Los victorinos se aclimatan en Cañaveralejo
Ya están en Colombia los toros de Victorino Martin para el cierre la temporada caleña el 30 de diciembre programada por Tauroemoción en un mano a mano Emilio de Justo-Bolívar, especialistas en este complejo pero tan emocionante encaste que hará vibrar a los aficionados.
Tras pasar una cuarentena exitosa en España, llegaron en cajas especiales en un vuelo dese Madrid.-
Los ejemplares que están en Cali pasaron varias semanas fuera de casa. Cambiaron su dehesa extremeña por la periferia de Madrid. Por protocolos sanitarios, desde la crisis de la lengua azul, los astados que salen del país guardan una cuarentena que, en este caso, se cumplió en los cercados de la ganadería de Zacarías Moreno, en la finca la ‘El Beato’, de Chinchón.
Los toros de Victorino Martín, que serán lidiados en la feria de Cali 2021 el próximo 30 de diciembre, ya descansan en los corrales de la plaza de toros de Cañaveralejo.
Llegaron ayer a las tres de la tarde, hora colombiana, después de 24 horas de viaje por aire y tierra y nueve mil kilómetros de distancia.
El desembarque transcurrió con total normalidad, generando una expectación máxima por ver los toros de la divisa extremeña, siendo una de las más emblemáticas del campo bravo.
Los siete “victorinos” elegidos para el compromiso en Cañaveralejo han sido custodiados en todo momento por su mayoral, Alan, por un equipo logístico de Tauroemoción designado para la ocasión y por autoridades colombianas.
Desde el año 1999 no lidia una ganadería española en la plaza de toros de Cañaveralejo. La apuesta de Tauroemoción por hacer que la feria crezca es indudable.
El 30 de diciembre supondrá todo un acontecimiento en Cali, con un cartel formado por el matador de toros colombiano, Luis Bolivar, y el extremeño Emilio de Justo. Ambos grandes conocedores de la divisa de Portezuelo, generando triunfos importantes.
Fueron alojados en contenedores preparados expresamente para las reses y, desde el Aeropuerto Adolfo Súarez Madrid-Barajas, cruzaron el Atlántico rumbo a Bogotá.
Ya desde Bogotá, los cárdenos de Victorino pusieron rumbo a Cali, embarcados en camiones habilitados. Y ya están en los cómodos y confortables corrales de la plaza caleña.
APASIONANTE HISTORIA DE UN ENCASTE UNICO
El Conde de Santa Coloma, probablemente en compañía de su hermano el Marqués de Albaserrada, compra la mitad de la ganadería de Eduardo Ibarra, puro origen Vistahermosa. Pero pronto incorporan vacas y sementales del Marqués de Saltillo, también de origen puro Vistahermosa, y paulatinamente se deshacen, mediante la venta, de las madres de origen ibarreño. Estas ventas se realizan a Félix Suárez, Coquilla y Graciliano Pérez Tabernero.
José Bueno Catón, un tratante de cochinos de Valladolid, compra la ganadería a la Marquesa de Albaserrada. Tiene varias fincas en Cáceres y una en Galapagar. Ya posee ganado bravo de Saltillo pero compra el de Albaserrada porque dicho encaste le gusta especialmente. Traslada la ganadería a pie hasta Extremadura. Muere en 1.928 y la ganadería se divide en dos grandes ramas.
Los Hermanos Escudero, Roque y Bernardo, sobrinos de José Bueno, trasladan su mitad de la ganadería a la finca «El Cerrillo», en Galapagar y continúan con la buena fama de la ganadería. Durante la Guerra Civil la ganadería está a punto de desaparecer «devorada» por las tropas republicanas, que la reclaman como sustento. Bernardo, a riesgo de su vida, consigue salvarla. La ganadería adquiere tal fama que el propio Marcial Lalanda compra una punta de reses. En un tentadero en la sierra, ve Victorino por primera vez, acompañado de su hermano Adolfo, el juego de las vacas cárdenas. En 1941 el Duque de Pinohermoso, propietario de reses Parladé, compra esta ganadería. Debuta en Barcelona y a uno de sus toros le dan la vuelta al ruedo. Pero el Duque cruza ambas líneas y la ganadería se estropea hasta desaparecer. La otra mitad de la ganadería de José Bueno, que se había quedado su viuda, Juliana Calvo, permanece en Extremadura. Se lidiará a su nombre hasta el momento de su muerte, en 1.941, aunque el peso de la ganadería lo lleve su sobrino Antonio. La ganadería se convierte en una de las favoritas de las figuras como Manolete y la casa Dominguín, entre otros.
Tras la muerte de Juliana Calvo la ganadería se anuncia a nombre de Escudero Calvo Hermanos. Los propietarios son los sobrinos de José Bueno y Juliana Calvo: Antonio, Josefa, Florentina (junto con su marido, Vicente) y Andrea. La dirige Antonio Escudero, pero el mal carácter de éste y problemas con sus hermanos y su cuñado Vicente precipitan la partición.
Andrea Escudero vende su parte al empresario Pablo Martínez Elizondo, Chopera. Esta rama acabaría tras la venta, en 1.978, a Jesús Trilla.
Los hermanos Victorino y Adolfo Martín compran a Florentina Escudero su parte de la ganadería. Fue el 18 de agosto cuando los hermanos Martín, que iban a comprar cinco bueyes y tres caballos, reciben la oferta de comprar 150 reses. Discuten el asunto y deciden aceptar. Se hacen por 1.060.000 pesetas con una tercera parte del hierro de Albaserrada, el derecho a lidiar con el nombre de Escudero Calvo Hermanos (que mantendrían hasta el año 1.965) y el subarriendo de la finca «La Nava». La primera novillada tiene lugar en Zaragoza el 30 de abril de 1.961; aunque no fue muy afortunada. El 27 de agosto del mismo año lidian la corrida de toros de inauguración de la plaza de San Sebastián de los Reyes; en el cartel: Antonio Bienvenida, Antoñete y Curro Montes. Los toros salen extraordinarios.