Isaac Fonseca se va en hombros en San Cristóbal
( Las imagenes de un exultante Isaac Fonseca son de nuestro colega y amigo Diego Alais al igual que las del cuarteto de toreros)
Corrida larguísima ( 4 horas ) en San Cristóbal para cuatro toreros ( Luis Bolívar sin suerte en su lote, y vuelta y vuelta para Rafael Orellana y Antonio Suárez , y salida en hombros del mexicano Isaac Fonseca (una y una ) con una corrida desigual de presentación y juego de los herederos de Hugo Domingo Molina con los hierros de Rancho Grande y Prado. Casi media entrada.
El mexicano Fonseca tiene muchos dones, sabe llegarle a la gente, atesora fundamentos, es variado, se acomoda a las embestidas de sus toros y es certero con la espada. Está muy joven, con reciente alternativa pero ha aprendido ciertos secretos para triunfar y llevado de la mano de Carlos Aragón Cancela va labrando un tipo de toreo necesario en un escalafón cancino y repetitivo. Tiene futuro como lo respeten los toros. Como dijo un colega venezolano, Fonseca debutó por la puerta grande.
Dos toreros venezolanos, Rafael Orellana y Antonio Suárez echaron por la borda un triunfo por la espada los privó. Dejaron algunos muletazos apreciables. El segundo, tiene sentido del temple, de los tiempos ( a veces exagera la lentitud y se torna aburrido ) pero son espacios en los que no hay lugar para las dubitaciones. El caso de Suárez es curioso. Médico de profesión, se formó en España, su padre que ha sido empresario taurino lo ha impulsado. El joven galeno tiene gusto, estética, formas exquisitas pero el valor que como en el pasodoble ni se compra ni se vende, escasea. Pero es un placer verle torear.
Luis Bolívar , muy firme, serio, no tuvo lote pero sí aptitud y actitud y estuvo en esa tónica de solidez que ya apreciamos tanto en Villapinzón como en Cali y Manizales y los poquísimos momentos en que sus dos toros se lo permitieron dejó gotas de su arte ,y los aficionados venezolanos le valoraron en sumo grado y aunque lo intento, el material que tuvo enfrente no le facilitó las cosas al vallecaucano que desandó el paseillo con el aprecio de los tendidos.
Un azteca formado en España atravesó en hombros la puerta grande y de seguro serán muchas más.
La corrida , con honrosas excepciones, terciadita aunque noblona. Nos hace mucha falta un honrado ganadero como Hugo Domingo Molina que de la mano del maestro Pimentel forjó una divisa en Venezuela que llevan sus hijos a quienes deseo mucha suerte.
Largo el festejo, hecho que debemos cuidar pues la gente se inquieta y abandona la plaza. Todo tiene su medida y el toreo sí que nos enseña de eso y mucho más.