Las fiestas mateas en Logroño tierra de buenos vinos, se abrieron en la plaza La Ribera con una tarde de rejones donde luciò a gran altura Guillermo , su padre, Pablo Hermoso, nos devolviò la pureza del toreo a caballo y Sergio Dominguez dejò gotas de sabor sin suerte al final por fallos en la suerte suprema.

El rejoneo no son insipidas cabriolas ni actos circenses, no es efectismo, es fondo, la virtud de salir toreando tras dejar los palos y don Pablo Hermoso con esa sobriedad de los años en los que se nutriò de los grandes, Vidriè y Moura, padre, ha toreado bellamente con las hermosinas, los quiebros, por los adentros, llevando prendido en la penca del caballo a los dos toros, templan do las embestidas y cuando fue menester » el teléfono» invento del mexicano Arruza. No faltaron las cortas y citar de frente como mandan los cànones que dejò el marqués de Marialba.

No obtuvo trofeos el de Estella pero què bonito es ver rejonear con pureza, con diamantina ejecuciòn de las suertes, sin sobresaltos ni bisuteria engañosa. Oro puro en este caballero que es historia viva del rejoneo.

EL HIJO

Guillermo està volando solo, sin mandos al lado, sin » radio «ayudas, con ímpetu juvenil , con sobriedad, manejando los tiempos y el temple.

Me dice sobre lo de Logroño : Tarde preciosa cerca a mi casa de Estella, con muchos paisanos en los tendidos y sintiendo el calor de la aficiòn porque lo que yo ejecuntaba en el ruedo se transmitía al tendido. Y eso me daba sensaciones ùnicas.

Para Guillermo la corrida del maestro Capea fue buenísima. Los seis muy parejos en su juego dejándonos a los tres expresarnos unos con mayor y otros con menor suerte..

Guillermo y Sergio rindieron homenaje al maestro Ángel Peralta con la suerte de » la rosa » que el sabio torero de La Puebla contò asi y que hoy, digo, se reviviò por dos jóvenes toreros a caballo en Logroño : “En una corrida en Sevilla, una mujer muy bonita, que se asustó cuando el toro estuvo a punto de cogerme, arrojó una flor para hacerme el quite. Era una rosa que cayó en la arena, entre el toro y yo, una rosa que llevaba clavada en el pecho. Entonces yo me tiré del caballo, até la flor a una banderilla corta y le brindé la suerte: ¡Para que no se asusten en la plaza las hermosas, a los toros, las heridas, se las cubriré de rosas!”.

Saliò Guillermo Hermoso de la plaza cuando la luna se enseñoreaba en un cielo azul profundo después de cortar tres orejas a ley. Ya no se habla » del hijo de » sino de Guillermo, el torero de Estella.

El chico, riunfador legitimo del festejo…pero no olvido las enseñanza del padre que està viviendo un año pletórico con faenas cumbres con ese arte sublime de la limpida belleza .

SERGIO DOMINGUEZ

Le vimos en Bogotà hace unos 10 años lamentablemente con caballos prestados pero aquì en la capital de La Rioja explotò este buen rejoneador con caballos muy bien domados. En un momento, uno de sus caballos dobla las manos, y al final una sentada que expresa la destreza del rejoneador. Y «Pantera «, lusitano, besa a su coparticipe en el rito, al toro. Asì como muchos consideran el cuadro del beso de Gustav Klimt la expresiòn suprema de la sensualidad, el beso de Pantera es la demostraciòn de que a estos equinos solo les falta hablar….O quizás mejor que no lo hagan.