Murió el último eslabón de una mítica familia ganadera, Graciliano Pérez-Tabernero Lequerica
Graciliano Pérez-Tabernero es un nombre clave en la historia ganadera del Campo Charro. Y esta mañana de martes amaneció con la triste noticia de Graciliano Pérez-Tabernero Lequerica, hijo del mítico ganadero del mismo nombre que llevó al toro de Salamanca a convertirse en una de las grandes referencias de la cabaña brava ganadera. Falleció la pasada madrugada en el Clínico de Salamanca y contaba con 73 años de edad, nos cuenta Javier Lorenzo.
Pese a su ascendencia ganadera de bravo, no siguió esa estela y nunca se dedicó a ese oficio, entregándose a la cría de caballos y vacas mansas; aunque vivió en la mítica finca de «Matilla» y en la asolerada casa ganadera de su padre; lindante a la de su Alipio Pérez-Tabernero. Bien podría decirse que, a lo largo de su vida, fue heredero de toda su historia familiar pero sin llegar a practicarla, al no comulgar con el sistema taurino del momento.
La historia ganadera de los míticos «gracilianos», protagonistas en las grandes ferias del circuito taurino, llegó a su fin a finales de la década de los sesenta cuando se vendió la vacada los Hermanos Lozano y al diestro Palomo Linares. Ahí arrancó la leyenda de uno de los nombres propios del Campo Charro, que hoy se viste de luto con una nueva pérdida.
A mediados de los años 20, el conde de Santa Coloma fue realizando varias ventas de ganado de las que surgieron las tres líneas de las que se compone el encaste, pudiendo llegar a considerarse un encaste diferente: Coquilla, Graciliano Pérez-Tabernero y Buendía. Lo de Buendia fue lo que llegó a Colombia vía Vistahermosa que trajo desde Sevilla don Francisco García.