Hermosa carta de reconocimiento de Leopolderias a la grandeza de Juan de Castilla y más elogios de los medios

Hermosa carta de reconocimiento de Leopolderias a la grandeza de Juan de Castilla y más elogios de los medios

Estimado Sr. de Castilla:

Le escribo esta misiva por una razón de gravedad. Usted ha hecho de la tarde de la vuelta de Miura a Madrid el día de Juan de Castilla. Enhorabuena.

Para que conozca la trascendencia de lo que le digo, subrayo que hoy volvía Miura a Madrid tras seis años. El toro por el que hace agua mi afición. Miura es para el que escribe pensar en toneladas (0’611 T, 0’626 T, o 0’637 T) antes que en kilos, es la listeza de un animal hecha emoción, es el miedo hecho animal, es el animal hecho de la sangre del que mató a Manolete, y es ver hacerse a la historia de la Fiesta, sin un Hegel que vea en ello lo que vio en Napoleón a caballo en Jena. Si algún día mi espíritu decayera en la moda del tatuaje (Dios no lo quiera), sería para grabarme la «A» con asas.

Sé que usted esta mañana ha matado en Vic, en el país-patria de nuestras élites, a un Prieto de la Cal y a otro de Pagés Mailhan. Es decir, que junto a los dos de casta Cabrera, ha estoqueado en apenas diez horas más variedad de encastes que la mayoría de figuras de pitiminí, expresión de Doña Mercedes Picón, en toda su trayectoria. También sé que su intención era viajar de vuelta en avioneta, pero que ha vuelto obligado en vuelo comercial y tan apurado como para tener que vestirse en la plaza. Y sé, o al menos eso creo, cuál es la razón de la ovación con la que le ha recibido Las Ventas: y es que usted hoy ha sido un espejo en el que nos reconocemos, pero que no nos devuelve el reflejo de uno mismo, sino de todos los mismos, de aquello que nos identifica como humanos. Con su gesta, usted ejemplifica lo que Pascal decía, que ningún hombre soporta la quietud y que toda su desdicha (la de ser torero, en su caso) viene de una sola cosa, que es el no saber permanecer en reposo en una habitación.

Digamos que con esa gesta usted ya había empatado con la emoción generada por la vuelta de Miura.

Hemos de reconocer que la miurada no ha resultado como esperábamos. Ni mucho menos. Era cuatreña (el cinqueño va para Pamplona o Sanlúcar), estaba desigualada (imponente el sexto, como de la época dorada, y una vaquilla el segundo, con una pinta de pintura) y, salvo el lote de Colombo, con un tercero, encastado, y un sexto, serio y listo, ha sido excesivamente blanda, decepcionantemente noble y descastada. Todos han muerto con la boca cerrada y, en general, han sido mal picados (buen segundo puyazo de Pepe Aguado), mal lidiados y mal matados (hábil estocada tendida de Rafaelillo a su segundo). Que a un Miura se le vocee «¡tooooooro!» desde el tendido, debe ser como si Luismi el Chatarrero fuese sin compañía femenina a la plaza.

De la misma manera, hemos de constatar que, pese a lo anterior, la corrida ha mantenido el interés en todo momento y eso es algo que, desgraciadamente, no podemos decir todas las tardes. Especialmente, en aquellas en las que se lidian animalejos como ese de El Montecillo que hacía hoy de primer sobrero y que algunas buenas gentes parecían deseosas de ver con toda su previsibilidad y bobería.

Permítame referirme a algunos pasajes para que vea lo que le digo del interés. Cómo Almejito arrancó de sus manos el capote a Rafaelillo y se lo quedó colgando del pitón hasta que se lo quitó a pisotones. Cómo amagó luego con irse al encuentro del que banderilleaba para irse con otro. Cómo mugía Infractor (¡Los toros mugen!). Cómo obligó Halconero al matador venezolano a deshacerse de él a una mano en su recibo de capa, mientras frenaba con la mirada la llegada de un subalterno, y cómo lo forzó luego, a tomar el olivo en su primer par. Cómo corría por el callejón de Abellán la gente a guarecerse cuando se asomaba Gorronsito. Cómo se frenó Escandaloso en medio del cuarteo de Colombo para arrancar súbitamente, cortar su viaje y quitarse los palitroques en el encuentro del que sale trastabillado el matador hasta hallar refugio. Cómo se le revolvía en la muleta y no consentía que la tela se le quedara cerca al final de casa pase, queriéndosela quitar. Y, sobre todo, cómo saltó el quinto de la tarde, Divorciado, al callejón por el 7 (por el mismo punto en que lo hizo Taponero seis años atrás), lo intentó por el 1 y volvió a conseguirlo por el 9, rebañando el burladero interior y causando eso que debe causar un toro de lidia: miedo.

Ahora bien, decía al inicio que usted había hecho de la tarde de hoy el día de Juan de Castilla por cómo ha estado en la tarde de hoy después de lo de esta mañana.

Mientras Colombo hacía ejercicios pliométricos en el callejón (hay que saltar mucho para banderillear a un Miura), usted salía hacia el medio en su primer toro y reverdecía el sentido de la distancia en Madrid. Y qué distancia desde la que lo citó. Muy generoso. Nos acordamos el día de La Quinta de los ChenelRincón o Cid cuya memoria usted parecía traer hoy consigo. Mantuvo usted ese orden de la faena y la distancia, por ambas manos, aunque desajustado por momentos. En una serie por la derecha de mayor ajuste y en la que atacó al toro se llevó unas merecidas palmas. Expuso usted mucho también en su segundo, dándole de nuevo distancia y en los medios, pese al aire que iba y venía. Igualmente, estuvo intermitente en su colocación, sacando algún natural estimable y dejando en la afición venteña una muy grata impresión. Deja usted también la duda de si el comportamiento de los toros quizá haya empequeñecido su gesta. Quién sabe qué hubiera pasado, si, por ejemplo, hubiera lidiado usted un Zahonero.

Tómese ahora un merecido descanso, o no, como usted quiera, que se ve que el no quedarse quieto le va bien. Sirva esta carta para agradecerle, como hombre, su día de hoy. Parece oportuno recordar lo que decía Claudio Sánchez-Albornoz de que «la historia es la hazaña de la libertad, y la libertad la hazaña de la historia», porque usted nos ha hecho hoy algo más libres.

Un cordial saludo,

Leopolderías

LOS CARIÑOSOS TITULARES PARA JUAN DE CASTILLA

1 Comment on "Hermosa carta de reconocimiento de Leopolderias a la grandeza de Juan de Castilla y más elogios de los medios"

    Me atrevería a pensar que la ovación recibida por nuestro Juan de Castilla corresponde, mas que a la gesta de su actuación doble en Vic-Fezensac y Madrid, corresponde, repito, al reconocimiento y agradecimiento de la afición madrileña por su actuación en la corrida de confirmación de alternativa, en la que la presidencia le «birló», un bien logrado y merecidísimo reconocimiento y trofeo, a su excelente actuación con el quinto toro de esa tarde del domingo 17 de septiembre del 2023, en el desafío ganadero en Las Ventas.

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