Juan de Castilla con el mas alto puntaje en la Copa Chenel tras la corrida en Moralzarzal. Pasa a la semifinal.

Juan de Castilla con el mas alto puntaje en la Copa Chenel tras la corrida en Moralzarzal. Pasa a la semifinal.

El toreo tiene mucho de justicia poética. En Colombia sabemos lo que vale Juan de Castilla, de sus luchas, de su persistencia, de su enorme capacidad, pese a que pasan los años y no se le toma en cuenta pero como decía el maestro Antoñete » quien sabe aguantar la banca» tiene ganado el cielo.

La lidia de dos toros, uno de Mollalta y otro de Valdefresno en Moralzarzal en el marco de la » Copa Chenel», le cambia la vida al toreo de Medellín.

Dice Pla Ventura : «El mérito de este chico es inenarrable porque como él nos confesara, no trabaja para vivir –aunque de ello come- trabaja para poder torear y eso tiene una grandeza sublime. Su pena, si de Colombia hablamos, no es que cierren las plazas de toros que siendo muy grave, apenas es nada con lo que está penando su país, un drama al más alto nivel y, aunque en su día, Facundo Cabral dijera que Colombia es el paraíso que nos regaló Dios, en la actualidad, los políticos que rigen los destinos de tan bello país, son peores que los españoles. Y ya se necesita ser necio para superar a los que en España nos gobiernan».

El conmovedor brindis de su primer toro a su padre, a lo que significa la ausencia , al trabajo del progenitor para sustento de la familia, marcan la diferencia. Desde la soledad saca fuerzas de flaqueza para muleta en mano mostrar lo mejor de su toreo con la sinceridad de quien abre las puertas de su corazón. Las dos faenas , la demostración de los dones que atesora.

El hace un esplendido dibujo de su tauromaquia : , «es una tauromaquia basada en la honradez, a pesar de que mis formas estéticas no sean las más artísticas. Creo que puedo marcar la diferencia con la honradez y el pundonor, porque independientemente del comportamiento del animal lo doy todo», continúa, «es lo que intento expresar cada vez que me pongo delante de un animal, por el respeto que merece el y el que merece el aficionado. A final, el torero es un servidor para el aficionado, sirve con su arte y expresión al que está arriba sentado».

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