Hace tres décadas partió por voluntad propia Nimeño II
Se vestía cuando actuaba en Madrid en un hostalito pequeño de la calle Atocha. De origen alemán, era , naturalmente, muy francés ; alto, delgado, con una piel acerada y ese castellano arrastrando las «erres». Le conocí y traté pues nos cruzábamos a menudo en el pequeño hall muy temprano pues él se iba a la Casa de Campo a entrenar. nos veíamos en Colombia donde actuó varias veces con el mismo trato cordial y respetuoso. Ambos éramos muy jóvenes entonces y un día como hoy de 1991 ( el año en que para aquellas fechas el maestro Rincón había conquistado 4 veces consecutivas la puerta grande de Las Ventas en un suceso histórico ). La noticia nos sobrecogió: Nimeño se ha quitado la vida. No importa cómo pues prefiero recordarlo con esa tímida sonrisa de un niño tímido que esquivaba los tumultos.
Un Miura de nombre «Pañolero» le arrebató la posibilidad de seguir toreando y prefirió enclaustrarse en su casa, impedido físicamente y con la plena conciencia que torear era una quimera.
El País relató así la tristisima noticia
Christian Montcouquiol, Nimeño II, casado y padre de dos hijos, el mejor torero francés de todos los tiempos, se suicidó ayer en su casa campestre de Caveirac, en la región del Gard, según informó la gendarmería local. El torero, de 37 años de edad, estaba parcialmente incapacitado desde 1989 a causa de la lesión cervical que sufrió en una corrida de la feria del Arroz de Aries. La gendarmería, que mediada la tarde no había facilitado detalles, constató la muerte de Nimeño a las 13 horas.
Nimeño II, nacido el 10 de marzo de 1954, no se había recuperado ni física ni psicológicamente de la cogida sufrida el 10 de septiembre de 1989 en Arles. Pañolero, un miura de 549 kilos, le enganchó y le arrojó al aire. El torero se fracturó dos vértebras cervicales en la caída, y tuvo que ser hospitalizado en un estado desesperado en el hospital Timone de Marsella. Merced a su voluntad, el torero sorprendió a los médicos que habían pronosticado su parálisis total. Tras largos meses de lucha contra la enfermedad, el matador francés recuperó muchas de sus funciones, pero nunca la de su mano izquierda. El 18 de mayo, anunció que abandonaba definitivamente su carrera taurina.
La última aparición pública del torero se remonta al 30 de octubre, en el curso de la entrega de unos premios taurinos en París. Sus amigos declararon que. el torero estaba agotado psicológicamente por la reeducación intensiva y, sobre todo, por el hecho de tener que aceptar que nunca volvería a pisar un ruedo. Nimeño se había encerrando en sí mismo. Privado de los toros, un universo en el que probó su talento y que le dio toda su gloria, el matador francés no encontraba razones para seguir viviendo.
Nacido en Spire, una localidad alemana, en el seno de una familia de militares franceses, Nimeño II debía su nombre de guerra taurino al hecho de que vivió en Nimes desde la edad de 18 meses. El ambiente taurino de esa localidad meridional francesa y la influencia de su hermano, el novillero Nimeño I, fueron determinantes en su pasión por los toros.