Se nos fue Betto el caricaturista a quien la fiesta no le fue ajena en su brillante creación

Se nos fue Betto el caricaturista a quien la fiesta no le fue ajena en su brillante creación

Con la venia de los lectores, una licencia personal, tras la noticia que nos suministró Vladdo, la muerte de José Alberto Martínez ,Betto, el ingenioso caricaturista que tuvo en El Espectador ,su casa a cuyos colegas envío mis respetos condolidos. Le conocí, entrevisté y compartí nuestra común afición por la tauromaquia y naturalmente los graves problemas del país que cada vez que aparecen nos damos cuenta que el ayer es apenas un dato pues no se resuelven.

Me apena y mucho su muerte. Betto , aunque ustedes no lo crean, era a más de talentoso, humilde y educado, un gocetas y su fino sentido del humor disolvía lo amargo de una situación determinada ; disfruté siempre la mirada crítica pero esperanzadora sobre el país en el que nacimos él y yo, que amamos y sufrimos pero también gozamos en sus paisajes, arquitecturas, flora, fauna, literatura, deportes, y con excepciones, gente maravillosa que lo hace crecer en medio de las dificultades.

La imagen con la que abro esta nota es la portada del libro editado por Villegas Editores.

En la referencia luctuosa, El Espectador señaló :

Betto estudió con el maestro Arlés Herrera, conocido como Calarcá, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá. Aunque sus caricaturas han sido reconocidas por la ausencia de texto, no siempre utilizó este recurso. Al principio utilizaba diálogos en sus viñetas e inspirado por lo dibujantes que admiraba, Saul Steinberg y Jean-Jacques Sempé, quienes no utilizaban texto, tomó el riesgo y creó el estilo que lo caracterizó.

Solía decir que le pagaban por hacer lo que le gusta y que podía trabajar de manera muy cómoda. Crear una de sus caricaturas le podía tomar unas horas y con su boina negra y libreta, lápices y pinceles en el bolsillo comenzaba su trabajo. Decidía sus temas y comenzaba a dibujar un boceto inicial que luego pasaba a digital. Fue un hombre de muchas pasiones, entre ellas la música. Es algo que corría por sus venas, pues en su familia paterna muchos tocaban un instrumento, el que él eligió fue la armónica. Ensayaba durante los apagones de los noventa y gradualmente llegó al blues, el ritmo que lo enamoró.

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