La explosiva madurez de Roca y la serena suavidad de Aguado embellecen la goyesca de Ronda
Hace 226 años se inaugurò la plaza de Ronda con un mano a mano Pedro Romero/P.P Hillo. Corrìa 1785 y faltaba aun tiempo para la revoluciòn francesa y mucho mas para los procesos de independencia americanos.
Este sàbado un mano a mano Roca-Aguado por parte mèdico de Cayetano Rivera, nieto de don Antonio Orsdòñez que se inventò en los 50″s del siglo pasado la goyesca de Ronda en la que dos maestros colombianos hicieron el paseillo, Pepe Càceres y Cèsar Rincòn.
Dìa soleado, toros de Vega Hermosa Jandilla de juego variado.
Roca Rey es hoy por hoy un torero maduro, con un tremendo bagaje, que sabe torear e igualmente adelanta la muleta, da trazos largos, embarca al toro, lo en gancha, èl se queda como un poste, apenas gira levemente los talones , se mete en los terrenos comprometidos porque tiene un valor impresionante que parte de la seguridad, porque sabe bajar la mano, arrastrar la muleta, torear asentado, el trazo largo y contundente y combina a la perfecciòn el !!ay!! con ! bien!!!. Tiene esa inteligencia superior que mostraron desde muy jovenes dos toreros de èpocas disimiles, el maestro Luis Miguel Dominguin y El Juli, dotados de una inteligencia suprema para resolver sin despeinarse los problemas del genio, de la bravura o de la casta, o la falta de fuerza. En su noble primero el toreo fundamental, su segundo, » señor» serio, armónico en sus hechuras, varias formas como esa brionesa ( un pase de pecho con el capote ). El toro desarrolla genio por el derecho, vienen los estatuarios, remate por abajo. Toro rebrincado que suelta la cara, es bronco y al final pierde fuelle. Con el instrumento del poderìo y el valor, Roca le gana la batalla en ese campo minado y abrocha la faena saliendo de la cara del toro como en una danza que es lenguaje cifrado : Le pude, he vencido. Tras los aceros, las dos orejas.
Cierra con un toro al que le faltan finales pero es bello ver al limeño caminarle al toro. Tras brindarle a Joaquin, jugador del Betis, se echa de rodillas, un derechazo, un pase cambiado y surge el Roca espectàculo, el torero de la seguridad, de las faenas variadas, de la sabia elecciòn de los terrenos , de pases por ambos pitones y detalles como ese pase de la firma que en èl es sòlido y lleno de gracia. El planeamiento tècnico de la faena es perfecto, y el toro, es verdad, ha aguantado.
Cae contraria la espada pero a la manera de su apoderado en tiempos en que se vestìa de luces, el maestro Roberto Domìnguez, es contundente con el descabello y caen otras dos orejas.
AGUADO
El sevillano es la estètica pura, es la lentitud, la caricia y la suavidad que paseò durante toda la tarde. Hubo momentos en que el extasis era total viendole torear con tanta belleza.
Es verdad que hubo toros con fondo pero es preciso tener un torero de tanta calidad como Aguado para sacar el agua límpida del pozo.
Còmo torea de despacito, y me recuerda al maestro mexicano Josè Alfredo. Despacito, muy despacito se fue metiendo…. Y al decir de Benny Morè yo trastoco y digo de Aguado !!què bonito torea usted «…
Ese juego de la cintura, ese mentòn en el esternòn, ese acompañamiento en las tandas, esa ausencia de prisas.
Cortò tres orejas y viajò en esa salida en hombros por la puerta grande «Pedro Romero» con Roca Rey que hizo pleno, cuatro.
La goyesca en Ronda en los 70 años de la alternativa del maestro Antonio Ordòñez fue todo un lujo en esa ciudad del sur cantada por Borges:
«..y ese largo jardín, las Mil y Una Noches,
y hombres que comentaron a Aristóteles
y dinastías que son ahora nombres del polvo
y Tamerlán y Omar, que destruyeron,
es aquí, en Ronda,
en la delicada penumbra de la ceguera,
un cóncavo silencio de patios,
un ocio del jazmín
y un tenue rumor de agua, que conjuraba
memorias de desiertos.