Murió Teodoro, patriarca de la Casa Matilla
Teodoro Matilla ha fallecido en Salamanca a los 78 años tras no superar una larga enfermedad con la que llevaba luchado varios años. Teodoro García González ha sido uno de los taurinos más importantes y poderosos de la historia del toreo. Hijo de Teodoro García Sanchón, se crió viendo toros, embarcando corridas en el campo y cerrando contratos de ferias, ganaderías y toreros, cuenta la Tribuna de Salamanca
.No en vano, su padre —que en sus inicios quiso ser torero y actuó de novillero— comenzó su periplo como veedor y llegó a ser el hombre de confianza y representante de la Casa Balañá, que era una de las más relevantes y representativas empresas taurinas de la última mitad del siglo pasado en toda España. Era una de las que más toros anunciaba: Barcelona, en un momento en el que era plaza de temporada desde Semana Santa hasta La Mercé, con funciones de toros cada semana y en algunos momentos en sesiones de jueves y domingo; Palma de Mallorca, Guadalajara, Jerez de la Frontera, Linares, Calatayud… e infinidad de cosos de tercera y cuarta categoría. Teodoro García Sanchón tuvo cinco hijos, dos de ellos se dedicaron al mundo del toro: Ignacio, que murió de un infarto en 2007 embarcando una corrida de toros; y el propio Teodoro, que ahora acaba de fallecer en Salamanca.
Además de ser uno de los veedores de toros mejores y más importantes de la historia del toreo, siguió la estela de su padre y terminó siendo no solo hombre de campo sino también gerente de Balañá, además de empresario de innumerables cosos. Entre ellos, la plaza de toros de Arles, en Francia, cuando ya emprendió su andadura en solitario. Cuando El Viti decide volver a los ruedos tras su retirada a mediados de los 70 de la mano de Balañá, es Teodoro Matilla quien le acompaña y viaja con él a las mejores ferias de la piel de toro. Uno de los primeros toreros a los que apoderó fue el portugués Amadeo dos Anjos y de los más importantes de los últimos años Vicente Ruiz ‘El Soro’ o Víctor Mendes primero y Miguel Báez ‘Litri’ hijo después, a quien mantuvo un buen número de años en figura en las principales ferias de la temporada en la década de los 90, cuando lidera varios años el escalafón.
En 1987 compró su propia ganadería de reses bravas y en 1991 la puso a nombre de sus hijos, eliminando el ganado inicial y formándola con vacas y sementales de Jandilla y Juan Pedro Domecq. Pasta en la finca “Zarzosillo de Arriba”, situada en El Cabaco y está inscrita en la Unión de Criadores de Toros de Lidia.
Influyente e inteligente como pocos en la historia del toreo, Teodoro Matilla tuvo un gran mando en el toreo en el último medio siglo, casi siempre en el anonimato, movía gran parte de los hilos del toreo. Es leyenda ya su forma de ver los toros en el campo, con un vistazo era capaz de grabar en su memoria camadas enteras de todas las ganaderías del Campo Charro y guardarlas en la retina para, en su momento preciso, componer las corridas de toros sin necesidad de volver a verlas. Para el mundo siempre fue el gran desconocido, enemigo de las entrevistas y fiel defensor del trabajo en plano discreto. Hacer y callar, puede que fuera uno de sus lemas que dieron paso a su misterio. Nunca le gustó figurar, pese a tener siempre en sus manos un poder casi absoluto de los hilos del toreo. Se llevó todos los secretos a la tumba. Se fue uno de los taurinos salmantinos más importante de todos los tiempos. Hoy siguen su estela en el toreo dos de sus hijos, Toño y Jorge Matilla, que ya forman la tercera generación al frente del toreo.