Después de rendir el mejor homenaje que la Revista 6TOROS6 podría dedicar a Gallito, es el turno de enaltecer la figura de Juan Belmonte. De esta manera, en la plataforma Kioskoymas (https://www.kioskoymas.com/publicacion/portada/6toros6/) ya puede encontrarse el primero de los dos números especiales “Juan Belmonte. La revolución esencial”. Como no puede ser de otra manera, ofrecemos una “Biografía Esencial” del Pasmo de Triana, así como los “Fragmentos de una vida”, una recopilación de textos de Fernando García Bravo que repasan todos los capítulos más importantes de su trayectoria, divididos en: “La familia del señor José”, “José María Calderón, el descubridor”, “Primero novillo en ‘El Arahal’”, “Del éxito al fracaso”, “El encuentro con Joselito”, “Valencia, la oportunidad”, “Apoteosis en Sevilla”, “La presentación en Madrid”, “¡Cinco verónicas sin enmendarse!”, “La coleta del ‘Pasmo de Triana’”, “Homenaje a los Intelectuales”, “La alternativa”, “Los triunfos en México”, “José y Juan en Barcelona”, “Las lágrimas de don Eduardo Miura”, “Su primera oreja en Madrid”, “La primera oreja en Sevilla”, “1917: la gran temporada”, “¡Los dos solos! ¡Los dos solos!”, “El 15 de mayo de 1920”, “El día más aciago”, “La inauguración oficial de Las Ventas”, “La culminación en la plaza de Madrid”, “La retirada”, “La dinastía taurina de los Belmonte”, “Los homenajes a Rafael ‘El Gallo’”, “Los ‘Belmontes’ de Zuloaga”, “Anecdotario belmontino”, “Un café, 300 pesetas”, “Las frases del ‘Pasmo de Triana’” y “De bronce en el ‘Altozano’”.
Igualmente, repasamos la tarde del 2 de mayo de 1914, cuando “Gallito y Belmonte se encuentran en Madrid” y la “Historia numérica de la rivalidad entre Gallito y Belmonte”, además de un detallado reportaje de las “Tres tardes históricas en Madrid”: “La faena del Montepío de toreros”, “El primer rabo en Las Ventas” y “Su última, y triunfal, tarde en Madrid”.
Cormanizales tiene lista su feria de enero de 2021 pero……dependemos de las medidas del gobierno nacional y de las recomendaciones sanitarias.
El vocero, médico Juan Carlos Gomez dijo a tendido7 que se dará la feria si dicen 30, 40, 50, 60 0 ciento por ciento de la ocupación de la plaza. » No tenemos problema para hacerla «.
Aclaro que los toreros y gnaderos se tendrán que avenir a los recursos que hay porque son los que son y en estas circunstancias del país no hay para dispendios y menos en Manizales ya que la Cruz Roja destina lo que deja la realización de la temporada para el hospital infantil que, para decirlo en términos gráficos es la joya de la corona por la asistencia a los chicos y chicas que padecen problemas de salud y necesitan ser atendidos sí o sí.
Así que por Cormanizales que no se diga que no hay interés…..Aunque la última palabra la tienen las direcciones de política superior de la nación frente al problema planteado por el virus corona y la apertura escalonada de la movilización de grandes masas..
Manizales, allá por los años cincuenta del siglo pasado abrió las ferias taurinas en Colombia y sin duda la que goza de cabal salud por la forma como ha encarado su realización contando con las autoridades nacionales, regionales y locales y de manera especial con la sociedad manizaleña. a la que Cormanizales se siente muy unida.
cartel El 5 de junio de 1932, en el cierre de una tarde lluviosa, Fermín Espinosa “Armillita Chico” va a cuajar en Madrid su inmortal faena a “Centello” de Aleas. Hasta el Cossío, tan poco hospitalario con el toreo y los toreros de México, destaca que “fue para Armillita Chico una tarde apoteósica, pues en ella realizó una hazaña inolvidable, de las que quedarán grabadas para solaz de los aficionados presentes, testigos de ellas, y enseñanza y avidez de los aficionados venideros… Armillita quedó superiormente con su primero, mansote y bronco. A su segundo lo toreó de capa y lo banderilleó estupendamente, y le hizo una de las faenas cumbres que se han realizado en nuestra plaza. Fue toda ella a base de pases naturales y de pecho. Algo extraordinario, asombroso. La emoción del público fue intensísima. Las ovaciones, en relación con la faena, en la que Armillita derrochó maestría, valor, quietud, clasicismo, arte estilizado, y hasta una alegría insospechada en él…” (Cossío, José Ma. de. Los Toros. Tratado técnico e histórico. Tomo III, p. 264)
Crítica sesgada vs crítica veraz. Las diversas reacciones de la prensa vienen de maravilla para ilustrar la distancia que va de la crítica interesadamente falaz a la imparcial y sincera, ilustrada la primera por Federico M. Alcázar, quien tuerce abiertamente las cosas para hacer prevalecer su adhesión a Domingo Ortega, y la segunda por “Don Quijote”, que le enmendó la plana con argumentos irrefutables y puso los puntos sobre las íes. El meollo de la discusión gira en torno al pase natural, al que Fermín levantó esa tarde un auténtico monumento. Para el lector que busca una crónica honesta y veraz, reflejo genuino de los hechos, la diferencia entre ambas versiones despeja dudas sobre lo realmente ocurrido.
Federico M. Alcázar: “Estuve con Ortega en Salamanca. Después de verle torear magistralmente a una vaca, cuando el animal estaba completamente agotado… un amigo le dijo: “Déjala que se refresque, échale de nuevo la muleta al hocico y verás que todavía se puede torear”. Y la toreó como Ortega torea. Y a partir de entonces no tropieza con un toro quedado que no le eche las bambas, lo enganche y provoque el entusiasmo del público… El domingo empleó ese recurso Armillita innecesariamente, pues el toro era bravísimo, de bandera, y en cuanto le pisaban el terreno se arrancaba veloz. Pero el público se entusiasmó más por el detalle imitativo que por los naturales en sí. La gente no reparó que el toro no necesitaba ese recurso para torearle reposadamente al natural… Y esto no es restarle mérito a sus cuatro naturales, que fueron colosales. Los muletazos con la mano derecha me gustaron menos. Pases sueltos… Una faena monumental, que desbordó el entusiasmo, pero un poco sosota, desangelada. Ya conoce usted a Armillita. Pinchó cuatro veces y le dieron la oreja” (El Imparcial, 7 de junio de 1932)
“Don Quijote” (José Díaz de Quijano): “No estoy conforme con Alcázar en quitar mérito a Armillita por hacer uso del recurso que tanto pondera en Ortega. Los cinco naturales que ligó Fermín prodigiosamente al principio de la faena, después de un pase por alto con la derecha, los dio normalmente, sin adelantar la muleta. No lo necesitaba el toro, y Armillita no empleó el recurso. Si Alcázar cree recordar otra cosa, está trascordado. Si achaca el entusiasmo del público a ese recurso (no empleado por el mexicano), “más que a los naturales en sí”, nuevamente se equivoca. Fueron cinco naturales en redondo atrozmente ceñidos, limpios, perfectísimos, en los que Fermín se enroscó al toro completamente a la cintura. Luego sí, cuando volvió a “Centello” después de interrumpir la faena para recoger la estruendosa ovación, y porque quiso dejar refrescar al toro, que después del quinto natural se quedó castigado e inmóvil; con la muleta otra vez en la zurda, la meció y provocó la arrancada para engendrar y completar otro natural maravilloso, que ligó al pase de pecho… Y lo hizo más sobriamente, menos teatralmente (que Ortega), más natural la figura y sin moverse después del mecimiento, toreando y despidiendo ceñida y elegantemente… El modo de echar la muleta al hocico fue, en Ortega (alusión a la corrida del jueves anterior), tan exagerado, que primero echó el brazo y la muleta, cuanto dieron de sí, hacia atrás, quedándose enteramente al descubierto (alarde de valor muy teatral, adelantada la pierna, exageradamente torcido el busto, el brazo derecho en arco) para adelantarla luego pausadamente hasta tocar con la tela el hocico del toro que, al arrancarse, lo obligó a enmendar la postura. Armillita, por el contrario, la adelantó naturalmente, compuesta la figura, y sin perder la línea engendró y consumó el pase con absoluta quietud. Que ahí está el mérito: en el pase, no en el cite… Antes hizo Armillita un quite primoroso con el capote a la espalda, dando así un lance de frente, o gaonera, y otro de espaldas, o aragonesa… difícil es reflejar con palabras la grandiosidad de la faena cumbre de Armillita, el entusiasmo que produjo y la cualidad de cosa genial que tuvo… Sin el broche de tal faenón, hubiera sido más resonante el brillante éxito que tuvo Bejarano en esta corrida.” (La Fiesta Brava, semanario. 17 de junio de 1932).
Zanjada la discusión, pasemos a otras crónicas sobre la memorable faena de Fermín.
“Clarito” (César Jalón): “Después de un pase por alto, Armillita Chico deja su mano izquierda no correr ni andar siquiera, sino mandar poquito a poco el paso de “Centello” en cinco estupendos pases naturales… apretados y sin embargo con holgura, limpios, tersos… Sigue la gran faena cuando pasa a la mano derecha. Pases enteros, muy largos, la figura estatuaria, inconmovible. Después de unos pases por alto se queda, por azar acaso, con el engaño en la izquierda; y sobreviene, inesperadamente, un pase natural que recaba para mí todas las cualidades de la faena: quietud, templanza, desenvoltura. Y sigue el bordado, hermanándose la tenacidad y la finura como en todo trabajo primoroso de los indios. Pincha cuatro veces Armillita Chico y le dan una oreja y lo sacan en hombros. Si acierta a la primera, el toro hubiera sido poco.” (El Liberal, 7 de junio de 1932).
“Corinto y Oro” (Maximiliano Calvo): “Armillita ofrece a todo el público, desde el centro del ruedo, “lo que va a venir”. Y lo que viene es una faena de muleta que deja un sabor torero de los que no se borran, de los que nunca podrán borrarse… Una faena de muleta que es todo un asombro, porque es todo un poema taurino. Al primer muletazo por alto, arrogante y perfecto, le siguen cinco naturales grandiosos por lo impecables, grandiosos por lo sencillo del ademán, grandiosos por la lentitud al correr la mano, grandiosos por la estética inmaculada que les supo impregnar el ejecutor de la bellísima suerte. Cuando en el gentío se ha producido una mudez, hija de la emoción, liga un natural más, espejo de naturalidad, con el de pecho… Cinco pases por alto, sacando la muleta por la cola, y la faena sigue, con sus adornos de buen gusto, con sus variaciones, con sus alegrías… Armillita es derribado por poner demasiada seriedad a la alegría del afarolado. Se incorpora y exprime la codicia del hermoso animal, ya agotado, tornando a torear por naturales ¡Qué faena tan grande!… el público ha llegado al delirio cuando el diestro marca el primer pinchazo y luego dos más, entrando muy recto pero sin coger los blandos. Al fin, media estocada en su sitio… Y el público sale de éxtasis para pedir la oreja, antes de morir el toro, para el torero grande de la gran naturalidad, y de sacarlo en hombros… ¡Con qué orgullo va a recibir esta noticia el México de los toreros!… ¿Pero es que antes de ponerse el cartel de esta octava corrida de abono no sabíamos los que tenemos el deber de saberlo quién es Fermín Espinosa “Armillita Chico”? ¿Pero es que hay quien crea en conciencia que hay un torero mejor? ¿Por qué este torero no firma tantas corridas como el que más firme, y no cobra como el que más cobre? Si he dicho alguna insensatez que me busquen a mí, antes que a nadie, un médico alienista.” (La Voz, 7 de junio de 1932)
Otro cronista, Federico Morena, de El Heraldo de Madrid, encabezó su texto de esta manera: “El ilustre naturalista azteca”. Lo mismo pudo referirse a su prodigiosa manera de engarzar los naturales que a la sencillez y naturalidad con que envolvió su obra inmortal.
Apunte final. Repasar el último párrafo de “Corinto y Oro” –tan lleno de vitalidad y convicción— equivale a topar con algo realmente inquietante: por un lado, confirma un trato injusto hacia el mexicano, tanto de las empresas como del periodismo que más o menos veladamente les hacía el juego. Asombra saber que ésta del 5 de junio era apenas la sexta corrida de Armillita durante su temporada de 1932. Y en un cartel de segundones –Fortuna y Fuentes Bejarano, quien según apunta Don Quijote tuvo una tarde bastante afortunada. Como no era ya posible tapar el sol con un dedo, y menos después de semejante hazaña, a partir de ahí, Fermín empezó a ser tomado en cuenta. Pero tan tardía y tibiamente que ese año no pasaron de 22 las corridas que toreó, 7 de ellas en Francia y otra en Portugal. Mas sus triunfos en Bilbao y Sevilla fueron tan concluyentes, superando en ambas plazas a las figuras principales, que para 1933 participó ya en 52 festejos, todos en carteles estelares; y en lo sucesivo no hubo poder empresarial ni mediático que frenara su marcha hacia la cumbre (63 corridas el año 34, 65 en 35 como líder del escalafón). Para 1936 tenía firmadas cerca de 100 corridas, lo cual movió a sus “colegas” hispanos a urdir el famoso boicot del miedo que expulsó de España a toda la torería mexicana, pues Fermín no estaba solo en la preferencia de aquellos públicos, con el cartel de Garza y El Soldado en plena escalada. Encabezó el movimiento Marcial Lalanda, contando siempre con la rencorosa satisfacción de sus demás paisanos toreros empezando por Domingo Ortega y Manolo Bienvenida, ases mayores de la baraja.
Fue hace 26 años en la plaza de Las Ventas. El fiero toro se llamó «Bastonito» con 573 kilos , y el torero, César Rincón que me apunta con el paso del tiempo y en esta hora de plazas cerradas y pandemia: sin público hubiera sido otra cosa la tarde del Baltasar Ibán y jamás se hubiera producido aquellas sensaciones que se vivieron en Las Ventas, el coso catedralicio que en 1991 lo aupó como gran figura del toreo. .
Compartieron cartel con el colombiano, Emilio Muñoz y Juan Mora.
«No me guardé nada entonces. Me entregué apasionadamente porque sabía que estaba ante un toro distinto, de casta ,que tocaba la categoría de fiero».
Madrid es Madrid y a veces es injusta pero a la final recompensan esas ovaciones, ese olé rotundo, apunta el maestro bogotano.
«Serio, bravo y listo», señaló el maestro Antoñete segundos antes de que ‘Bastonito’, tras un pinchazo y con la espada ya en todo lo alto, se quisiera comer literalmente a Rincón indefenso entre su hocico y sus manos. Ese traje blanco, oro y ensangrentado
Faena de alto riesgo. Un toma y daca. A veces, el toro le podia y las más el colombiano que jamás dudó ; toreo de mano baja, ligazón, colocación y valor supremo justificando su categoría. Aguantó las oleadas del toro que eera un vendaval. Fue protestado por » chico» por los recalcitrantes del «7».
El toro se revolvía constantemente, la firmeza como divisa, la exposición sin desmayo, la cornada se mascaba ; muletazos largos y limpios por ambas manos. Hubo momentos en que el público no justipreció la calidad de la faena. Sonó un aviso cuando toreaba con la mano izquierda que abrochó con el de pecho. Estalla la ovación. Pincha en la suerte contraria y en la segunda sale rebotada en un momento de angustia. Estoconazo. Da un volantin en el piso, acuden sus banderilleros, Rincón se levanta y con gesto adusto pide sin palabras » retirarse todos «. Una oreja y la vuelta al ruedo al toro.
El desaparecido cronista de El País, Joaquin Vidal, señala : Salió un toro de casta brava a eso de las siete y media de la tarde, y eran las tantas de la madrugada cuando aún discutía la afición si mereció la vuelta al ruedo que le dieron las mulillas con todos los honores, bajo una cerrada ovación del público puesto en pie. A ese toro, César Rincón le había cortado una oreja, cuyos merecimientos asimismo se discutían de madrugada, aunque el toro le pegó previamente un volteretón al torero en justa correspondencia, dejándolo herido, maltrecho y sin posibilidad de continuar la lidia.Un toro de casta brava: ¡menudo acontecimiento!
Un toro de casta brava como el que saltó al ruedo venteño a eso de las siete y media de la tarde, es la sensación, el acabose, un valor del que apenas quedaba memoria, un tesoro recuperado de lo recóndito, un vendaval de sensaciones llegado de la noche de los tiempos.
Embestir el toro de casta brava tan pronto plantó su pezuña en el redondel, y ya vibraba la plaza entera, reviviendo aquel estremecimiento singular y aquella emoción intensa que conformaban el ambiente habitual de las corridas de toros en todas las épocas, creando una afición numerosa, fiel y apasionada por esta fiesta exclusiva llamada del arte y del valor.
Han transcurrido 26 años y Bastonito y Rincón siguen como ese rumor lejano de tardes memorables . Hoy se le concede a Rincón el mérito que entonces muchos le negaron aquella tarde de torero hondo, esfuerzo, de palizas, de entrega, de !!!!Ay, que lo coge !!!!.
Rincón deja una huella para los tiempos con seis salidas en hombros por la puerta grande ese santuario del toreo que es Las Ventas y aunque aquella tarde no salió aupado por » los capitalistas «, sí refrendo la grandeza de un torero de época. Loor, señor César Rincón
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