La corrida del siglo americana en Cañaveralejo con los victorinos

La corrida del siglo americana en Cañaveralejo con los victorinos

Corría el año 1982, la democracia española daba sus primeros pasos tras un largo gobierno unipersonal, César Rincón toma la alternativa en Bogotá con Antoñete y Manzanares, padre y toros de Vista Hermosa; en Madrid salen a hombros Victorino Martín Andrés , Ruiz Miguel, Palomar y Esplá.

«Pobretón», «Playero», «Mosquetero», «Director», «Gastoso» y «Carcelero» eran los nombres de los seis ejemplares que el ganadero de Galapagar lidió en la Monumental. Un manantial de casta y poderío, envuelto en una preciosa lámina, brotó y anegó la arena. ¡Qué máquinas de embestir!

Ruiz Miguel resumió : «Fue un día muy especial para el público, el ganadero y los toreros. Es como esos días que uno está en la habitación y se emociona con esos sueños que tenemos los toreros: un día mágico, que sea la corrida buena, que salgamos todos a hombros. Y se cumplió. Con lo difícil que es que tres toreros, junto al ganadero, atraviesen la Puerta Grande de Madrid… No es extraño que en la historia sea conocida como la Corrida del Siglo. Sin duda, ha sido uno de los días más bonitos que he vivido».

CAÑAVERALEJO, 30 DE DICIEMBRE DEL AÑO DE GRACIA DE 2021

Sobre las 4 y 20 se dio comienzo al festejo. Fueron saliendo los cárdenos y Luis Bolívar y Emilio de Justo sacaban de la chistera muletazos embrujados a toros que embestían prodigiosamente en una plaza que nació como «La copa champañera » a fines del 57 del siglo pasado, y las emociones subían de tono y gozábamos con la dulzura de la casta, con la soberbia acometida con el morro por el suelo de estos toros y se cortaban al final 9 orejas, un rabo y tres vueltas al ruedo a toros magníficos traídos por la tenaz persistencia del ganadero y de Alberto García el joven empresario que se lo jugó todo por lidiar a los victorinos. No hubo innecesarios toques, la sinfonía estaba en el aire de Cali, el ritmo acompasado del corazón latía frenéticamente

Un terremoto de emociones por la bravura, la casta, la nobleza, los trazos de los muletazos de los dos toreros que sin guión ni parámetros ni propuestas previas se jugaban la vida y nos daban, que digo nos daban, nos ofrecían de beber de esas aguas diamantinas del toreo más hondo, más pulcro, más profundo, mas sentido, mas espiritual , sin dobleces de dos jóvenes toreros nacidos a uno y otro lado del ATLÁNTICO QUE NO DUDARON en entregar lo mejor de sí para este banquete de Epulón. Me froté los ojos, pensé que soñaba , que deliraba pero el ruedo de Cañaveralejo se vestía de gala bajo ese cielo velazqueño de Cali , la de la salsa, la de Delirio, la de los negros del Cauca, la de la caña de azúcar-

Romanticismo y pasión se mezclaban en estos sueños y delirios. Sin exageraciones de ningún tipo ha sido la corrida del siglo en la América india, de la de Cuatemoc, la de Huagrahuasi, la de Chia y Sugamutsi, la de Gaona, Armillita, Girón , Pepe Cáceres y Rincón, con los toros nacidos en la España de Quevedo y Cervantes, en la tierra de Belmonte y Joselito. Esa es la grandeza de una fiesta que como decía el socialista Enrique Tierno Galván » los toros son un acto colectivo de fe».

Gracias querido Victorino, gracias Alberto García, gracias picadores y banderilleros y cómo no, gracias a Emilio de Justo y a Bolívar protagonistas de una inolvidable gesta.

El poeta Carlos Marzal bien dijo : El toro es esa repetida sorpresa siempre única que es verlo salir por chiqueros

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