En Bogotá se indultaron tres toros por primera vez en la historia en una misma tarde. No fue en San Cristóbal Venezuela que ocurrió 7 años después
Me llama Enrique Calvo «El Cali» uno de los protagonistas de esa histórica tarde en Bogotá con la corrida de Vistahermosa en 1975 y me dice que la noticia de Aplausos de que en Venezuela se indultaron tres en 1982 por primera vez en la historia no corresponde a los hechos..
» No es cierto» me dice el torero caleño.
El Viti indultó a Rompegala, Palomo Linares a Rehiletero y El Cali a Soleares.
En San Cristóbal, Venezuela, hace 40 años la historia es : Se corrieron dos toros de don Ernesto Gutiérrez y 4 de Don Alvaro Domecq en San Cristóbal. Se indultaron tres de la divisa española por Morenito de Maracay, El Capea y Tomas Campuzano.
“El tercero de la tarde, de nombre Cantaor, marcado con el número 72 y de 540 kilogramos de peso, primero de Tomás Campuzano, un toro alegre, con fijeza y nobleza, sirvió para que el torero hiciera una gran faena, pidiendo el público el indulto para este bravo toro. Con las dos orejas y rabo simbólicos, Campuzano daba triunfal vuelta al ruedo, mientras el toro de Torrestrella volvía acompañado de los mansos a los corrales.
El cuarto, segundo de Capea, de nombre Listillo, número 95 y de 620 kilogramos, muy bien picado por Juan Mario y al que el diestro hizo una gran faena que mereció el indulto para tan bravo toro, que el público pidió con fuerza a mitad de la faena de muleta.
En un ambiente de gran emoción, y después de dos indultos, salió a la arena el sexto de la tarde, de nombre Tunante, número 9 y de 500 kilogramos sobre los lomos, al que Morenito de Maracay toreó magistralmente con el capote. Colocó tres soberbios pares de banderillas, el último al cambio en el centro del ruedo sencillamente magistral. Tras brindar al gobernador y al público fue sacándose a Tunante con soberbios y lentos trincherazos por ambos lados, recta la figura y bajas las manos, a los medios, para dejar colocado al toro perfectamente para el iniciar una gran faena con muletazos de bella factura tanto en la derecha como con la izquierda. La plaza era un manicomio, y cuando en el tramo final ligó tres molinetes largos, lentos y cadenciosos, la gente en pie pedía y obtenía el tercer indulto al bravo toro de Torrestrella.