La última corrida de Juan Belmonte

Juan Belmonte

La última corrida de Juan Belmonte

Juan Belmonte

El investigador Luis Rufino ha descubierto que fue en Córdoba en 1936 en plena guerra civil española y no en Sevilla, la última corrida que toreó Juan Belmonte.

Quien se suicidó en 1962 tras una brillante carrera unida a la figura de Joselito y entre medias un americano, Rodolfo Gaona.

Según revela ABC, había permanecido prácticamente oculto el dato de una corrida más, celebrada en Córdoba el 15 de noviembre del mismo año, que se puede considerar la última actuación de la vida profesional de uno de los toreros más determinantes de la historia (1936).

Aquella corrida organizada en el antiguo coso de Los Tejares había seguido el mismo guión que la celebrada un mes antes en La Maestranza.

Luis Rufino ha logrado desempolvar el cartel oficial de aquel evento anunciado como «corrida» y no como festival, tal y como venía recogido en el libro «Córdoba en la historia del toreo» del periodista José Luis de Córdoba.

Dicho cartel anunciaba a Cañero y Algabeño a caballo y a Juan Belmonte, Antonio Márquez, Pepe Amorós, Domingo Ortega, Laine y Venturita como toreros a pie.

Como en Sevilla, también se buscaron los correspondientes asesores honorarios para la ocasión, con la figura totémica de Rafael Guerra «Guerrita» al frente y la repetición de Antonio Fuentes, Machaquito, Bombita y Algabeño padre.

En dicho cartel también figuraban los ocho toros a lidiar, pero Luis Rufino también ha aportado un pequeño pero revelador recorte de prensa.

Posiblemente publicado en la revista «Sol y Sombra», que reafirma que se trató de una corrida de toros; la última corrida de la vida profesional de Juan Belmonte.

El cronista del Diario de Córdoba reseña aquella postrera lidia, con un toro del marqués de Guadalest.

«Berrendo, grandote y bien puesto de defensas» al que el mítico diestro trianero paró

«con tres verónicas magníficas, marca de la casa, que remató con una media superior…».

La crónica recoge escuetamente otro quite por verónicas, y después de advertir que el torero encontró «al bicho muy agotado» señala que Belmonte

«se limitó a dar unos pases muy buenos para un pinchazo y media estocada en su sitio».

Una ovación y la consiguiente vuelta al ruedo cerraron.

Definitivamente, la vida profesional de uno de los toreros más determinantes de la historia en esa olvidada tarde otoñal de 1936.

LA ÚLTIMA ETAPA PROFESIONAL DE UN GENIO

El llamado ‘Pasmo de Triana‘ había reaparecido en 1934 en maridaje profesional con Eduardo Pagés.

El célebre empresario catalán se había apoyado en el aura del genio, para levantar una exclusiva en la que ya pesaba más lo comercial que lo taurino.

Pero las cosas no se podían estirar más: en 1935 cumplió su última temporada formal y en 1936, antes de estallar la contienda civil, se le podía dar por retirado, aunque el 18 de octubre de 1936 aceptó torear de forma excepcional en la corrida coral celebrada en Sevilla.

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