodístico, obsequiando con su primer número una edición facsímil de La ciudad, el maravilloso «pecado de juventud» de Chaves Nogales que precisamente este año cumple un siglo y el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla reeditó por vez primera en 1977 iniciando la recuperación del maestro del que solo conocíamos su Juan Belmonte, matador de toros, único libro suyo que el franquismo no prohibió. Una recuperación que alcanzó su primera plenitud cuando en 1993 la Diputación Provincial, por iniciativa de Alberto Marina López, posterior coordinador del suplemento Culturas de Diario de Sevilla, inició la publicación de los tomos de las obras completas narrativas y periodísticas de Chaves Nogales con edición de María Isabel Cintas. Plenitud alcanzada del todo con la publicación definitiva de su Obra Completa por Libros del Asteroide en coedición con la Diputación y edición de Ignacio F. Garmendia, crítico literario de Diario de Sevilla desde su fundación en 1999. Están unidos, sí, este periódico y Chaves Nogales desde su fundación. Y estamos orgullosos de ello. Como también estuvo unida a él Pilar, que visitó Sevilla muchas veces con emoción agradecida por cada recuerdo u homenaje que diera vida a su padre y fue correspondida por las visitas de Alberto Marina y nuestra jefa de cultura, Charo Ramos, a su casa de Marbella.

Tuvo Pilar una infancia y adolescencia felices, y una juventud muy difícil. Tenía 17 años cuando, de su cómoda y privilegiada situación en Madrid, dejando atrás los años de esplendor profesional de su padre y las tertulias que reunían en su casa de la Cuesta de San Vicente a Valle-Inclán, Pío Baroja, Azaña, Belmonte o Marañón, la familia huyó a Francia en 1937 para ponerse a salvo, como escribió Chaves, tanto de «la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de Falange” como “de los analfabetos anarquistas o comunistas». Tenía 20 años cuando vio entrar a los nazis en París tras la caída de Francia y su padre tuvo que huir a Londres ­-«la última vez que vi a mi padre fue vez a través de la ventana, huyendo a Inglaterra solo con una gabardina y un maletín»- porque estaba en la lista negra de Goebbels, dejando a su familia en París para no exponerla a los bombardeos que sufría la capital inglesa. Tenía entre 20 y 21 años cuando, siguiendo el consejo del padre, regresaron a España atravesando la Francia invadida con su madre embarazada y sus hermanos Josefina y Pablo; cuando la madre dio a luz a Juncal en un campo de refugiados (Chaves, que no la conoció, la llamaba con humor y ternura «esa señorita a la que no he sido presentado» en las cartas -sin firmar para burlar la censura franquista- que lograba hacerles llegar desde Londres); y cuando sus familiares sevillanos lograron, pese a la condena que pesaba sobre el padre, que las autoridades franquistas les permitieran llegar a Sevilla y establecerse en El Ronquillo.

Tenía 24 años cuando murió su padre. Así lo recordaba en una entrevista concedida a El Español hace un año, con motivo de su centenario cumpleaños: «Mi tío Pepe, que vivía en Sevilla, apareció en El Ronquillo. Mis hermanas y yo estábamos fuera de casa; y mi madre, dentro. Entró Pepe. Cerró la puerta y las ventanas. Le contó lo que había pasado. Cuando me enteré, no pude llorar. No lloré en toda la semana. Toda nuestra vida giraba en torno al final de la guerra, a volver a vernos».

He oído estas historias de su boca en sus visitas sevillanas. Y les aseguro que las contaba con una pena honda pero también limpia, como agua de pozo, libre de rencor y de amargura, que en ninguna otra persona que haya vivido cosas tan duras he conocido. Nada parecía capaz de ensombrecer su alegría por así decir biológica, quizás heredada de su madre, Ana Pérez Ruiz, a la que Chaves le escribió desde Londres: «Sin tenerte a mi lado no sé vivir; soy una desdicha. Esto es lo único que me interesa y lo único que me hace desgraciado. Lo demás, por duro que sea, no tiene ninguna importancia».

Quiero recordar a esta querida sevillana inglesa evocando una de las historias que me contó. Era 1940. Su padre había huido del París ocupado por los nazis a Londres, aconsejándoles que dejaran pasar unas semanas antes de regresar a España en busca de la protección de su familia sevillana y así evitar la avalancha de quienes huían de París, la tragedia que tan conmovedoramente narró Irene Némirovsky en Suite francesa. No tenían recursos y debían muchas semanas de alquiler. Decidieron dejar la casa de madrugada para que la portera -las terribles cancerberas parisinas- no les exigiera el pago e incluso les denunciara. Al pasar ante la portería procurando no hacer ruido, allí les aguardaba. Se sintieron perdidos. Pero lo que hizo fue darles un rollo de billetes con sus ahorros para ayudarles en su huida. Cuando Pilar nos lo contó se le humedecieron los ojos. 81 años -que en la eternidad son menos que un suspiro- después de verlo por última vez, Pilar ha vuelto a abrazar a su padre.


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