De la salve rociera al inspirado toreo del trianero Juan Ortega en Latacunga

De la salve rociera al inspirado toreo del trianero Juan Ortega en Latacunga

( Fotos de Diego Alais para tendido7 )

En tiempos en que parece imperar la ramplonería, sentir el toreo como lo describe en esas pinceladas de arte e inspiración soberbias el sevillano Juan Ortega es agua de mayo. Qué despacito, cómo acompaña el viaje, cómo embarca al toro, le da distancia, pierde pasos cuando es menester en esa elegante presencia del toreo eterno que en Andalucía ha tenido cultores de lujo como Curro Romero, De Paula, por citar dos.

En un medio día en el Festival de la Esperanza de Triana bajo un sol de justicia, Ortega, el virtuoso, nos emocionó con el temple, las tandas por ambos pitones, cómo sale de la cara del toro y hasta se dio el lujo de ponerse de hinojos para cinco muletazos por alto , un kikiriki y un natural largo y sentido.

Y cómo toreó con el capote !!!!!

Un muletazo rodilla en tierra

Si el fondo importa en el toreo, las formas son esenciales, los tiempos , las alturas de la muleta.

Pincha arriba y estocada certera. El toro ha muerto en los medios y ha entregado lo mejor de su encaste Baltasar Ibán que es la procedencia de La Viña que se lidió en esta plaza ecuatoriana.

El Festival se abrió con la solemne procesión de la Virgen acompañada por los toreros mientras las delicadas notas de la salve rociera dejaban su sello, después vendría el aroma de Ortega que perfumó con su suavidad el aire de este bello pueblo del Cotopaxi.

 Castella pechó con un castaño se defendía, sin recorrido, a menos. Palmas tras pinchar.

El lojano es un torero ecuatoriano que vive en España. Tomó la alternativa en Cayambe en el 2004, se lanzó de espontáneo en Madrid como lo había hecho su padre. Torea poco y ese se percibió en el Festival.

Luque topó con un toro que salía distraído, desentendido, “sin alma”. El NO TORO. Marra al descabellar. Palmas.

Lo poco que le permitió…Un natural

Marcillo tomó la alternativa en Latacunga, poco torea pero es un espada por recuperar. Estuvo más que digno, resolvió la papeleta, ejecutó la suerte suprema y vinieron las dos orejas. Toro de vuelta al ruedo.

El Pantera se formó en la Escuela de los recortadores y eso se nota. Salta por encima del toro y coloca las banderillas. Un heterodoxo que hace lo que puede, eso sí con su verdad. Sufrió un achuchón, se embarulló, en un momento le cogió el sitio al novillo y dejó algunos muletazos que concluyó con las bernadinas.

Un muletazo del torero ecuatoriano

No tiene sitio para la suerte final pero la gente le agradeció su voluntad. Palmas.

Y uno sale del coso andino con ese sabor trianero no solo en los labios sino en el corazón. Son esos momentos únicos e irrepetibles.

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