La convicción, decisión, firmeza y vergüenza torera le gratifican a José Arcila con la puerta grande en Manizales y buen toro de Las Ventas bajo un torrencial aguacero en el sexto
José Arcila puso empeño , valor, serenidad, y convirtió en realidad el sueño de salir por la puerta grande de su ciudad Manizales bajo un torrencial aguacero tras la lidia del sexto de Las Ventas que echó una corrida muy bien presentada aunque algunos toros decepcionaron o por falta de fuerza aunque con calidad los dos primeros, un tercero al que se pidió cambio por defectos de vista.
«Los toros y es verdad no tienen palabra de honor» más allá de los mimos y cuidados de los ganaderos.
José Arcila resolvió los problemas planteados por su primero, jamás cedió, se empeñó en sacar partido a las virtudes, que las tuvo , superó los defectos y con el buen sexto un precioso cinqueño toreó con el alma, se entregó apasionadamente mientras el inclemente aguacero caía sobre el albero.
Son de esas lidias en las que se conjugan el don del saber y la intima convicción de que se puede escalar la montaña.
En medio de los olés se sucedieron los muletazos, se dio el lujo de un desafiante desplante rodilla en tierra y cerrar con manoletinas.
En sus dos toros fue ejemplar la suerte suprema. Una y una y salió en hombros mientras desgranaba lágrimas de felicidad por su rostro con la satisfacción del deber cumplido y nadie puede objetarle nada.
Miguel Angel Perera y Daniel Luque navegaron en aguas procelosas, pusieron sus largas tauromaquias pero no encontraron terreno fértil y salieron sin premio de la plaza.