Descanse en paz maestro Litri
Miguel Báez Espuny ‘El Litri’ ha fallecido en Madrid a los 91 años. Con él se cierra un capítulo más de la gran dinastía torera de Huelva, que trascendió más allá de la Fiesta Nacional y le convirtió en uno de los grandes hijos ilustres de la provincia onubense, a pesar de no haber nacido en ella, dice Huelva información.
Litri nació en Gandía (Valencia) el 5 de octubre de 1930. Su abuelo, su padre y su hermano fueron toreros, aunque su fama superó a la de todos ellos, convirtiéndose en uno de los nombres más populares en los carteles de los años 50 y 60.
En 1967 completó su última temporada en los ruedos, aunque tuvo apariciones esporádicas que culminaron, en 1987, en Nimes (Francia) con la alternativa que dio a su hijo, Miguel Báez Spínola, continuador de la saga. El último Litri hasta el momento.
No han trascendido aún las circunstancias de su muerte, que le ha llegado en Madrid, donde residía con su esposa, Conchita Spínola, aquejado ya de algunos problemas de salud. Hace sólo unos días, el sábado pasado, su hijo Miguel contrajo matrimonio en su finca de Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
Traslado a Huelva
Fuentes cercanas a la familia han indicado a esta redacción que hoy se celebrará el sepelio en Madrid y el viernes será trasladado a Huelva, donde se instalará la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Huelva sobre las 16:00, según deseo expreso de la familia.
Ya el sábado se celebrará el sepelio en la capital onubense, antes de que sus restos reciban sepultura en el cementerio de La Soledad, en el panteón familiar.
La saga de los Litri, encabezada por Miguel Báez Espuny, es una de las señas de identidad más inequívocas de la ciudad de Huelva.
Él mismo contaba en una entrevista concedida a Eduardo J. Sugrañes en Huelva Información hace unos años, que aunque nació en Gandía, con sólo 20 días se instaló en Huelva con su familia, «donde viví, fui al colegio y me hice torero».
Su nombre y su impronta, de hecho, están directamente vinculadas al Barrio de San Sebastián. Fue alumno del colegio Hermanos Maristas, al que hacía su ruta diaria como escolar, primero desde su casa familiar en la calle La Fuente, luego en Isaac Peral, y más tarde en San Andrés, que le hacía pasar por delante de la Tertulia dedicada a Manolito.
Allí, Pepe Ramos, Paco El Fundidor o Mora le enseñaban los triunfos de su hermano. Y confiesa que fue entonces cuando empezó a querer ser torero.
Sus primeros pases toreros
Sus recuerdos están ligados a la antigua calle Montrocal, en su infancia pura tierra por donde pasaba el ganado de Huerta Mena, ante el que jovencísimo Litri no dudaba en portar el baby escolar a modo de muleta para dar unos pases a las vacas lecheras.
No fueron pocas las veces que se escapaba del colegio para acudir furtivamente a capeas en Beas, donde alimentaba su incipiente pasión a escondidas de su madre, lo que le valió más de una reprimenda y castigo que lograba sortear audazmente.
Fue entonces cuando esos pases soñados para el ruedo se trasladaron al Matadero, esa otra segunda casa en la capital, donde arraigó su arte torero para dar forma en su propia Tertulia que esta noche llora con gran sentimiento su pérdida.
Muy joven, en las primeras salidas en busca de capeas con amigos, aprendió a cocinar, lo que evolucionó a, probablemente, su segunda gran afición, y de la que gustaba dar cuenta en el campo, preparando arroces y todo tipo de platos para la familia y sus amistades.
Grandes personalidades
Como gran figura del toreo en los años 50 y 60, se codeó con grandes personalidades de la cultura, del toreo, claro, y de la aristocracia. Su completísimo álbum familiar tiene fotografías con don Juan de Borbón y don Juan Carlos, con los escritores Gabriel García Márquez, José María Pemán, el pintor Joan Miró, el cineasta Orson Welles o, entre otras, las actrices Esther Williams y Rita Hayworth, a quien recibió en su casa de la calle Rico, ante el azulejo que colocó en el patio de la Virgen de la Cinta, a la que profesaba mucha devoción, como a la Virgen del Rocío. Hoy esa casa palacio puede visitarse por el público convertido en un establecimiento de hostelería que lleva el nombre Gilda como guiño al paso de la actriz por la casa.
Miguel Báez Spuny contrajo matrimonio con Conchita Spínola, su compañera hasta el último momento, con la que tuvo dos hijas y un hijo, Miguel Báez Spínola, continuador de la saga torera y por quien volvió a los ruedos el 26 de septiembre de 1987 en la emblemática plaza de Nimes, en el sur de Francia, donde le dio la alternativa.
Antes, después de dejarlo en 1967, aún participó en el cartel que abrió la recordada plaza Monumental en 1968, en los actuales terrenos del Ensanche Sur, y más tarde, en 1984, en la reinauguración del centenario coso de La Merced, rescatado entonces en otro barrio ligado al toreo desde siempre en Huelva.
Tenía la ilusión de que su nieto varón, Miguel Báez, Herrera por parte de madre, del primer matrimonio de Litri hijo, pudiera continuar en algún momento la tradición torera de la familia. Al menos su fallecimiento llega apenas cuatro días después de que Miguel contrajera matrimonio de nuevo en una finca propia en Sevilla con la joven sevillana Casilda Ybarra, sin que trascendieran detalles del enlace y la celebración, siempre discretísimo Miguel con su vida privada.
Miguel Báez Spínola, además, también unos días antes, la misma semana, estuvo en Almonte en la presentación de las nuevas andas de la Virgen del Rocío, de cuya confección ha sido el principal benefactor. Fue su deseo, siguiendo el amor por Huelva heredado por su padre, que el escudo de su ciudad acompañe para siempre a la Blanca Paloma en sus salidas, labrado en plata en una de sus esquinas. Será un guiño también para que Litri padre vaya al lado de la Virgen toda la eternidad.