Emilio de Justo eterniza el toreo e indulta un gran toro de Las Ventas en Manizales

Emilio de Justo eterniza el toreo e indulta un gran toro de Las Ventas en Manizales

Ha vuelto a llover de forma inclemente en Manizales , de pronto la plaza era un cuadro impresionista por la neblina que venía de las nieves eternas del Nevado del Ruiz mientras se desarrollaba la corrida que nos deparó un indulto de un toro excepcional de Las Ventas y un torero en estado de gracia, Emilio de Justo que toreó como los ángeles. Abrió con una verónicas lentísimas y una media para un cartel para que la eternice con sus pinceles el maestro Diego Ramos.

» Despistado » fue al caballo de lejos y Clovis Velasquez lo mide a la perfección en esa arrancada al galope del toro.

Emilio sabe que es preciso, sí o sí, cuajarlo y al final lo consigue indultar. El toro va humillado, es bravo y noble, se rebosa en los engaños, repite las embestidas por abajo y arrastrando el morro como un rastrillo en ,un bello jardín y con chispa. La faena va in crescendo como en la Tercera Sinfonía de Beethoven. El cuerpo del torero acompaña como en un fino paso de ballet clásico el viaje del toro, la muleta planchada, y se sucede esa rara avis que es torear bien , impecablemente.

Las tandas por ambos pitones son al compás, el ritmo es trepidante por la lentitud y emociona ver desvelar el misterio de la bravura por un torero en sazón. Vienen los naturales con la mano derecha e irrumpe Nerva ese pasodoble que acompañó tantas tardes en Sevilla el quehacer del maestro Paquirri el de Zahara de los Atunes. Cita don Emilio, embarca y la salida del muletazo es la perfección. Y los forzados de pecho a la hombrera contraria un canto al toreo. Está toreando el exgremeño, embriagado , y suena el Feria de Manizales que aquí es el homenaje a lo mejor de lo mejor en el ruedo. Todo en los medios. El toro ha durado una barbaridad, sin toques bruscos,con temple, respetando siempre la grandeza del toro. Lo ha cuajado, se pide el indulto y sale del antepecho del palco la bandera amarilla. Los aficionados en pie lo ven ingresar a toriles y esta misma noche ha vuelto a la Sabana de Bogotá, a Albán, que mira hacia el valle del Magdalena donde nació y creció este toro de nombre » Despistado número 608, » con 452 kilos de peso. Procreará bravura, sin duda.

Dos orejas que pasea entre las ensordecedoras ovaciones. Pero antes convoca al ruedo al maestro Rincón y se funden en un emocionado abrazo.

Y la banda de música tiene el fino detalle de interpretar un pasodoble que un sevillano, Abel Morales creó en honor del maestro Rincón y que en un pasaje hay un guiño en los compases al himno nacional de Colombia

El quinto fue otro cantar. Digamos, empleando un vocablo musical que salió desafinado de bravura y casta.Desde el comienzo se queda corto, sin ímpetu y sus finales no son buenos. Es preciso engancharlo alante para crear el muletazo. Hay una batalla del torero con voz y toques fuertes pero el toro no concluye.

Cristóbal Pardo ha cualificado su quehacer. Es un torero con todos los merecimientos. Verónicas templadas, el toro repite, humilla y va a los vuelos. Por cacerinas que nos recuerda a un ídolo de Manizales, el maestro Pepe Cáceres lo lleva Pardo al caballo. Ay, la ausencia de vivacidad, no tiene acometividad, es reservón lo que impide ligar la faena, pues para complicar el gema está muy agarrado al piso, mirón , tardea y desarrolla sentido.

Ovación desde el tercio.

El cuarto es largo como un tren, como el expreso del sol que nos llevaba de niños desde Bogotá a Santa Marta. Galopa y lleva el morro abajo pero la fuerza es justa. Los toques son sutiles, el toro exhibe nobleza pero le falta vibración en el momento de embestir eso sí con suavidad. En definitiva hay ausencia de emoción mas allá de su calidad. Cumple con la suerte suprema pero el palco se abstiene de concederle la oreja y da el torero una ovacionada vuelta al ruedo que concluye volcando su cuerpo al suelo para besar el ruedo manizaleño.

Ginés Marín nos ha regalado dos faenas mostrando la firmeza que es condición indispensable , el temple que atesora.

Su primero se pega un topetazo contra las tablas, humilla pero no se repite, duda en una faena que brindó al maestro Rincón.

El toro tiene fijeza pero tardea y por eso las embestidas carecen de continuidad. El toro va mejor en la distancia corta y así lo entiende en jerezano que en varios tramos lo lleva hasta el final. Torea muy ceñido , sin ventajismos, se arrima como un poseso y la suerte suprema es de pedagogía tras haber dejado que el toro tenga un final honroso, no lo molesta y no permite que intervenga la cuadrilla.

En medio del aguacero el trasteo es emotivo , de » toma y daca» y en condiciones de piso muy difíciles que el torero con base en esa firmeza y voluntad supera, y se lleva la segunda oreja.

1 Comment on "Emilio de Justo eterniza el toreo e indulta un gran toro de Las Ventas en Manizales"

Deja un comentario


  Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia en nuestro sitio web. Al seguir navegando, aceptas el uso de cookies. Más información en nuestra política de privacidad.    Más información
Privacidad