En la corrida de la cultura en Las Ventas ni a un quite invitaron Talavante y Ortega al heroico Alvaro de la Calle

En la corrida de la cultura en Las Ventas ni a un quite invitaron Talavante y Ortega al heroico Alvaro de la Calle

San Isidro: Álvaro de la Calle… / por Jean-Charles Olvera

 Ni a un quite le invitaron los diestros de la “Cultura”… Ignorancia seca y brutal o nula empatía hacia uno de los suyos. A ese mismo Álvaro que con tanta dignidad enfrentó cinco toros tras la espeluznante cogida de Emilio de Justo. Al que recogió una de las más grandes ovaciones que se oirán esta temporada en Las Ventas cuando salió solo de la arena con las cuadrillas esa tarde de Ramos.


San Isidro: Álvaro de la Calle…Le tocó nuevamente hacer paseíllo al héroe del Domingo de Ramos y de la encerrona accidentada de Emilio de Justo, Alvaro de la Calle… de Alcalá.


Lo hizo como es, con discreción y sin protagonismo, con austeridad y simplicidad. Cuando bajó la primera ovación post-paseíllo, Talavante pensó naturalmente que era para señalarle y distinguir su regreso hispano en los ruedos tras su regreso en Francia en septiembre pasado.
Siguió la ovación y salió a saludar un sorprendido sevillano Juan Ortega, no sabiendo muy bien por qué también lo hacía en una plaza con menos sensibilidad torerista que otras, hasta que desde los tendidos, las gradas y las andanadas se oyeron los “¡¡Álvaro, Álvaro!!”.

Incrédulos los dos diestros mirándose y percatándose que detrás de ellos, estaba el discreto sobresaliente de la tarde. Le invitaron a saludar por la insistencia y los gritos y ahí, por fin, comprendieron de qué iba inicialmente la ovación. Cosas de Madrid, sin duda.


Y ni a un quite le invitaron los diestros de la “Cultura”… Ignorancia seca y brutal o nula empatía hacia uno de los suyos. A ese mismo Álvaro que con tanta dignidad enfrentó cinco toros tras la espeluznante cogida de Emilio de Justo. Al que recogió una de las más grandes ovaciones que se oirán esta temporada en Las Ventas cuando salió solo de la arena con las cuadrillas esa tarde de Ramos.


La falta de sensibilidad de los dos toreros de la tarde de ayer la cubrieron los aficionados que insistieron para que saludara el único que querían ver saludar. Y la misma ovación recogió saliendo de Las Ventas.
A ese Álvaro de la Calle, definitivamente de la Calle de Alcalá, la empresa actual o siguiente le tendrá que dar un contrato, sí o sí. No será el artista del duende, pero lo es del corazón de la fiel afición de Las Ventas. Y eso ya es mucho.

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