Nos deja a sus venerables 91 un grandísimo hombre de plata, Tito de San Bernardo

Nos deja a sus venerables 91 un grandísimo hombre de plata, Tito de San Bernardo

Tito de San Bernardo, segundo por la izquierda

Ha fallecido en Sevilla Manuel Rodríguez Fernández “Tito de San Bernardo”, destacado banderillero, a causa de un problema renal.

Tito de San Bernardo fue, en primer lugar, novillero, presentándose en Madrid el 29 de junio de 1950.

Posteriormente, se pasó a las filas de los hombres de plata.

Perteneciendo a las cuadrillas de Manolo Vázquez, “Chamaco”, Diego Puerta, “El Viti”, “Paquirri”, Paco Camino, Dámaso González, Paco Alcalde, “Niño de la Capea” y Tomás Campuzano.

Se retiró del toreo al finalizar la temporada de 1985.

Vinculado a una familia de rancio abolengo taurino arraigada en el barrio torero de San Bernardo –su abuelo llegó a ser banderillero de El Espartero y matarife del antiguo matadero.

El futuro subalterno forjó su vocación taurina en el Matadero del Cerro del Águila junto a toreros como Manolo Vázquez, que sí llegó a figura.

Probó suerte como novillero, debutando en la antigua plaza de la Merced de Huelva en 1944 pero la suerte no terminó de acompañarle.

Desengañado del traje de luces, permaneció un tiempo alejado de los ruedos.

Pero sería en el escalafón de plata donde acabaría brillando y haciéndose un hueco entre los grandes a raíz de su debut profesional en de la mano de los hermanos Ordóñez Araújo.

Desde entonces, Tito de San Bernardo no dejó de torear a las órdenes de las primeras figuras a lo largo de treinta y cinco años de profesión, en los que figuró en las cuadrillas, entre otros, de Manolo Vázquez –su compañero en las primeras andanzas taurinas.

El Viti, Diego Puerta, Paco Camino, Paquirri, Capea o Dámaso González hasta sumar en torno a dos mil cuatrocientas corridas entre los ruedos europeos y americanos.

Se retiró de la profesión en la Feria del Pilar de Zaragoza de 1985 toreando a las órdenes del Niño de la Capea y, desde entonces, su nombre se convirtió en un referente para las generaciones más jóvenes de banderilleros.

Aunque siguió vinculado al toro como apoderado de Rafael de Paula en la segunda mitad de la década de los 80 del siglo pasado.

En 2003 fue nombrado director de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, puesto que abandonó en 2014 tras dirigir la formación de las últimas hornadas de novilleros, matadores y subalternos de la cantera taurina sevillana, que le rindieron un homenaje el pasado año en la Venta de Antequera con motivo del XXV aniversario del centro.

Manuel Rodríguez González se sentía muy orgulloso de que de su mano habían salido 14 matadores de toros.

Su figura era inconfundible. Un hombre serio y callado, buena persona, y torero grande por vocación y compromiso.

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