Crítica de Tardes de Soledad, el documental de Albert Serra que ya está en Colombia

Crítica de Tardes de Soledad, el documental de Albert Serra que ya está en Colombia

Mi amigo y colega Juan Guillermo Palacio desgrana sus impresiones tras ver la película de Albert Serra que se estrenó en Colombia el 25 de mayo y se podrá admirar el sábado en la Cinemateca Distrital en Bogotá.

Por fin vi Tardes de Soledad, documental de Albert Serra, que integra dos pasiones: el cine y la tauromaquia. Digna de ver. Potente, vísceral y diferente. El sonido en primerísimo primer plano, como de estudio, permite experimentar la intimidad del ruedo y el calejjón.

Las respiraciones… las miradas… la fuerza casi indomable del animal… y una intimidad desilusionante en el coche de cuadrillas… elogios edulcorados, lugares comunes, piropos de sobra de algunos banderilleros al jefe, Andrés Roca Rey, un joven muy valiente, pero extraño impredecible, autista e incipiente. Un Millenial. Su apoderado, Roberto Domínguez, sin llegar a ser brillante, en pocas intervenciones dice más. Y Larita, el mozo de espadas, que con su silencio fiel es el más expresivo.

La fiesta no sale bien librada. El encuadre deja ver el lado medieval, premoderno, se queda en ese primer plano sangriento y extenso, en una repetidera que resulta densa y que le no le deja ningún espacio a la magia, a lo sobrenatural del toreo (de eso que tiene poco Roca Rey).

El cine ganó, la fiesta, creo, perdió.

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