Descendió del avión y a tentar… Así es el toreo. Emilio de Justo en Colombia

Descendió del avión y a tentar… Así es el toreo. Emilio de Justo en Colombia

Emilio de Justo en Colombia. El toreo es una fuerza del espíritu, decía (o algo parecido) el maestro Belmonte y solo eso puede explicar que un torero que cruza el Atlántico en un vuelo regular de 10 horas, desciende del avión y se va a tentar a una ganadería colombiana.

Emilio de Justo vino hace unos años a Colombia, toreó en la provincia (entonces le negaron las grandes plazas ), volvió a España, pasó por Francia y los galos le dieron el pasaporte a su propio país donde hoy es figura con todos los merecimientos.

Se vino con sus trajes cortos, capotes, muletas, esportones , fundones acompañado de su amigo «Guerrita Chico» a quien conoció en el Valle y mas tarde caminaron la geografía española.

Entre toreros su lenguaje es similar.

Pues hará campo un mes en nuestras dehesas mientras «llueve» torrencialmente (la pandemia, ya saben).

Emilio se cobija una vez mas en Colombia que lo recibió y lo seguirá recibiendo con cariño y afecto.

Y ya tentó en casa de la familia Castro-Zarzur en cercanías a Cali, luego vendrá a la Sabana que él conoce muy bien y continuará su preparación para «estar a punto» para su primer festejo de luces ese año en Leganés donde por cierto estará el novillero colombiano Leandro Gutiérrez.

El toreo tiene ese hondo espíritu de que un hombre europeo decida viajar a América para torear en el campo.

Y persistir en su sueño de ser un figurón pues arte y valor atesora el extremeño.

Emilio de Justo, Guerrita y Alex Benavides en el Valle de Cocora, en el Quindío donde pasta la ganadería de Salento

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