El toreo hace presencia en La Santamaría y recuerda a la sociedad que existimos y que el Coso de la 26 es una plaza de toros con historia

El toreo hace presencia en La Santamaría y recuerda a la sociedad que existimos y que el Coso de la 26 es una plaza de toros con historia

El 7 de agosto celebramos el triunfo de la batalla del Puente de Boyacá que abrió las puertas a la República , a la libertad y a un concepto que no nos cobijaba a todos, el de ciudadanos y ciudadanas de una nación mestiza de negros, zambos, mulatos, blancos, nativos, herederos de antiguas culturas precolombinas que a partir de 1819 le dio un vuelco institucional a lo que es hoy Colombia como nación de hombre libres.

Justo este domingo se posesionó como presidente Gustavo Petro y el toreo ( que quiere ser eliminado por los nuevos fundamentalistas ) hizo presencia simbólica en la plaza creada por el ingenio de don Ignacio Sanz de Santamaría y que en sus luminosos 90 años de existencia nos ha permitido convivir en paz para ver desde El Niño de la Palma, el padre de don Antonio Ordóñez, pasando por Domingo Ortega, Luis Miguel, El Viti, Camino, El Cordobés, los Girón, Pepe Cáceres, y César Rincón entre otros creadores de belleza en el ruedo munidos de una capichuela y un espadín.

Los toreros fijaron carteles precisamente con fotos de estos hacedores de faenas breves pero eternas que ha convivido en ese esplendido escenario de belleza arquitectónica con conjuntos de jazz, teatreros, patinadores, tenistas, baloncestistas, gimnastas, boxeadores, espectáculos de circo, conciertos de música sacra, Opera, ballet, porque la plaza de toros De Santamaría es de la ciudad, del país de la comunidad y no de un gobierno efímero de turno. Otra cosa es que las autoridades de este aquí y ahora le quieran cambiar el nombre a la plaza para ir borrando una historia. No lo lograrán pues el toreo está enraizado en el pueblo. Un par de día después del 20 de julio de 1810 conocido como » El grito de la independencia» se celebró una corrida de toros en plaza central de Santafe tras los incidentes del episodio conocido como «El florero, de Llorente «.

Los ritos de los pueblos no se pueden sepultar. Viven en la memoria de los pueblos y eso es lo que genera una cultura, una cosmovisión que como el toreo no podrá gustarle a todos ( a nadie se obliga a concurrir a la corrida ) pero que noms ha enriquecido como sociedad de hombres y mujeres libres.

El gesto de los toreros reivindica una fiesta, la fiesta de los toros. Loor a ellos

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