José Luis Benlloch ,director de «Aplausos» elogia la toreria de Ritter en Utiel y dice que el colombiano pide sitio en el toreo
José Luis Benlloch, director de Aplausos reseña la corrida de Utiel donde salió en hombros el colombiano Sebastián Ritter de quien dice es un espada a recuperar, que pide sitio en el toreo. Y en uno de sus partes, señala : De los espadas lo mejor corrió a cargo del colombiano Sebastian Ritter, torero a recuperar, lidió asentado, con sentido del temple, ambicioso, sus lances al primero fueron un primor por su despaciosidad y su disposición la propia de quien pide sitio en el toreo.
La reseña del prestigioso periodista valenciano
Hay citas taurinas ineludibles y la de Utiel, por la Virgen del Remedio, es una de ellas. Ayer fue muy especial, dos años después, una pandemia de por medio y un pleito pendiente de resolver entre Ayuntamiento y propiedad, la Utielana volvía a abrir sus puertas. Como si no hubiese pasado el tiempo, los aficionados se volvieron a reunir a la vera del olmo del patio de cuadrillas y a la hora en punto la Unión Musical, gran banda, atacaba las notas del obligado Pan y Toros; Rafa Pons, torilero por derecho de herencia y copropietario del coso, aceitaba los goznes del portón, todo estaba listo. Las reinas de las fiestas hollaron la arena entre aplausos, los “40 Pavos” respiraban ansiosa torería desde incluso antes de la copiosa comida en el Vegano, “A los toros, a los toros” era el ánimo general; el equipo médico del doctor Carbonell en su sitio, ¡que no tengan ustedes que trabajar! era en su caso el deseo más repetido de cuantos pasaban junto a ellos. La solera de Utiel de nuevo en ebullición y hasta Carlos Puertas sacaba su mejor bajío empresarial para que el mano a mano de Pablo Romero y Cebada Gago, principal atractivo del cartel de la reapertura diese nivel y juego. Y lo dio, lo dio, desde las vísperas había corrido como la pólvora por todo el llano de Utiel el estropicio que los pabloromeros ¡ese veinte es un tío con carácter! habían hecho con las puertas de los corrales y chiqueros -faena para los carpinteros y más leyenda para la divisa- y al burraco de Cebada que abrió la lidia de a pie lo recibieron con una ovación por guapo.
De los espadas lo mejor corrió a cargo del colombiano Sebastian Ritter, torero a recuperar, lidió asentado, con sentido del temple, ambicioso, sus lances al primero fueron un primor por su despaciosidad y su disposición la propia de quien pide sitio en el toreo. En sus tres toros braceó apasionadamente en busca de la orilla del éxito que alcanzó con soltura, diría que hasta sobrado. El otro gran triunfador de la tarde fue Leonardo Hernández que salió toreando con un caballo albino, Giraldillo se llama, y todo seguido con el azabache Calimocho a dos pistas, y con Xarope lo bordó. Dos orejas.
Ritter cortó la oreja a su primero, la debió cortar otra a pesar de matar mal a su pabloromero pero se la negó el palco y finalmente desorejó por partida doble a su segundo cebadagago. Rafael Cerro estuvo voluntarioso, mostró buenas maneras aunque sin acabar de redondear. Se retiró Antonio Puchol que banderilleó con gran lucimiento y hay que dejar claro que los pabloromeros de Partido de Resina, presentados con arrobas y mucha plaza, tuvieron nobleza y se dejaron dar fiesta: y lo mismo cabría decir de los cebadas a excepción del segundo de lidia ordinaria que manoseó en exceso. Acabado el festejo los utielanos se fueron satisfechos y en paz con la historia, por la patrona habían vueltos los toros.Utiel