El “último vals” de Joaquín Sabina con Ricardo Darín, Serrat y Andrés Calamaro que es, además, un guiño a la tauromaquia y a José Tomás
“Cuando no salga mi jeta en los diarios / ni los novios bailen ya ´Noche de boda´/ cuando solo esté de moda si me caigo otra vez del escenario”.
La voz áspera, aguardentosa e inconfundible de Joaquín Sabina se escucha desde la semipenumbra de la barra de un bar de hotel. Así comienza “Mi último vals”, el nuevo tema del cantautor andaluz, en un videoclip revelado casi en silencio y sin publicidad .
Entre los personajes que aparecen en este vals, se encuentra José Tomás, al que le une una gran amistad y es un nuevo guiño del cantante a la tauromaquia.
Comienza con la imagen de Sabina registrada de espaldas y una ambientación vista y representada en decenas de películas sobre penúltimos actos en la vida de las personas. En medio de una noche interminable, con un vaso de whisky y el humo del cigarrillo serpenteando en el cenicero, Sabina desgrana versos crepusculares frente al silencioso barman, eterno escucha de confesiones dolientes
En el entrañable decir de Sabina (a esta altura, más un narrador de melodías que un cantante) también hay palabras inspiradas de agradecimiento dirigidas a los amigos y los seres más cercanos que de a poco van llegando al lugar. El primero en acompañar esas confidencias es Joan Manuel Serrat, que le estampa un beso cariñoso en la mejilla a Sabina mientras este canta: “Tú que corriste a rescatarme de las llamas / tú que pusiste paz en mi ciudad sin ley”.
El siguiente en aparecer es Ricardo Darín, que saluda a Serrat y celebra también con una amplísima sonrisa cómplice todo lo que Sabina sigue narrando como invocación a todos y cada uno de quienes vienen celebrando su arte desde hace más de cuatro décadas. “Yo, que soy cinturón negro en pesimismo / que me fundo en cuatro copas el jornal / que prefiero ser cualquiera a ser yo mismo / que prefiero ser Don Nadie a ser Don Juan”, canta Sabina como si anticipara en cuatro minutos (lo que dura la canción) toda la larga ceremonia de despedida de los escenarios que promete a través de su gira “Hola y adiós”.
Visto desde aquí, este videoclip es un anticipo del próximo reencuentro de Sabina con el público argentino, que promete (como lo fue tantas veces en el pasado) ser multitudinario y sobre todo inolvidable. Ya hay ocho fechas fijadas en el Movistar Arena entre el 2 y el 16 de abril de 2025 para el tramo de la gira en Buenos Aires, con localidades completamente agotadas del primero al último.
Es tan fuerte el vínculo histórico entre Sabina y nuestro país que hay unos cuantos argentinos entre los amigos convocados para acompañar una canción que puede escucharse como testimonio de vida, testamento anticipado, examen de conciencia, contemplación de un pasado que no volverá y tranquilo retrato de un presente desde el cual es posible ver todo lo que pasó con más lucidez. Así van llegando, después de Darín, Andrés Calamaro, Ariel Rot, Alejo Stivel y el ejecutivo discográfico Afo Verde. También Jorge Drexler, cuya identidad rioplatense facilita y justifica con creces su incorporación a esa lista, no cuenta en La Nación Marcelo Stiletano
“Si este va a ser, como él dice, el último videoclip de Joaquín Sabina, su último vals, no quedaba otra que salir a bailar con él. La canción tiene mucho de inventario, de despedida, de confesión. Nada más cinematográfico que hacérsela a un barman a esa hora en que los bares a punto están de cerrar”, dijo al diario El País hace unas horas Fernando León de Aranoa, realizador de este videoclip, que viene trabajando con Sabina desde hace algunos años.
De hecho, “Mi último vals” funciona como una especie de coda de Sintiéndolo mucho, el largometraje documental biográfico que León de Aranoa hizo a modo de retrato definitivo de la vida y la obra del cantautor andaluz en 2022 y está disponible hoy en la plataforma Disney+. “Sintiéndolo mucho” (la canción) anticipaba allí algunas de las confesiones que Sabina entrega ahora con una poesía llena de bellas y poderosas imágenes.
Como en ese registro, Leiva (José Miguel Conejo Torres) se coloca en “Mi último vals” una vez más al lado de Sabina, como en sus últimos trabajos. Escribió la música de esta nueva canción, que lleva letra de Sabina y el poeta Benjamín Prado. Y Leiva también aparece, sonriente y feliz, con su típico sombrero, acodado junto al coro de amigos y seres queridos que celebra desde la barra del bar todo este recuento de memorias y promesas.
Este grupo también incluye, por ejemplo, a José Tomás (el máximo torero español de los últimos tiempos), al escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez y al poeta y autor Luis García Montero, director del Instituto Cervantes y andaluz como Sabina. También a Candela Tiffón, la mujer de Serrat. Y por supuesto están allí los seres más queridos y cercanos al gran protagonista: la esposa de Sabina, la peruana Jimena Coronado, y sus hijas Carmela y Rocío Martínez Oliart.
Cada uno de los invitados debe haber sentido como propias, llenas de gratitud, las palabras que Sabina les regala en su nueva canción desde un bar de Madrid. Lo mismo sentirá cualquiera de sus miles de fans cada vez que la escuche: “Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí / cuando las casas de apuestas no den un euro por mí / cuando cierren las cantinas y se baile reggaetón en la oficina… / Aún voy a guardar un último vals para ti”. A los 75 años, Sabina reapareció en estado puro con una nueva canción, cerca de su último acto sobre el escenario.