El campo, refugio del toreo en tiempos de pandemia
El campo, refugio del toreo en tiempos de pandemia. No necesito ser reiterativo con la angustia que se siente con el toreo en mínimos a uno y otro lado del mundo por la pandemia que nos abate, aflige y mata.
Pero siempre hay esperanza al final de ese túnel misterioso y el campo y los tentaderos son el albergue para que la fiesta siga viva, alerta, vivificada por el toro, las vacas, los novilleros, toreros , novilleros, «capas» , banderilleros y picadores que buscan la gloria.
Se lidiaron 6 vacas, dos toros y un novillo. O sea, se dieron un banquete. Valió la pena la inclemencia del tiempo que se compensó con la calidad especialmente de los dos toros con romana y edad.
En la plaza de tientas de Las Ventas del Espíritu Santo en esa vía camino hacía el valle del Magdalena, cielo entoldado, bajo la lluvia, el ruedo enfangado, un frio que cala, un puñado de ilusiones lidiaron dos toros con edad, vacas y dos novillos bajo la tutela del joven Sebastián Cáqueza que se convirtió en director de lidia con acierto y eficacia.
Repasaron con talento José Luis Vega , Cristian Castañeda, Andrés Castillo, Mateo Gómez, Juan Esteban Florial, David Rodríguez, Luis Quinche (ecuatoriano ), Curro Pimentel, Leonardo Cabrera.
Los dos toros, uno de capa negro, tuvo mucho motor, nobleza. 6 novilleros repasaron ( Vega, Gomez, Castañeda, Cabrera, Pimentel y Castillo ). El castaño tuvo un pitón izquierdo para entender con las distancias y la colocación y al final desarrolló mucha calidad.
El novillo con unos 340 kilos fue bravo, con casta. Los chicos pasaron pero el piso impidió desarrollar la lidia en condiciones aceptables. En condiciones normales ( por el piso ) se hubiera visto mejor.
Las vacas, 4, se dejaron mucho y dos con más complicaciones.