La relación de la iglesia católica con el toreo ha sido disímil, dispar, de rechazo, de acercamientos, de prohibiciones, de censuras, de aprobaciones y hasta monseñores y curas que torean.
Hoy las plazas de toros cuentan con un capellan, que asisten espiritualmente a los profesionales del toreo que profesan la fe católica, se ofician misas en el ruedo y no es infrecuente ver en el callejón o el tendido a sacerdotes taurinos.
O el caso de un novillero que fue recogido muy pequeñito por unas monjas en Valencia, lo adoptaron y son sus mas fieles partidarias.
EL PAPA CENSOR
El papa Pío V pudo pasar a la historia por muchos motivos. Fue el primero en utilizar la sotana blanca; también, un notable inquisidor, famoso por su severidad; puso en marcha efectiva la Contrarreforma; y con el nombre de Catecismo romano, publicó la doctrina del concilio de Trento.
Además, alentó la creación de la Liga Santa, la coalición que, comandada por Juan de Austria –hermanastro de Felipe II–, derrotó a los otomanos en Lepanto; ordenó cubrir los genitales de los protagonistas del Juicio Final de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina; excomulgó a Isabel I de Inglaterra; y expulsó a 45.000 prostitutas de Roma –algún cardenal advirtió de que eran necesarias para que el clero no cayera en la sodomía–.
OTRO PAPA DEVUELVE LA VIDA A LA TAUROMAQUIA
Gregorio XIV tampoco cedió a las presiones. Por fin, Clemente VIII mitiga la bula de Pío V, aunque mantiene la prohibición para los clérigos y para que no se celebren en festivos y domingos.
Los Papas no lograron erradicar los festejos taurinos, muy arraigados en España.
En la Real Maestranza de Sevilla, templo del toreo, hay un palco para los canónigos del cabildo catedralicio.
Uno de ellos, de alta dignidad, solía contar en sus tertulias, que acudía a la plaza, sobre todo cuando toreaba Curro Romero.
«Solo con verle el paseillo, me bastaba», valoraba el clérigo currista, gran aficionado a la Fiesta, en una ciudad que celebra el Domingo de Resurrección con una corrida de toros emblemática en la temporada.
Los toreros y sus cuadrillas suelen ser personas respetuosas con los símbolos religiosos también muy supersticiosos y muchos viajan con un retablo repleto de estampas de vírgenes y cristos a los que profesan mucha devoción.
A la relación de la tauromaquia con la religiosidad le dedica un apartado Carlos Abella en su obra Derecho al toro (vivelibro), cuya primera versión se publicó en 1997, en la que escribe sobre el lenguaje taurino y su influencia en la vida cotidiana.
El biógrafo de Luis Miguel Dominguín cuenta una anécdota sobre el famoso torero muy curiosa.
«Me contó que él hubiera dado un brazo por creer en Dios y que, pese a los intentos de Gregorio López Bravo y de Juan Antonio Vallejo Nájera, que le llevaban de ejercicios espirituales, la cosa se le hacía difícil. Con todo, me reconoció, que cuando llegaba a una plaza de toros entraba en la capilla. No rezaba, pero realizaba un acto de intimidad, de concentración y de última serenidad antes de salir a la arena», relata.
En cualquier caso, cuando toreros y cuadrillas abren el portón para hacer el paseillo la frase más típica que se comparte es Que Dios reparta suerte.
EL CASO DEL CURA-TORERO
Con el hábito y la sotana, Luis Fernando, el sacerdote de Aliseda, un pueblo de Cáceres de menos de 2.000 habitantes, salió a hombros de la ganadería Partido de Resina.
«No recé mucho, me tiré a la piscina. Me hacía ilusión vivir una experiencia y un arte que considero mío con algo que forma parte de mi identidad. Soy sacerdote y así salí a torear»Natural de Coria, «la población con más afición a los toros de Extremadura», era aficionado desde siempre. «Me gustaba torear. Otros curas hacen deporte, practican la fotografía o pintan. Pues yo toreo».
MONSEÑOR BALTAZAR PORRAS
Un día en una audiencia privada , el prelado venezolano le explicó al Papa Francisco qué es eso del toreo. Para un argentino , nada conocedor, el romano pontífice lo escuchó con atención.
Y como lo muestra la foto que ilustra esta nota gracias a Venezuela Taurina, el cardenal no solo predica sino que aplica. Todo expresado con comedimiento y respeto.
Avance Taurino nos trae una nota nunca mejor traída :
Un Cardenal toreando. Se trata de Baltazar Enrique Porras Cardozo nacido en Caracas 10 de octubre de 1944, quien es Arzobispo de la Archidiócesis de Mérida y Cronista Oficial de la ciudad.
El Papa Francisco le eligió el 9 de octubre 2016 como segundo cardenal en función de Venezuela, siendo consagrado como tal el inmediato 19 de noviembre.
Monseñor Cardozo ha compartido su labor pastoral con su afición y pasión por la tauromaquia, con lo que Venezuela cuenta con un Cardenal Taurino. Frecuenta la plaza de toros de su ciudad natal, donde Juan José Padilla le brindó un toro, e incluso se le ha visto en el tendido de la plaza de toros de Las Ventas.
En el inicio de la XLVIII Feria Internacional del Sol, ofició una misa de acción de gracias con motivo del L aniversario de la plaza llamada Román Eduardo Sandia, que se cumple dentro de una semana.
En la Eucaristía, el Cardenal habló de la importancia de una fiesta, de cómo lidiar con las diferencias que existen entre taurinos y anti taurinos y manifestó que desde muy joven reforzó su gusto por las corridas de los toros. Al finalizar la celebración, el Cardenal Porras bajó a la arena y cogió un capote para dar unos lances.
La plaza de toros Monumental de Mérida abrió sus puertas el 10 de diciembre de 1967. La corrida inaugural, anunciada para el día anterior, se tuvo que celebrar al día siguiente, ante torrencial aguacero que cayó sobre la ciudad. El cartel inaugural estuvo conformado César Faraco, Manuel Benítez El Cordobés y Francisco Rivera Paquirri. Se lidiaron un toro de la ganadería de Don Félix Rodríguez y cinco de Achury Viejo de Colombia.
Paquirri cortó la primera oreja que se concedía en esta plaza.
Así que el toreo es historia viva y como dice el Quijote: Con la iglesia hemos topado, Sancho.