Esta imagen es la que no podríamos admirar si se prohíbe la fiesta.
El toro bravo , sin duda, es un ser que deviene del bos taurus, que buscando tierras cálidas migró en miles de años desde los Urales a lo que hoy es España, Francia, Portugal e Italia en las que encontró el habitat y por la vía de la colonización en lo que más tarde será América nos llegó este ejemplar único, sin imposiciones de reyes, virreyes, encomenderos, alcaldes o regidores.
La imagen que ilustra esta nota fue captada hace unos días en el Valle de Cocora en el municipio de Salento en la que la tercera generación de una familia, los Gonzalez- Piedrahita-Rincón ha dedicado su vida a levantar este ser único.
Como bien anota el maestro Daniel Samper en su escrito en Cambio : » Se atisba una tragedia zoológica. Los legisladores deben captar que, si prohíben las corridas, desaparecerá esa especie incomparable, cuyo perfeccionado destino milenario es embestir. Sin corridas, nadie pagará por ver los potentes toros rumiando cual vacas lecheras hasta su extinción definitiva, que no tardará mucho. La paradoja es formidable: plantean proteger a los toros de lidia… ¿Cómo? Extinguiéndolos. También prohibirían los huevos para facilitar la vida a las gallinas ponedoras..
Por cierto , si un llamado animalista quisiera visitar sin prevenciones esa hermosísima región quindiana se encontrará con la convivencia más expresiva de flora y fauna y con el espectáculo del árbol de cera, nuestra insignia nacional, el oso de anteojos, si tiene suerte admirará en ese cielo límpido al cóndor, plantas, riachuelos y vida, mucha vida.
El caballo, el cerdo, el perro, el gato que hoy comparten con los humanos sus espacios no son lo que a primera vista parece, no. Eran salvajes y el hombre en un largo proceso los domesticó para hacer más llevadera su existencia.
Como señala Chapu Apaolaza » No queremos convencer a nadie para que le gusten los toros, sino que pedimos que respeten esta tradición para conseguir así vivir en una sociedad más rica por todo lo que representa la tauromaquia y, sobre todo, más diversa. En definitiva, que nos respeten y que exista libertad».