El tentadero, laboratorio de la bravura
El tentadero, laboratorio de la bravura. He visto en las redes sociales la queja de que en los tentaderos una vaca puede ir varias veces al caballo y luego el toro en la plaza no aguanta una vara a ley.
Más allá de la ironía de la afirmación, es bueno saber la exigencia en un tentadero de vacas (máxime en el de machos que tiene un ceremonial mas complejo pues primero se utilizan ramas y luego si el ganadero lo aprecia así se lidia de muleta para determinar si vale para padrear o no).
La genética del toro de lidia es un misterio pues una vaca 10 y un semental que ha dado extraordinario pude resultar tras el apareamiento un toro manso o una vaca mansa… O un «Cobradiezmos» (el mítico toro de Victorino indultado por Manuel Escribano en La Maestranza) para que nos entendamos.
Colombia tiene en ese «atrás» de su historia ganadera el morucho y durante muchos años y muy entrados los sesentas del siglo pasado se daban corridas con el llamado «criollo», que como saben todos los taurinos mas que embestir topaba.
Los toreros de la época tenían que «quitárselo de encima» como espantando moscas aunque algunas veces salían extraordinarios y aptos para el triunfo del toreo y del torero de turno.
Y en ese «atrás» está ese salto genético que fija unos caracteres de los antepasados de esa vaca o ese toro que estamos probando en el campo.
Es bueno anotar que apenas a fines de los años veintes del siglo pasado Colombia trae sementales y vacas puros españoles (Mondoñedo) y más tarde ganaderos como don Francisco García, los hermanos Gutiérrez, (Hernán y Ernesto) , don Benjamín Rocha, don Pepe Estella, por citar algunos, importan ganado español, portugués y mexicano.
Así que si uno admite que el tentadero de vacas ha sido exigente supondría que el resultado en la plaza de toros será excepcional pero no siempre ocurre ese sueño.
Y cuando «todo se tuerce» pues los toros salen » comiendo papeles» como solían expresar los viejos aficionados.
El tentadero, laboratorio de la bravura.
Me decía don Miguel Gutierrez que de los 67 toros indultados, un porcentaje pequeño se ha seleccionado para padrear.
Y ya son clásicas aquellas expresiones » en materia de toros, solo saben las vacas» y 2 + 2 no son cuatro.
Alberto Ariza, por ejemplo, sostiene: En un tentadero no sólo se aprende de las vacas y de su bravura, también de muchas cosas más. En el tentadero aprende el ganadero de su ganadería, saca conclusiones de si lo hizo mal o bien enlotando a los reproductores, si el semental le sirve o no, del momento por el que pasa su vacada.
Y tu puedes aprender de él, sobre todo si has visto tentaderos en otras ganaderías, de como le gusta el toro, como le gusta que le pongan la becerra, si las pica más o menos, si es más o menos exigente, y sobre todo, lo que va buscando.
TININ Y EL TORO DE HOY
El que fuera torero y mas tarde veedor, Manuel Inchausti, que vino en tal condición a Colombia varias veces para ver las corridas que lidiaría Manzanares, hijo, sostuvo hace poco: el toro está saliendo como nunca en la vida se había visto. Un toro tan grande y con tantos cuernos, no se había conocido. Independientemente de que sirva, de que se caiga o no, hoy día se lidia un toro impresionante”.
El torero aprende a corregir fallos, a ejecutar suertes nuevas, a poner las vacas bien puestas al caballo, no como se hace en las plazas que se meten los toros debajo del peto, sino dándoles su distancia y con los capotazos justos. Y si estas atento puedes ver la habilidad del torero, su técnica, su estado de forma, su forma de torear.
El ideal: Un tentadero exigente para aprobar solo que realmente merece y un toro en la plaza que tenga trapio de acuerdo a su encaste, armonía de hechuras y que sea bravo, noble, encastado (no geniudo), y repetidor, que eche el morro abajo y que «incordie» al torero que tendrá que poderle. Ese es el ideal… Luego, ya veremos.