Murió Joaquín Bernadó, el último sobreviviente del cartel inaugural de Cañaveralejo
Se nos ha ido en un pueblo de la Comunidad de Madrid donde vivió sus últimos años el maestro Joaquín Bernadó recordado en Colombia pues hizo parte de aquel cartel inaugural de Cañaveralejo con los toros de Clara Sierra en 1957 con Gregorio Sánchez y Joselillo de Colombia.
Al pasar los años fue direcor de la desaparecida Escuela Taurina de Cali que tantos y tan valiosos seres humanso nos ha dejado y quiso siempre estar cerca del curso de esta hermosa » Copa champañera».
En Canencia de la Sierra hace tres años le saludé y emocionado recordó pasajes de su paso por Cali y muchas plazas de nuestro país y me expresó que la torería española debe mucho a América al expresar en los Andes los mismos sentimientos de grandeza de este antiquísimo arte.. José Arcila le brindó entonces la lidia de unos de sus toros aquella tarde en la que se encontraba el maestro catalán de espectador en el festejo.
No solo deja su impronta de un caballero a carta cabal sino de una toreria clásica, depurada, exquisita y nos regaló la famosa «Bernadina» una de esas variantes de » la manoletina» que en su personal interpretación era modélica.
ABC lo recuerda hoy
Ha muerto Joaquín Bernadó, el torero catalán que participó en más de 200 festejos en Barcelona. Nacido en Santa Coloma de Gramanet en 1935, heredó la afición a los toros por su padre, el primero que le llevó a ver una corrida. Cuando todavía era un niño, su familia se trasladó al al barrio del Raval en la Ciudad Condal, donde se respiraba el ambiente taurino en bares y tabernas, en las que colgaban carteles de la Monumental y las Arenas. Eran tiempos en los que no se hablaba de aboliciones, ni Barcelona era aún una ciudad antitaurina.
Poseedor de la Medalla de la ciudad, entregada en los 80 por Maragall, vivió con suma tristeza la prohibición de los toros: «Para mí, Cataluña ha muerto», dijo en una conversación con ABC en 2010.
Bernadó se presentó en la capital en la antigua Chata, la plaza de Carabanchel, el 25 de abril de 1953. Su alternativa llegó el 4 de marzo de 1956 en la plaza de Castellón, de manos de Antonio Bienvenida y en presencia de Julio Aparicio. Carolo, de Manuel Arranz, se llamó el toro de la ceremonia. Ese mismo año, el 10 de junio, ratificó su doctorado en Madrid, con Mario Carrión y Joselito Huerta como padrino y testigo. Los toros: del Pizarral.
Inmortalizó un ejemplar de Moreno de la Cova en 1967, con una faena excelsa en abril. Solo la espada se interpuso en el camino del triunfo grande, aunque tuvo que dar dos aclamadas vueltas al ruedo. Toreó de manera intensa en América, especialmente en México, y él mismo se autoproclamaba ‘el torero catalán más internacional‘.
Considerado un torero de finas maneras, muy elegante, cada tarde dejó detalles de su clase, como clases magistrales impartió en la Escuela de Madrid. «Cautivó a la afición con su elegancia y su arte», resumió José Luis Suárez-Guanes en el homenaje tributado a Bernadó en Las Ventas con motivo de sus bodas de oro como matador.