«Olé al Hambre», festival inolvidable. Impecable la presentación del encierro y el desempeño de los toreros

«Olé al Hambre», festival inolvidable. Impecable la presentación del encierro y el desempeño de los toreros

El Festival «Olé al Hambre», festival inolvidable. Fue un éxito artístico, de solidaridad con los mas necesitados, de reafirmación de la tauromaquia y con una impecable presentación de los novillos-toros que se lidiaron en la plaza de tientas de La Holanda.

Con 5 matadores y un aspirante a novillero de nuestra tierra que con el magnífico concurso de los ganaderos.

Mondoñedo, Juan Bernardo, Achury, Las Ventas, Vistahermosa, Santa Bárbara (para el joven «Negret»).

A los criadores, a los toreros, a los picadores Cayetano Romero y Clovis Velasquez, a Manolito Castañeda que banderilleó con eficacia y discreción, siempre atento al quite.

A los colaboradores de la ganadería de Mondoñedo que se entregaron sin medida, al Dr. José María Serna.

Nunca mejor expresado, detrás de cámaras, a quienes se encargaron de la filmación.

Y como no puede ser menos al empeño sin límites de don Gonzalo Sanz de Santamaría director-gerente de este buen suceso taurino y humanitario.

Lo recaudado se destina a la Fundación «Pazífico» y a gentes de la familia taurina que pasan fatigas como consecuencia de la pandemia que de una u otra forma nos ha golpeado a todos.

Gracias a los donantes, entre otros El Juli, Roca Rey, Luis Bolívar, el escultor Manuel Riveros, que no escatimaron su mejor esfuerzo para que su aporte se rifara entre los aficionados que compraron el derecho a ver el festejo por las redes sociales.

Sin titubear se puede decir que «hay guardián en la heredad» tanto en el campo ganadero con un esfuerzo titánico por mantener al toro bravo aun en medio de esta tempestad que nos arrolló en los 5 continentes y conocida como Covid 19.

Así como entre la torería andante con esas disimiles expresiones de casta, nobleza, bravura, hondura en los ejemplares y expresiones estilísticas variadas, sugerentes, ilusionantes de los matadores y el becerrista… El Festival «Olé al Hambre», festival inolvidable.

EL FESTEJO

El precioso castaño de Juan Bernardo. !!Cómo embistió siguiendo los vuelos de la muleta con clase!! Y el precioso remate a una serie, por abajo, de Cristóbal Pardo

El toro de don Juan Bernardo fue un dechado de calidad y clase, por las embestidas de bravo, por la nobleza, por la regularidad de sus enclasadas acometidas, por ese morro, por el suelo, y eso tan vital en el toreo que es la emoción.

Por la durabilidad a la que se acopló perfectamente Cristóbal PARDO.

TORERO MADURO, de oficio, que ha sabido pulir su toreo con el paso de los años dejando sabor en el trasteo y fundamental: supo catar el manjar que tuvo como compañero de viaje.

Es siempre grato que los toros tengan suerte en el sorteo o, como en este caso, la escogencia de ganadería y torero.

Buena racha de esta divisa que ha conquistado numerosos premios.

Otro buen toro, el de Achury. Le correspondió a Manuel Libardo

Manuel Libardo está en vena.

Su toreo de dulce, de suavidad, de refinadas maneras va hilvanando una verdadera sinfonía, rítmica, entonada, a más, el toreo al compás nunca exento de la técnica necesaria para crear belleza.

Pues sin ella caemos en torear bonito pero no bien y el ubeteño torea bonito y bien.

Obviamente todo ello fue posible gracias a las embestidas «santacolomeñas» del Vistahermosa que le da ese punto de diferencia a la rica gama de encastes que llegaron de España desde que Mondoñedo se creó a fines de los veintes del siglo pasado.

Y ese picantito del «Santa» que cuando embiste da esas sensaciones a quien está en el tendido de «yo no puedo hacerlo» pero el torero sí.

Y uno entiende porque el maestro Camino toreó y triunfó con esa divisa cuya simiente trajo don Francisco García y que prolongaron su hijo y ahora sus nietos.

Santy Naranjo.

Santiago Naranjo se hizo matador de toros tras un largo paso por el escalafón novilleril tanto en Colombia como en España.

Por motivos personales que solo él conoce lo dejó, estudió una carrera universitaria pero «el gusanillo» estaba ahí y retornó con pasión que la desató en la larga faena al bravo, entipado, serio y hondo de Las Ventas del maestro Rincón.

El toro cumplió con aquello que un día me dijo don Fernando Domecq, el creador de Zalduendo, lamentablemente fallecido:

«los toros buenos deben tener buenos finales, no me vale el comienzo».

Un toro que aquilata las esencias de Naranjo. Hubo suerte en el sorteo para el toro.

Al toro le dieron la vuelta al ruedo.

Fue interesante observar las claras embestidas a lo largo de la lidia en la que se volcó el manizaleño que a veces parecía abandonarse al ensueño de torear.

Toreó sin duda para sí en ese misterioso pero elocuente diálogo que los artistas entablan con el toro en ese peregrinaje que solo y exclusivamente ellos nos brindan: El toreo límpido y diamantino, que nosotros, los mortales, apenas nos acercamos respetuosos para admirarlo y disfrutarlo con el toro de Las Ventas y el joven universitario que volvió a ver el sol deslumbrante del toreo.

Un gran toro.

Derechazo, abierto el compás, de Luis Miguel Castrillón

Los rayos de sol alumbran la mitad del antiquísimo ruedo.

Sale el de Achury para otro brillante torero, el antioqueño Luis Miguel Castrillón.

Gran toro de la familia Rocha (un recuerdo al » viejo» Benjamin que trajo en buena hora el encaste Conde de la Corte), precioso de hechuras y de juego y que le vino como anillo al dedo para que se desataran los duendes.

Emoción a raudales con la filigrana de quien vimos debutar en Bogotá en ese añorado «Festival de Verano» en La Santamaría y con los días se nota la evolución, el poso, y reposo ya no solo de la finura sino de las cercanías, de la medida, del temple, de la colocación y el trazo del muletazo, largo, sentido, que en él resulta admirable.

Sebastián Cáqueza terminó con aquella frase antigua: Le pudo al toro.

Un toro «de la casa». Con la enseña de «Contreras», esos toros que están para ser descubiertos, para encontrarles el fondo que llevan. No hubo fortuna esta vez pues paradote, complejo en sus medias embestidas , reservón.

¡Ah!, pero hubo torero, decidido, firme, sin enmendar terrenos, con valor consciente, sin arredarse ante las complicaciones (el toro, proclama el maestro Andrés Vázquez, está para incordiar, para molestar) y el joven de Choachi nos legó su corazón, puso los muslos y al descubierto su entregado corazón.

¡Qué gusto ver a un torero con esos mimbres!.

El toro, como dicen los viejos aficionados «no se comió a nadie» y como ocurre con frecuencia con «El Contreras» se fue a mas a final.

Por fortuna estaba un torero «con hambre» de ovaciones de ser un grande y jamás declinó en buscarle «las vueltas» al Mondoñedo. Esa firmeza tiene premio.

El jóven Cáqueza está para grandes emprendimientos y en carteles de fuste en nuestras grandes ferias. Un torero para tener en cuenta. No olvidarlo.

Carlos Rodríguez le entrega la oreja al joven Felipe Miguel Negret

Cerró el aspirante Felipe Miguel «Negret» con un novillo, bien presentado, de gran juego, aparejados la calidad con el trapio que es tan importante por su seriedad.

Estaba «en tipo» el de don Carlos Barbero. El jabonero fue bravo y noble y duró mucho. Un novillo con mucha calidad.

Enhorabuena. Aun recordamos la gran corrida en conjunto de la última feria de Manizales

Está crudo el joven, lógico y natural, pues lleva apenas un festejo vestido de luces en «Toros y Ciudad» en Manizales hace dos semanas y el Festival de este domingo. El Festival «Olé al Hambre», festival inolvidable.

Empezó con los trastos hace menos de 6 meses a la par de su carrera como aspirante a Dr. en Derecho. Se hace camino al andar.

Tiene que corregir muchas cosas, desde luego, carencias de quien empieza pero virtudes, muchas y quizás la más importante para mi, LA ACTITUD adosada de un valor innato.

Pegó buenos muletazos y es preciso decir: tiempo al tiempo. Le vi muchos detalles ilusionantes en Toros y Ciudad. Buena tarjeta de visita entonces.

Démosle la oportunidad, abramos el necesario compas de espera y no le neguemos el pan y la sal solo por ser el hijo de quien es. Quitarle méritos solo por eso es mezquino. Y en ese delito grave de anti taurinidad no voy a caer. Faltaría más.

Una oreja que le entregó Carlitos Rodríguez su banderillero.

El Festival «Olé al Hambre», festival inolvidable.

Enhorabuena a los organizadores, a los desprendidos aficionados que compraron su derecho a ver este festejo del que, seguro, quedan muy motivados y agradecidos al verlo a través de las redes sociales.

A nuestros ganaderos, a los toreros, a las cuadrillas, a los mozos de cuadra.

Una ovación grande a los seis ganaderos y a los cinco toreros y al joven Felipe que quiere ser novillero pues vocación tiene.

Cristóbal Pardo, dos orejas y ovacionado el de Juan Bernardo.

Manuel Libardo, una oreja con el gran Vista Hermosa.

Vuelta al ruedo al de Las Ventas y dos orejas a Santiago Naranjo.

Una oreja a Luis Miguel Castrillón y palmas agradecidas al comportamiento del de Achury.

Silencio para el de Mondoñedo y una oreja a esta revelación que es Sebastián Cáqueza.

Ovación de gala para el jabonero de don Carlos Barbero y una oreja a Felipe Miguel «Negret».

Las fotos son autoría de Farley Betancourt, y Diego Caballero a quienes Tendido7 agradece su valioso concurso. El Festival «Olé al Hambre», festival inolvidable.

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