Día: 29 de junio de 2020

La dictadura animalista de los progresistas.

EL APUNTE DE JUANGUI (COLOMBIA)

El 9 de junio, cuando Bogotá reportaba 13.709 contagiados y Colombia sumaba 1.372 fallecidos, los concejales de Bogotá votaba un acuerdo sobre
cómo debían ser las corridas de toros.

Lo hacían cuando la curva de contagio aceleraba, en una ciudad de más de
siete millones de habitantes que no tiene las suficientes salas de cuidados
intensivos para atender a más de mil enfermos graves de Coronavirus.

La alcaldesa de la capital, Claudia López, felicitó al Concejo por “respetar
todas las formas de vida en virtud de la decisión ciudadana y autonomía de nuestro territorio”.

Los concejales son quienes irrespetan la vida, pues no reglamentan
oportunamente la protección de los ciudadanos.
La alcaldesa también: el toreo es una forma de vida. Todos se contradicen, el acuerdo no va a defender la vida del toro, como hacen creer, va a detonar la muerte de todos los toros de casta que hay en este país, un paso más hacia su extinción.

Lo hace en nombre de la autonomía de su territorio, como si Bogotá fuese
un Estado independiente o Colombia un país federalista.

Su publicación en Twitter y el modus operandi del Concejo desconocen una ley nacional, la Ley 916 de 2004, Reglamento Nacional Taurino, y los diversos pronunciamientos de la Corte Constitucional que le han negado a las autoridades municipales la atribución de prohibir o modificar los festejos taurinos (1) .

En Colombia la desigualdad, la ausencia del Estado, la corrupción y la
violencia han condenado a la exclusión a millones de sus ciudadanos.

La exclusión se extendió también a la política. La izquierda ha experimentado todo tipo de ataques:

  • El Partido Comunista fue declarado ilegal en 1954 por el dictador Rojas Pinilla, configurándose un supuesto delito de opinión.
  • Los dos partidos mayoritarios se repartieron el poder durante 16 años (32 años sostienen otros analistas), gracias a un acuerdo político denominado el Frente Nacional, una dictadura con traje de democracia que la quitó a otras corrientes ideológicas, como la izquierda, el derecho a ser elegidos para gobernar.
  • Entre 1984 y el 2002 se dio el genocidio de la Unión Patriótica, partido político de izquierda surgido de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc, en el que perdieron la vida más de cuatro mil de sus militantes.
  • En ese período fueron asesinados cuatro candidatos a la Presidencia de la República de corte progresista (Gaitán, Pardo Leal, Pizarro y Jaramillo Ossa).

En resumen, durante casi todo el siglo anterior, a la izquierda se le negó el
derecho a ser un actor político. Hasta que la Constitución de 1991 abrió el
grifo de la participación.

Eso es lo paradójico del ataque de los progresistas (2) contra la tauromaquia, que una vez la izquierda pudo participar y resultar elegida, comenzó a repetir las acciones de censura y discriminación de las que había sido víctima por parte de la derecha.

Hizo suya la bandera de la prohibición de la tauromaquia, no por un asunto
ideológico puro sino por un revanchismo contra las élites tradicionales, a las que considera, erróneamente, los únicos seguidores de esta manifestación cultural.

Ignoran los concejales, la alcaldesa y los progresistas que, al querer prohibir la tauromaquia, se censura el gusto de miles de campesinos de la región andina y del litoral Caribe que gustan de estas tradiciones.

Todo por el pueblo… pero sin el pueblo” (3) , así atacan al proletariado que tanto dicen defender.

Artículo 7, Constitución Política de Colombia:

“El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”.

Teóricamente, la justicia es la cualidad del ser humano en la que se establecen parámetros de igualdad para todos. El espíritu de la Constitución del 91, matriz del ordenamiento jurídico colombiano, es garantista y multicultural.

Bajo la figura del Estado Social de Derecho apuesta por construir una cultura política democrática, basada en el ejercicio pleno de la ciudadanía, las libertades individuales, el respeto a la autodeterminación y la protección de las minorías.

Su vocación es contramayoritaria:

“Para evitar que el mencionado principio de la mayoría se transforme en el imperio o en la tiranía de la mayoría, Kelsen advierte la existencia de una minoría, y, por consiguiente, que ambas, mayoría y minoría(s) tienen derecho a existir, resultando de todo esto la necesidad de una protección de las minorías frente a la mayoría” (4)

(Squella, 2016)


En casi un cuarto de siglo, la Constitución de Colombia ha promovido la
inclusión social de la población LGTBI (a la que pertenece la alcaldesa) y la autonomía de las comunidades ancestrales y los afrodescendientes.

En otras palabras, la Constitución del 91 es el instrumento que recoge, por primera vez, los imaginarios y aspiraciones de todas las expresiones sociales, culturales e ideológicas, incluyendo los de la izquierda colombiana.

Artículo 70, Constitución Política de Colombia:

“La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad. El Estado reconoce la igualdad y dignidad de todas las que conviven en el país”.

No obstante, una vez accede al poder, esa izquierda se obsesiona con exterminar la tauromaquia, y con ella a una minoría cultural que, inexplicablemente, de un momento a otro dejó de serle afín.

(tomada de lafm.com.co)

Foto de Gustavo Petro, exmilitante del grupo guerrillero M 19, hoy político de izquierda apoyando las manifestaciones contra las corridas de toros en Bogotá en el 2017.

Por “defender a los débiles y oprimidos”, el socialismo se auto percibe como una doctrina moralmente superior. Pero el ataque de la izquierda colombiana (y de una parte del centro) a la tauromaquia, no está inspirado
en el animalismo sino en el populismo.

En su discurso, los problemas de la sociedad y la tauromaquia sería uno de ellos son atribuidos, en nombre del pueblo, exclusivamente a la derecha, para granjearse así su apoyo ideológico y electoral.

Para expresarlo en términos de Marx, con su estrategia adoptan una falsa
conciencia, es decir, formas de pensar que no corresponden a sus condiciones materiales u objetivas de existencia, pero que, en este caso, son
útiles para atraer a sus antagonistas.

En síntesis

La limitada concepción de la democracia que tiene la izquierda colombiana actual repite los males históricos de los que fue víctima, contra los que luchó, contra los que, incluso, una parte de ella se alzó en armas.

Con su ataque a la tauromaquia, su sentido de la libertad, la igualdad y el respeto por la diferencia se derrumban, pues los limita, exclusivamente, a lo que a ellos les parece correcto.

Así resultó ser el progresismo: conservador, intolerante y autoritario, como esa Colombia que lo persiguió durante siglos.

Según su juicio moral superior, la libertad, la cultura y el país deben ser lo que ellos creen, solamente lo que a ellos les parece.


  1. Fragmento de la sentencia C-666 de 2010, Corte Constitucional de Colombia: “solo el Congreso de la República, a través
    de leyes, podrá adelantar el “proceso de adecuación entre expresiones culturales y deberes de protección a la fauna”.
  2. En general, el progresismo como tendencia política suele entenderse como pragmático, por lo que frecuentemente no se
    le define en un punto específico del espectro tradicional izquierda-derecha. No obstante, al progresismo a veces se le suele
    enmarcar dentro del espectro de las izquierdas, pero sobre todo alrededor de la centroizquierda. Los progresistas persiguen
    principalmente la libertad personal, muchas veces privilegiándola sobre la libertad económica de mercado; por ello,
    fomentan reformas en lo social, lo económico, lo político y lo institucional, con lo cual pretenden profundizar en la libertad
    del individuo ampliando sus capacidades dentro de la sociedad. Tomado de Wikipedia.
  3. Expresión aplicada a los sistemas políticos desde el siglo XVIII. Lema del despotismo ilustrado, caracterizado por
    el paternalismo, en oposición a la opinión extendida desde los enciclopedistas que veía necesario el protagonismo y la
    intervención del pueblo en los asuntos políticos, incluso asignándole el papel de sujeto de la soberanía. Tomado de
    Wikipedia.
  4. Squella, Agustín. Idea de la Democracia en Kelsen. Centro de Estudios Públicos, 2016. En:
    https://www.cepchile.cl/cep/site/artic/20160303/asocfile/20160303183617/rev13_squella.pdf

Un animalista se prende fuego al incendiar los camiones de un matadero

La revista «Jara y Sedal» ha revelado este lunes que el animalista holandés Jensen se prendió fuego tras provocar un incendio en un matadero de su país.

Ese individuo intentó hace dos temporadas lanzarse al ruedo de la plaza de toros de Manizales y su pretensión tras un largo viaje de incógnito (las autoridades colombianas estaban alertas), se ubicó en un tendido de sombra y en un momento determinado se lanzó al ruedo pero fue alcanzado y tras las indagaciones se le expulsó del territorio colombiano.

Cinco camiones de un matadero de Ermelo (Países Bajos) ardieron durante la noche, tal y como informaron medios locales como AD

En las imágenes que registró la cámara de seguridad de las instalaciones se podía ver cómo un hombre se acercaba a los vehículos con dos latas de gasolina.

Gertjan Tomassen, director del matadero, aseguró al citado medio que:

«Usaron una lata de gasolina para rociar los camiones y la otra la pusieron en la fábrica».

Afortunadamente, esta última no llegó a prenderse.

Al conocer el atentado, Tomassen señaló los animalistas: 

«A menudo nos amenazan. La semana pasada estuvieron aquí grabando». 

El director de la fábrica, que se encontraba entonces cerrada debido al coronavirus, asegura que gracias a eso sabían dónde se encontraban los camiones.

El animalista se prendió fuego al intentar quemar los camiones

En las imágenes del vídeo que grabaron las cámaras de seguridad se puede ver cómo un hombre se acerca a los camiones con la lata de gasolina y los rocía.

Cuando acaba, arroja una cerilla para prender fuego, pero esta no inicia las llamas. Durante un segundo se agacha a recogerla y entonces se produce una deflagración que lo alcanza.

En ese momento se ve cómo huye del lugar de los hechos envuelto en llamas.

Aunque en principio no se conocía la identidad de este individuo, desde la empresa aseguraron que en la zona habían registrado la matrícula de un vehículo que estaba a nombre de un animalista. La investigación policial se puso en marcha.

Diusabá diserta sobre La Santamaría en «Unidos por el toro» promovido por Ruizesparza, Lomeli y Lemus

«Unidos por el toro» es una iniciativa mexicana para promover y difundir la fiesta y entretener en estos tiempos de «Quédate en Casa».

Este miércoles y sin costo, nuestro querido colega, autor de varios libros sobre tauromaquia, Víctor Diusabá, nos ilustrará sobre lo que han sido 9 décadas de la primera plaza de toros del país, a partir de las 9 de la noche.

Abajo encontrarán la dirección electrónica para escuchar esta exposición de tan sumo interés, sin costo alguno.

Oiremos la historia de lo que han sido 90 años de la plaza de toros De Santamaría y un esbozo de la ganadería Santa Bárbara de la familia Barbero.

En su reciente visita a Colombia, Oskar Ruizesparza nos dejó un perfil de la ganadería de don Carlos Barbero que por su interés incluyo:

SANTA BÁRBARA: TORO CON CONVICCIÓN Y ÉTICA

Monserrate es el cerro tutelar de Bogotá. Y en su cima, a 3,120 metros sobre el nivel del mar, está la basílica del mismo nombre.

A diario, suben allí miles de visitantes que imploran los favores de un Nazareno muy parecido al del Gran Poder de Lima. De alguna manera, Monserrate está custodiada por el toro bravo.

Ya sea a sus pies, donde se levanta la plaza de toros de Santamaría. O a sus espaldas, hechas de inmensos bosques, donde pasta la ganadería de Santa Bárbara.

Allí, en medio de esa exuberante vegetación, está ese, el hierro de la familia Barbero, herencia de un español, Julián, quien, a finales de los años 40 del siglo pasado, y luego de prestar sus servicios a la aviación republicana, emigró a América, donde tomó tierra en México.

Es el primer sábado de febrero del presente año y su hijo, Carlos, y su nieto, Juan Carlos, reciben la visita de la FCTH, en persona de Óskar Ruizesparza.

La casa, sobria y animada por el fuego de la chimenea, sirve de espacio para una presentación que pronto desembocará en tertulia sobre ese asunto que invade muros y espacios, el toro bravo.

Un pequeño y viejo cartel sirve para encaminar la conversación.

El trozo de papel

A buen resguardo del vidrio que se asienta sobre un marco de madera, sirve para atestiguar que fue en Coatzacoalcos, en Veracruz, hizo el paseíllo el tal Julián Barbero, quien desde que desembarcó en México dijo ser torero, lo que debió ratificar ese día allí.

Ninguno de sus herederos sabe cual fue el resultado del festejo. Lo que sí tienen muy claro es que, de alguna manera, allí nació lo que ahora pisan, el territorio del rey toro.

Y creen ambos que tantos años después y de haber existido aún, el mismo Julián se volvería loco de la dicha al ver seis toros embistiendo.

A cuál mejor, como lo hicieron el pasado 7 de enero en Manizales, en una corrida histórica que incluyó un indulto (el de ‘Castellano’ de nombre) y otros cinco ovacionados en el arrastre, incluido uno de vuelta al ruedo.

Para muchos, la mejor camada en años en ruedos colombianos, como lo pueden atestiguar los aficionados y los mismos diestros de esa tarde: Manuel Jesús El Cid, Román Collado y Juan Sebastián Hernández, quienes cosecharon ocho orejas y se fueron a hombros, junto al ganadero.

¿Qué tienen los Barbero en su dehesa?

Ante todo, la seriedad como estandarte. Animales rematados tanto por delante como por detrás, sin exageraciones, valga decir.

Atléticos, fruto del lugar en que se crían, terrenos ondulados colmados de pastos generosos.

Y lo que ayer fue Samuel Flórez hoy, básicamente, es Parladé, resultado de una larga tarea de aproximación que ha conllevado diversas procedencias.

Eso sí, con la meta puesta en un ideal: aquel del toro de cuello largo y manos cortas, que tenga trapío y seleccionado con mayor énfasis en la intención de que exponga sus virtudes en la muleta.

Carlos Barbero

Como dice el propio Carlos Barbero, que se emplee en el caballo hasta emocionar, para, enseguida, en el último tercio, embestir con recorrido, desplazarse, humillar y transmitir, sin olvidar la necesidad de hacer de la pausa entre muletazo y muletazo la mejor forma de darle continuidad y ritmo a las faenas.

Y mientras las puertas de los potreros se abren y se cierran y los toros parecen sorprendidos por la inusual visita de los extraños, queda claro una vez más su papel de guardián de una naturaleza sin igual en términos de belleza y abundancia de especies de flora y fauna.

‘Castellano’ emerge en uno de esos espacios y deja ver el orgullo de sus hermanos y de sus propietarios.

Es ahí cuando la vieja sentencia del maestro, torero y ganadero Jerónimo Pimentel, anterior copropietario, brota ahora de labios de Juan Carlos Barbero, consciente de que no muy lejos deberá tomar la posta de su padre:

«El camino ya está marcado. Hay que seguir con la idea de que el toro debe emocionarnos para así mismo emocionar a toda la plaza, sin caer en modas ni pretensiones. Todo eso hecho con ética, pero sobre todo con convicción.»

Por favor compartan y sigan dándoles grandeza a nuestra fiesta. Nos vemos el lunes con reportajes de Bogotá.

VIDEOCONFERENCIA DE VÍCTOR DIUSABÁ

Para entrar a la videoconferencia de Víctor Diusabá, dentro de la inicitiva de «Unidos por el toro», este miércoles 1 Julio.

https://bringitps.zoom.us/j/6817111528

Oskar Ruizesparza

Si deseas estar informado de las siguientes videoconferencias, todos los miércoles de las 21:00 a las 22:30 horas. Es un chat solo para que recibas.

https://chat.whatsapp.com/J11Xrv2OdUs93ebhAuSLD4

El Capea en la mirada de Alcalino

Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea” (Salamanca 17/09/1952), constante triunfador de Madrid, contaba con amplio reconocimiento entre los mejores aficionados y colegas de profesión,

Sin embargo, ni su cotización ni lo que de él se leía hacían justicia a la realidad de su toreo.

Algo fallaba.

Algo que ni él mismo ni sus apoderados de siempre –los “Choperitas” Martínez Uranga—acababan de descifrar. Incluso cuando sus críticos más recalcitrantes fueron cediendo –dijeron que en México había descubierto el temple-.

Las empresas continuaban destinando el dinero fuerte a diestros de moda aunque fueran artísticamente inferiores a Pedro.

Hasta pudiera decirse que encabezar durante ¡seis años! el escalafón le había resultado contraproducente: era como si los públicos se hubieran acostumbrado a tenerlo en sus ferias y a verlo triunfar sin pausa, y sin embargo los motivaran más las novedades que el tenaz y poderoso Capea.

Y todo esto a pesar de que su fácil maestría se fue decantando hacia un arte cada vez más refinado y sentido a lo largo de los años ochenta. 

Las Ventas, su plaza.

En 1988 se encontraba El Capea en plena madurez, de la cual daba constancia su trayectoria en sucesivas isidradas.

Infalible sobre todo a partir de la de 1984, cuando un toro de Dionisio Rodríguez, lo hirió porque se inmoló al estoquearlo con tal de asegurar la oreja.

De la feria del 85

Data su célebre faena –faenón—a un arisco y astifino cárdeno de Manolo González llamado “Cumbreño”, pero ya en su corrida anterior había desorejado a otro ejemplar aquerenciado y difícil del hierro de Sepúlveda.

Y en la corrida de Beneficiencia, superó a los también triunfadores Espartaco y Pepín Jiménez y suyo fue el único apéndice, de un correoso sobrero de Gavira.

Infatigable, anunciado otra vez dos veces al año siguiente, de nuevo se alzó con sendas orejas, superando los inconvenientes de incómodos lotes de Sepúlveda y Hermanos Santamaría.

Quedó palmariamente demostrado que estaba por encima del resto del escalafón.

Pero a la hora de hablar del dinero, la empresa venteña cerró la escarcela y dejó a Pedro fuera de la isidrada de 1987,  justo cuando acababa de firmar la mejor faena de la feria de Sevilla, plaza que le era particularmente esquiva.

Y no por culpa suya ni de los sevillanos sino de la empresa maestrante, que acumulaba media docena de años sin contar para nada con el maestro de Salamanca.

El sanisidro del 88

Para el sanisidro del 88, Manolo “Chopera” al fin cedió y anunció a Pedro en el cartel estrella de la feria, al lado de Espartaco y Paco Ojeda, toros de Aguirre Fernández Cobaleda.

Sin esperar a más, cuajó magistralmente al abreplaza, y si sólo paseó una oreja fue porque el presidente no quiso soltar la segunda.

Sus alternantes también desorejarían un toro cada cual, pero el parecer general señaló la de El Capea como: la faena más sólida y artística de la tarde.

Y aunque en su otra comparecencia se fue en blanco, entendió que el terreno estaba debidamente abonado, para dar un salto cualitativo de cara a la historia grande de un tiempo taurino del que estaba siendo protagonista indiscutible.

Corrida de la Prensa, 1988.

Su organizador, Manuel Molés, había adquirido un corridón de Victorino Martín y afrontaba dificultades problemas para encontrar toreros dispuestos a salirle.

El Capea aprovechó la coyuntura:

encerrarse en solitario con el lote cárdeno del paleto de Galapagar sería la fórmula ideal para acabar de demostrar quién era y lo que significaba en el toreo.

Martes 28 de junio de 1988: papel agotado en Las Ventas. Era el mejor augurio para Pedro Gutiérrez Moya, situado ante al mayor desafío de su carrera.

Versión de Vicente Zabala.

“No hubo otro paseo que el que hizo El Niño de la Capea con la mayor gallardía al frente de sus cuadrillas, teniéndose que desmonterar al llegar al centro del ruedo, porque la plaza se venía abajo de ovaciones y el vello se erizaba al verle caminar con paso firme y decidido… Y a partir de ahí se acabaron los paseos.

El torero, con cuatro primeros toros muy deslucidos, con problemas y peligro sordo –blando aunque toreable por el derecho el primero,  de viaje muy corto el segundo, terriblemente distraído el tercero, aplomado y quedado el cuarto—anduvo decidido, suelto, fácil y hasta hábil con la espada.

Los aplausos lo alentaban al final de cada actuación, así como crecían las censuras a Victorino y el juego de sus toros, muy pitados en el arrastre… Pero faltaban dos, hijos, según en ganadero, de aquel “Belador”, indultado hace años…

Y mira por donde al quinto toro le dio por embestir. Lo hizo con el temperamento de los auténticos toros bravos, repitiendo las embestidas después de seguir el engaño con ansias de “comérselo”.

El Niño de la Capea, que abrió la faena con unos soberanos muletazos por bajo —¡qué hermoso es el toreo a dos manos!

Se apretó con el animal en larguísimos y templadísimos muletazos con la muleta a rastras, sometiendo una barbaridad, prolongando la embestida del animal, llevándoselo hasta la cadera, haciéndole describir medios círculos mientras arrancaba ¡olés! y ovaciones.

Las ansias de triunfo le dieron a la labor del torero un punto de vibración novilleril, hasta que vino la peligrosísima voltereta, de la que se levantó con ansias de torero macho, muy encastado y rabioso, sin siquiera mirarse la ropa para proseguir con el mismo denominador común:

bajar la mano una barbaridad, para sacar siempre la muleta por debajo de la pala del pitón como remate de las suertes fundamentales. El público se le entregó. Y llegaron por fin las dos orejas.

Y ya con el triunfo en la mirada y en el ánimo, El Niño de la Capea aprovechó el buen estilo del sexto… La faena tuvo parsimonia, seguridad y buen gusto.

Los ayudados por bajo, que sirvieron de broche a su labor, fueron excelentes. Llegaría la tercera oreja de la tarde cuando mató de una estocada. Lo alzaron en volandas… y salió feliz y sonriente por la puerta grande.” 

(ABC, 29-6-88) 
El niño de la Capea. Junio 28 de 1988

Versión de “Barquerito”.

“La euforia tardó en llegar y, cuando llegó, fue incontenible… El Capea, tan solemne, humilde y sabio toda la tarde, se había retirado al burladero tras haber cortado al quinto de los victorinos las dos orejas y aún se oía el murmullo admirativo de Las Ventas.

Una especie de “¡Salve, maestro!”… ¡Qué grandeza!¡Qué fuerza!¡Qué seguridad!… ni una duda en hora y media ante seis victorinos.

Con toros “zapatilleros” o “tobilleros”, como el primero, el segundo o el tercero. Y con los toros más nobles, los dos últimos, a los que hubo de torear más a base de inteligencia y gusto que de coraje…

En eso se reunió el registro más completo y cabal del torero, cuyo mérito más fino fue saber esperar una hora a que saliera su toro, que fue el quinto.

Mansito de salida, abantón, manos por delante en el capote, pero el toro que Capea, en un rapto de coraje, convirtió en el toro de la corrida.

Muleta en mano lo tomó entre la raya y las tablas para doblarse con verdadero valor y ligarlo sin irse al rabo, sino alargando el viaje y sacándoselo por delante del pecho con alegría.

Ésta que empezó así fue la faena más perfecta y redonda que Capea ha hecho en Madrid desde que torea en Las Ventas… La faena rompió en seguida.

Tan pronto como el Capea, fuera de la raya, se hizo con el toro y lo obligó a la distancia media, dejándole venir siempre sin enmendarse y empleándose sin reservas, pues el toro tenía temple y no derrotaba al final del muletazo…

Crecido, el maestro se echó la muleta la izquierda y se dejó ir. Sintiéndose.

Es tremendo cuando un torero de fuerza se convierte en un torero de sentimiento:

Esa tanda de naturales, con la muleta por debajo de la pala de los pitones y remate en la cadera, sin angustias, sin desahogo ni desasosiego, fue espeluznante…

El toro, acostado sobre el pitón derecho, levantó los pies al torero. Capea cayó sin ser prendido y quedó a merced del toro, que no hizo por él. Las cuadrillas, al quite, lo animaron.

Las mismas cuadrillas, que al final de la corrida volvían a mirarle admirativamente mientras casi a la fuerza, se lo llevaba la gente por la puerta grande de Las Ventas.

Con la misma fuerza devota de quienes pedían el sobrero, seguros de que acabaría llegando; pues ni el Capea parecía cansado, ni la gente estaba cansada de verlo.

El primero de todos, el Rey de España… Capea se levantó y se puso a torear de frente con el convencimiento de que el toro era suyo, como suyos fueron los seis de su tarde redonda, aunque en algún  momento pareció cuadrada…

Aguantó con cuatro y toreó con deleite al sexto, para rematar con lo que fue probablemente lo más bello de esta corrida difícilmente perfecta:

los ayudados por bajo a dos manos. Cinco estocadas de genio. Y un bullicio interior que contagió con todos y a todos.”

(Larga cambiada. Temporada Taurina 1988. Edit. Espasa-Calpe. Madrid, 1989, pp 170-171)

El famoso toro quinto se llamó “Cumbreñito”, quien sabe si en recuerdo de aquel “Cumbreño” del año 85.

Y vale la pena escuchar lo que un joven torero de Galapagar, dijo por TVE a las puertas de su crucial San Isidro de 1999, cuando José Tomás aún concedía entrevistas:

Yo decidí hacerme torero mirando al Capea torear por naturales al quinto toro de la corrida de la Prensa de 1988. Todavía no he visto nada más grande en una plaza de toros”.

Balance comparativo.

Al finalizar esa temporada, Pedro Gutiérrez Moya anunció su retirada de los ruedos.

Sin embargo, cedió al canto de las sirenas en 1991: lo iba a parar en seco un temprano cornadón en Sevilla y si alcanzó a torear.

Muy disminuido

Dos sanisidros más, esto no mejorarían en nada su ejemplar trayectoria en Las Ventas, donde sumó en su carrera 36 festejos, cortó 21 orejas y abrió cuatro veces la puerta de Madrid.

Balance superior al del resto de la generación más cuesta arriba del siglo XX. Los Paquirri, Palomo, Teruel, Dámaso, Manzanares, Robles, y luego Espartaco, Ortega Cano, Ojeda…–.

Otra plaza de referencia para Pedro fue Bilbao, donde le había dado la alternativa Paco Camino (19/06/72).  Y fuera de España la México. Allí hizo El Capea 37 paseíllos y cosechó 17 auriculares y tres rabos, además de indultar a “Samurái” de Begoña (04/05/86).

El temple que le empezaron a achacar sus críticos más remisos a mediados de los 80, lo conocían de sobra los mexicanos , casi desde el primer día de Pedro en Insurgentes.

Y a través de una sucesión de grandes faenas, incluida la de su primer rabo (“Corvas Dulces”, de Garfias, 20/12/74)  y algunas malogradas con la espada pero asimismo enormes, como la de “Alegrías” de Reyes Huerta, al que bordó con la zurda (20.01.74) o “Fandango” de Jaral de Peñas, que le brindó a su padrino Paco Camino (18.02.79), por no hablar de la de “Debutante” de Funtanet, auténtica sinfonía de trazo exquisito aunque flojo remate (10.02.85).

“Fue mirando al CAPEA torear así al natural que decidí hacerme torero”.


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